Vientres de alquiler: la perpetuación de la estirpe
Históricamente los hombres han utilizado a las mujeres a su antojo, ensalzando a las que podían serles útiles para conseguir sus propósitos y desterrando al ostracismo a las que podían ponerlos en peligro.
El determinismo biológico consistía en creer que las mujeres eran inferiores a los hombres por su biología entendiendo esta, como su capacidad reproductiva. Determinismo que las feministas se dedicaron a desmontar durante años.
(Gerda Lerder "La creación del Patriarcado"). Esta idea fue fundamental para poder controlar la sexualidad femenina.
Los hombres necesitaban asegurar que su descendencia era realmente suya, de su misma estirpe, para perpetuarse, y encontró en la monogamia la herramienta perfecta para conseguir esta perpetuación. El valor de la mujer como propiedad de un solo hombre se cotizaba al alza.
El hecho de que los hombres no pudieran parir sus propios hijos y tuvieran que fiarse de la palabra de las mujeres ha determinado más la historia de la opresión femenina que las propias capacidades reproductivas de estas.
Actualmente, mediante las pruebas de ADN, un hombre ya puede asegurar que la criatura es biológicamente suya. Aún así continúan queriendo manejar nuestras capacidades reproductivas, porque, entre otras cosas, entran en escena las parejas homosexuales, que si optan por tener descendencia biológica, necesitan una mujer y hombres solteros que desean ser padres sin tener que compartir paternidad con nadie, y también necesitan una mujer.
¿Cuáles son las consecuencias y cómo afectan a las mujeres esta situación?.
Las mujeres, en esta época que vivimos, podemos gestionar nuestra sexualidad y planificar cuándo ser madres mediante la aparición de los anticonceptivos y la legalización, en algunos países de la interrupción del embarazo.
No obstante, el capitalismo, en su conversión al neoliberalismo, y el patriarcado se unen en un juego macabro, cuyo objetivo es seguir utilizando a las mujeres para perpetuar la estirpe de los hombres.
En primer lugar, la precariedad laboral hace que los padres no puedan ayudar a sus hijas a pagar sus estudios. Esta situación, unida a la subida de las tasas y los recortes en las becas, colocan a las estudiantes ante la posibilidad de utilizar sus cuerpo para conseguir màs rápidamente el dinero necesario para abonar el coste de sus estudios. Algunas optan tristemente por la prostitución, otras por una práctica que a priori, las dañará menos, la donación de óvulos. Digo a priori, porque los.efectos secundarios de la donación de óvulos pueden ser peligrosos, entre ello la dificultad en un futuro de poder ser madres . Las empresas que realizan esta actividad lo saben y por eso se publicitan en las mismas universidades, además de colgar unos vídeos promocionales en internet tan maravilloso que hasta a mí me dan ganas de donar mis óvulos, incluso gratis.
Ya tenemos el primer elemento de la ecuación, el siguiente es un útero que geste a la criatura.
De nuevo las mujeres en el centro de los deseos de los hombres.
Volvemos a hablar de la precariedad económica producida por la discriminación laboral, una menor oportunidad de acceder a buenos puestos de trabajo, la conciliación etc, juegan un papel importante. Esta situación se une a un nuevo ensalzamiento de la mujer como elemento fundamental para que algunos hombres puedan conseguir el propósito de ser padres. Vuelve a valorarse la generosidad, la abnegación, la mujer al servicio de la felicidad ajena, de nuevo crece el valor de una mujer, ante la opinión pública, entendiendo este valor como aquello que pueda servir a los hombres a cumplir sus deseos.
Retrocedemos al pasado, porque esta práctica de usurpar las capacidades reproductivas de las mujeres ya se realizaba en el Antiguo Testamento, con el mismo objetivo, perpetuar la estirpe de los hombres, que se ven reflejados en esas criaturas, que son parte de su yo.
Estos hombres no tienen tanto la necesidad de ser padres para cuidar y dar amor a un recién nacido, sino que necesita que sea su criatura, de su misma sangre, no la de otro hombre desconocido.
Esto también afecta a las parejas heterosexuales, ya que la infertilidad crece debido al modo de vida moderno, la contaminación ambiental, la calidad del agua, el estrés, los cambios en la alimentación y sobretodo al retraso de la maternidad.
En España, según la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) el 17% de las parejas tienen problemas de fertilidad porcentaje que va un aumento. Alrededor de 25000 criaturas han nacido por técnicas de reproducción asistid en nuestro país.
Cuando es la mujer la que no tiene posibilidad de gestar se acaba contratando un vientre de alquiler para poder ser padres y madres, porque este negocio presenta un abanico de posibilidades para que sea cual sea la causa que produce la infertilidad estas personas, previo pago puedan elegir incluso, las características genéticas de sus criaturas.
El interés en legalizar esta práctica en España es poder acceder a los vientres de alquiler en países donde se ofrecen tarifas más asequibles y poder así ampliar el negocio de la explotación del cuerpo de la mujeres y el proxenetismo reproductivo.
Para ello se están realizando "sutiles" campañas desde los medios, donde vemos personajes famosos, hombres la gran mayoría, explicando lo maravillosas que son esas madres gestante, su generosidad, su altruismo, que les ha permitido alcanzar la felicidad de obtener una hija o un hijo sangre de su sangre.
El valor reproductivo de las mujeres supeditado a la obtención de los deseos de los hombres de tener descendencia biológica.
Estamos avanzando en círculo, retornando al pasado, porque saben que mientras los hombres sigan teniendo derechos sobre las mujeres, estas no tendrán derechos sobre si mismas.
Con estas premisas, el patriarcado seguirá gozando de excelente salud, que al fin y al cabo es de lo que se trata.