Un bar echa a un grupo de curas por creer que se habían disfrazado para una despedida de soltero

Un bar echa a un grupo de curas por creer que se habían disfrazado para una despedida de soltero

Ocurrió en un local de Cardiff (Reino Unido), donde los seminaristas iban a celebrar la ordenación de uno de ellos.

El reverendo Robert James, bebiendo en 'The City Arms', el pub escenario de la polémica.THE CITY ARMS / TWITTER

Esta es la historia de una divertida confusión que se ha convertido en la historia más comentada del día en Reino Unido.

Un grupo de siete seminaristas de la ciudad de Cardiff entró el pasado sábado en un pub para tomar una copa. Sin embargo, el dueño del bar los acabó echando a todos, porque al verlos con sus ropas religiosas pensó que, en realidad, era una pandilla de amigos de despedida de soltero. Antes de que se la liaran entre pinta y pinta, decidió expulsarlos. El problema es que no, no había disfraz, sino uniforme de trabajo de lo más real.

La noticia la ha avanzado el diario británico The Telegraph; sus reporteros han hablado con el padre Michael Doyle, uno de los curas, que ha explicado que lo que pretendían, más allá de pasar un buen rato entre amigos tomando algo, era celebrar precisamente la ordenación como sacerdote de uno de ellos. El City Arms -que es como se llama el bar- es uno de sus sitios preferidos de la ciudad, de ahí su elección.

El diario relata que el grupo entró con sotana y alzacuellos, y fue entonces cuando el dueño les informó de que debían irse porque "tenían una política de no dejar entrar vestidos de fiestas de disfraces o despedidas de soltero".

Cuando los seminaristas ya se iban a marchar del local, el gerente del bar, Matt Morgan, les miró de nuevo y les preguntó: "El traje es de verdad, ¿no?". Y ahí quedó todo, en la anécdota.

Bueno, no todo, porque por supuesto los hosteleros pidieron disculpas a sus clientes y, al final, el grupo se quedó toda la tarde en el City Arms, charlando amigablemente. "No es algo de todos los días que un grupo de curas beban en tu bar, serán bienvenidos siempre que quieran volver", añadió el gerente en sus declaraciones al Telegraph. En Twitter quedó constancia de su buen rollo final.

Ahora, a tenerlo en cuenta: a veces el hábito no hace al monje... ¡pero en ocasiones sí!

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