Una aclamada tregua comercial pone el foco en las negociaciones entre China y Estados Unidos
Parece que la tregua comercial entre Estados Unidos y China se vislumbra en el horizonte. Tras más de un año plagado de riesgos e incertidumbre, basados principalmente en esta temida guerra comercial, la cual amenazaba la economía global, parece que ambos países encuentran una vía de entendimiento, mediante la que relajar sus tensiones comerciales.
El libre comercio, ante semejante amenaza, lastró los crecimientos económicos, provocando nuevos reajustes a la baja en casi todo el planeta. La imposición de aranceles por parte de ambas partes, no solo frenó las exportaciones e importaciones en el comercio global, sino que esto derivó en una frenada drástica de los mercados financieros, una paralización de las cadenas de suministro, así como los reajustes en los ritmos de crecimiento de muchas economías.
Reajustes a la baja ante la paralización comercial
Ante un entorno de liberalización de mercado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticaba, para el 2019, crecimientos cercanos al 4,2%. Unos crecimientos que distan mucho de los previstos, nuevamente, por el FMI, los cuales arrojan unos reajustes bastante negativos. Según las nuevas previsiones del organismo, los crecimientos para este año rondarán el 3,5%.
El ritmo de crecimiento del 4,2% pronosticado se debe, principalmente, en el apoyo que hace la economía en uno de sus mayores motores de crecimiento; el comercio global. Ante una paralización de este comercio, de igual forma que se impulsa, la economía se desacelera, llevando, como hemos dicho, los crecimientos a reajustes bajistas, nada buenos para la economía mundial.
La desaceleración económica generalizada que viven muchas economías está acechando una economía global que se muestra impasible ante las actuaciones de los bancos centrales. Los estímulos aplicados cada vez surten menos efecto en los países y la paralización en la actividad económica se ha convertido en uno de los peores agravantes de la situación que vive el planeta.
Ante una tregua comercial entre ambos países, la economía global volvería a contar con uno de los mayores pulmones para el crecimiento, pudiendo revertir la situación y devolviendo la fuerza de crecimiento necesaria para levantar las economías que, hasta ahora, muestran claros signos de agotamiento y desaceleración económica.
La cooperación como vía de crecimiento
Como vimos en las conclusiones que dejaba el Foro de Davos de este año, la cooperación es una de las mejores herramientas para un crecimiento económico sano, inclusivo y sostenible en el largo plazo. Hasta ahora, la lucha por los intereses privados y no los comunitarios, ha estado acechando a la economía global. Los conflictos han generado un pánico en la economía, que ha terminado por agotarla.
Ahora, el posible entendimiento entre China y Estados Unidos, podría devolver a la economía la actividad comercial que necesita para reactivar las economías, pues en el acuerdo de entendimiento, se plantean programas de compra de activos por parte de ambos países para devolver la estabilidad a la actividad comercial internacional. Un acuerdo que, de establecerse, mejoraría, indudablemente, la economía global.
Aunque aún queden obstáculos en el camino y las negociaciones no hayan concluido, el sustancial progreso que se ha dado en las mismas es un motivo para mostrarse optimistas de cara al crecimiento de la economía, pues despejar determinadas incógnitas como la del conflicto comercial entre ambas economías, es una de las mejores noticias para la evolución y el crecimiento económico.
Marzo, un mes clave
Según el periódico The Wall Street Journal, este acuerdo podría materializarse en la cumbre que tendrá lugar el 27 de marzo. Para ello, China se tendría que comprometer a reducir los aranceles a los productos fabricados en los Estados Unidos, incluyendo los productos agrícolas, químicos y los automóviles, a cambio de una reducción en las sanciones impuestas a China desde la capital estadounidense.
Como hemos dicho, cabe recalcar que los dos países impusieron tasas arancelarias entre ellos, mermando así los flujos de exportaciones e importaciones entre respectivos países, frenando la actividad comercial y, con ello, el PIB Mundial. Aunque, como ha anunciado el Portavoz del Parlamento Chino, el acuerdo entre ambas economías sería beneficioso para ambas, dotándolas de mayor crecimiento económico.
En resumen, estamos ante un conflicto que no arroja otra solución mejor que el entendimiento, como hemos dicho, entre las dos economías más poderosas del mundo. Desde Pekin y Washington, las peticiones tratan de beneficiar a ambas economías. Sin embargo, ya existen nexos comunes que actúan como vías de entendimiento para devolver la estabilidad al comercio global. El cual, como hemos dicho, representa uno de los mayores motores de crecimiento de la economía mundial.
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