Yonquis del cambio climático
Entrevista con Elizabeth Kolbert.
La periodista Elizabeth Kolbert obtuvo un premio Pulitzer por su libro La sexta extinción. Ahora regresa con Bajo un cielo blanco (Crítica, 2021), donde aborda los mismos temas que le preocupaban en su obra anterior: el medioambiente, el cambio climático, la sostenibilidad y la biodiversidad. En esta nueva investigación, Kolbert relata varios esfuerzos científicos por resolver problemas que los propios humanos han causado.
Aunque parezca absurdo, la ciencia intenta enmendar errores científicos que se cometieron por tratar de enmendar errores humanos. La autora aprovecha una analogía habitual con las drogas para decirnos que vamos directos a la autodestrucción; por mucho que consumamos metadona (adoptar soluciones científicas parciales), el problema real es nuestra adicción a la heroína (los combustibles fósiles). Preguntémosle si aún podemos dejar de ser yonquis de esa droga tan letal que nos aboca al cambio climático.
Su libro arranca con una descripción tan precisa como desagradable de la inmundicia que flota en el río Chicago. A los condones usados se les llama peces blancos de Chicago. ¿Puede hacer algo la tecnología y la ciencia por reemplazar estos residuos?
Hay muchos materiales biodegradables que podrían evitar el uso de plásticos. En cualquier caso, necesitamos empezar a pensar en todo tipo de soluciones con una nueva perspectiva. No podemos sacar los plásticos de la Tierra sin más; necesitamos encontrar la forma de reutilizarlos y de reciclarlos. La mayoría de ellos no se reciclan, aunque nos animen continuamente a tirarlos en contenedores de colores.
El éxito de Primavera Silenciosa de Rachel Carson fue paradójico: su mensaje caló tanto que todos se preocupaban en exceso por los pesticidas y muy poco por la llegada de especies invasoras. ¿El ecologismo actual está cayendo en este tipo de contradicciones?
Es muy difícil predecir las consecuencias de nuestras acciones. Creo que, en general, no hacer cosas es menos dañino que hacerlas. El mensaje del decrecimiento nos indica que necesitamos hacer lo mismo con menos, así que no creo que eso nos lleve a más problemas. Por otra parte, los transgénicos pueden ser ambientalmente menos dañinos que algunas de sus alternativas. Tal y como te acabo de decir: el problema radica en la dificultad de predecir todas las consecuencias de nuestras acciones, de ahí que estemos en el lío en el que estamos.
Hay un capítulo dedicado a la geoingeniería solar: soltar partículas de diamante u otras sustancias a la estratosfera para frenar el calentamiento global. Como objetivo me parece muy loable. En la práctica, me parece descabellado. ¿No tenemos soluciones más realistas?
En el caso del cambio climático, es importante darse cuenta de que ya no hay una solución. Buena parte del calentamiento es inevitable a estas alturas. La clave es tratar de evitar un calentamiento catastrófico y la única forma de hacer eso es parar de usar combustibles fósiles tan rápido como nos sea posible. Creo que casi todo el mundo estará de acuerdo en esto.
Bjorn Lomborg y Michael Shellenberger han publicado recientemente libros donde se nos dice que no hay que preocuparse tanto por el cambio climático. ¿Se lo creen de verdad?
Voy a darles el beneficio de la duda y diré que se lo creen de veras, pero no hace falta decir que hay numerosos intereses económicos encantados de promover a estos autores.
Muchas gracias por concienciar sobre la crisis climática.
Vivimos un momento sin precedentes en la historia del planeta. Creo que es muy importante que la gente se dé cuenta de eso. Las decisiones que tomemos en las próximas décadas afectarán a la vida de la Tierra para siempre, así que hay mucho en juego.