Esto no es lo que parece

Esto no es lo que parece

Lo que asoma tras la enésima crisis entre el PSC y el PSOE no es sólo una disputa orgánica, ni una batalla por el control del censo para unas futuras primarias. Lo que Javier Fernández y Miquel Iceta empezarán a discutir esta semana es un profundo debate ideológico sobre la planta territorial de España, sobre naciones histórico-culturales o político-jurídicas y sobre soberanías compartidas y mal entendidas.

Jennifer Tapias

Resolución Política. Comité Federal PSOE, 28 de diciembre de 2015:

Ahí empezó todo, una semana después de las elecciones generales del 20 de diciembre, en una tensa reunión nocturna entre Pedro Sánchez y los barones del PSOE. Cinco borradores se redactaron hasta llegar al párrafo que han leído porque, tras llevar a su partido al peor resultado electoral en democracia, el ex secretario general se resistía a ocupar el banco de la oposición y a que el poder territorial de su partido le limitara la negociación con los independentistas para conquistar La Moncloa.

Diez meses después de aquella tensa cita, el propio Pedro Sánchez ha admitido que se equivocó al aceptar la redacción de aquél texto. Lo dijo ante tres millones de espectadores que siguieron la entrevista que concedió a Jordi Évole un día después de entregar su acta de diputado.Y la confesión no sólo puso de manifiesto que el ya ex secretario general consideraba al independentismo un socio viable para su escalada hacia la Presidencia del gobierno, sino que contaba para ello con la colaboración, entre otros, del PSC de Miquel Iceta, su principal apoyo orgánico en el PSOE.

Así que esto no es lo que parece. Lo que asoma tras la enésima crisis entre el PSC y el PSOE no es sólo una disputa orgánica, ni una batalla por el control del censo para unas futuras primarias. Lo que Javier Fernández y Miquel Iceta empezarán a discutir esta semana no tiene que ver sólo con la presencia y el voto de los socialistas catalanes en los órganos federales. Es mucho más que eso, es un profundo debate ideológico sobre la planta territorial de España, sobre naciones histórico-culturales o político-jurídicas y sobre soberanías compartidas y mal entendidas.

  5c8b2f1f2300005300e7c804

Como suele decir el presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández, en política los conceptos sólo tienen un significado, y el que el PSC pretende dar a la "España plurinacional" que recoge la resolución política de su último congreso tiene unas connotaciones que a medio plazo supondrían una clara fragmentación del Estado y a largo, la conversión de las identidades en fronteras.

Una posición con la que el PSC busca cohabitar en el mismo espacio que en Comú Podem -como anticipó ya su entrada en el Ayuntamiento de Barcelona- y que se aleja de la célebre Declaración de Granada, pero a la que se han sumado algunas otras federaciones del PSOE. Unos por convencimiento y otros por interés orgánico, ahí están también los secretarios generales de Baleares, País Vasco, Castilla y León y Madrid. Muy distinta es la posición de los secretarios generales de Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y Asturias. Y a mitad de camino, entre unos y otros, anda Tximo Puig, secretario general de los socialistas valencianos.

Así es como mientras PP, Ciudadanos y Podemos avanzan en su organización interna y en el papel a jugar por cada uno en la nueva España multipartidista, el PSOE se enreda otra vez en quién es y qué España quiere. Lo que empezó hace meses como una lucha por el poder interno entre "pedristas" y "susanistas" con un secretario general sin proyecto definido de país, ha acabado en un debate ideológico con diferencias cruciales sobre la planta constitucional del Estado.

Javier Fernández prepara ya una propuesta para revisar una relación asimétrica que durante años fue decisiva para las victorias electorales del PSOE, pero que hoy aporta sólo división interna, dos miradas distintas sobre España y pérdida de votos en otras Comunidades Autónomas. El texto, que se someterá a votación en un Comité Federal en diciembre, será un émulo del que vincula a los socialcristianos bávaros de la CSU con los democristianos de la CDU, el partido de Merkel.

Hasta entones los socialistas afrontan esta semana un nuevo trance por más que el PSC busque ahora poner paños calientes al incumplimiento del mandato del Comité Federal para facilitar la investidura de Mariano Rajoy e implore el perdón del que ha sido su partido hermano en los últimos 40 años.

"Perdonar se perdona en La Almudena; en una organización política las decisiones tienen consecuencias". Es la respuesta que llega desde la gestora para quienes desde el socialismo catalán buscan salida a un desencuentro que ya no tiene sólo que ver con el respeto a las reglas del juego democrático, sino con dos visiones políticas muy distintas sobre España.

Iceta viaja hoy a Madrid para entrevistarse con Javier Fernández. Lo hace con voluntad de coser para evitar un divorcio que, en su opinión, daría alas al independentismo. El fin de semana, en una clara exhibición de alianzas orgánicas, se rodeó en unas jornadas sobre federalismo de Patxi López y Francina Armengol, ambos contrarios a la ruptura del protocolo de relaciones que hermanó a ambos partidos en 1978. Y en su cuenta de twitter ha difundido estos días declaraciones públicas de todos los socialistas que han clamado por encontrar una salida acordada como las que se encontraron en anteriores crisis como la ocurrida en tiempos de Zapatero y el tripartito de infausto recuerdo o la que motivó en tiempos de Rubalcaba la ruptura de la disciplina de voto con motivo del derecho a decidir.

Demasiado tarde, a juicio de los actuales inquilinos de la calle Ferraz, donde afrontan la cita con Iceta dispuestos a un diálogo constructivo, pero simétrico. Está todo dicho.