Un experto en enfermedades infecciosas señala el lugar de los autobuses que deberías evitar a toda costa
Ahí el riesgo es más elevado.
Es uno de los lugares que muchas personas temen: el transporte público en hora punta en plena segunda ola. Por eso, El País ha llevado a varios expertos al metro y al autobús, para que comprobasen hasta qué punto es arriesgado. La conclusión es clara: por lo general se cumplen bien las normas, aunque se necesitan más dispensadores de gel y una rectitud todavía mayor.
En cualquier caso, Joaquín López-Contreras, responsable de la unidad de enfermedades infecciosas del Hospital de Sant Pau, subraya que el riesgo cero únicamente es posible si nos desplazamos solos. Por eso, él intenta utilizar siempre la bicicleta.
El experto ha señalado, además, un lugar especialmente complicado de los autobuses que se debería evitar siempre que sea posible: los asientos que están enfrentados, porque las personas viajan cara a cara con una distancia entre localidades mínima. Por eso, el riesgo de recibir gotículas de un infectado es más elevada.
Rafael Máñez, jefe del servicio de cuidados intensivos del Hospital de Bellvitge, apoya esa tesis y llama a evitar esos asientos tanto en autobuses como en trenes. Es más, llama a que las administraciones bloqueen uno de los lados o a que intercalen plazas para evitar que los pasajeros estén frente a frente.
Además, va más allá y subraya que, en el caso de los trenes, lo más seguro es que los baños habilitados en los vagones estuvieran fuera de servicio. Y todavía más: apela a los ciudadanos para que no coman ni beban en los transportes públicos y, si lo hacen, se coloquen la mascarilla entre sorbo y sorbo porque, así, el riesgo es mínimo.