Tu casa puede convertirse en un taller de reutilización

Tu casa puede convertirse en un taller de reutilización

Solo necesitas tus manos y mucha imaginación.

Getty Images/Dorling Kindersley

No, por favor. Que no dejen de leer este artículo aquellas personas que enseguida asocian taller con apañar un espacio en casa, que seguramente no tienen, para montar una mesa de trabajo y dotarla de herramientas y otros utensilios. ¡Qué va! A veces bastan las manos y, claro, la imaginación para darle nueva vida a aquello que iba directo a los contenedores correspondientes o a un punto limpio.

Redes sociales, revistas, tiendas y casas de amigos y familiares se convierten a menudo en escaparates de objetos, a veces forzando lo vintage, chic, hipster (perdonen los anglicismos) o muy rural, a partir de materiales en desuso o directamente desechados.

Este artículo trata de ir a la raíz de lo sencillo y lo práctico en cuanto a reutilización hogareña se refiere. Algunas aportaciones sonarán muy obvias y otras cercanas a esa complejidad alambicada, pero todas pretenden que, a partir de cosas en desuso habituales en nuestras casas, renazcan otras para su nuevo uso y disfrute.

LA CAMISETA DE TRAPO

Sí, todo un clásico que no conviene olvidar. Las camisetas que acaban en el fondo del armario, arrinconadas y con pocos visos de volver a colgar de nuestros hombros, tienen la posibilidad de una segunda vida. Primero, si no están deterioradas, deben entrar en algún circuito de ropa de segunda mano; y, segundo, si jirones y manchas perecederas hacen imposible este destino, queda convertirlas en trapos de cocina o para quitar el polvo. El tiempo y la imaginación permitirán añadirles un colgante o asa o coser trozos de diferentes colores procedentes de varias camisetas.

TODAVÍA NOS QUEDA MUCHO PAPEL

La vía digital ha eliminado mucho papel de los hogares y oficinas, pero su peso como desecho sigue siendo importante. No habría ni que recordar que hay que usar los folios por ambas caras ni que el papel de regalo es fácilmente reutilizable, aunque lo hacemos para asentar la idea. O que el papel que protege la barra de pan en la panadería puede servir para envolver un futuro bocadillo.

A partir de aquí aparecen opciones de lo más variadas como forrar libros y cuadernos, usar páginas de revistas y/o tebeos para confeccionar monederos o tarjeteros, cortar papeles en tiras para camas de gatos o utilizar los de periódicos para la limpieza de cristales. Un paso más avanzado es el tejido de innumerables objetos a partir de tiras de papel enrollado.

LA CESTA DE PLÁSTICO

Otra obviedad que no cuesta recordar: si, en contra de nuestra voluntad, nos encontramos con que nos meten la compra en una bolsa de plástico, lo siguiente es reutilizarla para el mismo cometido y aprender a decir no al tendero. ¿Recuerdan el bocadillo envuelto en papel del caso anterior? Pues si no queremos que, por ejemplo, manche con grasas y otros restos de comida los libros de la mochila del peque, se meten en otras bolsas reutilizadas (las de pan de molde o de hamburguesas y perritos son ideales).

Hay infinidad de bolsas o envoltorios de plástico transparentes (de manuales, componentes electrónicos, camisas...) que sirven para que coleccionistas de todo tipo guarden y protejan monedas, sellos, revistas, juguetes, figuras... Y si nos ponemos en plan muy creativos, como con el papel, también se puedee practicar el tejido de bolsos y hasta prendas de vestir con tiras de plástico enrolladas.

LA DOBLE VIDA DE BOTELLAS DE PLÁSTICO, LATAS Y BRIKS

Innumerables son las formas de reutilizar estos envases. Es muy fácil convertirlos en macetas, floreros, portalápices (o pinceles, material de costura, cubiertos de cocina, herramientas...), comederos/bebederos de aves (entre otros animales) y portavelas.

De nuevo, la imaginación, la destreza y la disponibilidad de tiempo ayudan a que se llegue a confeccionar lámparas, farolillos, ceniceros, juguetes y variados objetos de decoración. Se ven incluso miniparrillas improvisadas con la base abierta de una lata de aluminio.

CASAS DE CARTÓN

Si una botella de plástico o un brik sirven de maceteros; una huevera puede ser útil como un semillero, pero también un envase de yogur, las bandejas de plástico con las que sirven muchos alimentos frescos y hasta un canuto del papel higiénico.

Aparte de las muchas utilidades que tienen los canutos de papel higiénico y de cocina (la gran mayoría en torno a juguetes, juegos y decoración), idéntico destino aparece para la enorme variedad de cajas de cartón que entran en los hogares (calzado, alimentos, mobiliario...). Se consiguen desde sencillas papeleras hasta, forradas de forma decorativa (aquí también sirve el papel de regalo usado), envases para regalo o para guardar innumerables utensilios. Hasta los embalajes de cartón de frigoríficos y lavadoras se pueden convertir en divertidas casas de jardín para peques.

UNA SARTÉN HECHA CUADRO

¿Dónde tiro una sartén? Mientras te decides y te soplamos que lo ideal es el punto limpio más cercano, piensa que un reloj o un cuadro forman parte a veces de su segunda vida, siempre dependiendo de la habilidad de cada cual. Sin salir de la cocina, de nuevo los maceteros son inmejorables reencarnaciones de cacerolas y ollas que ya no dan para cocidos ni hervidos.

Baterías, vajillas y cuberterías ofrecen tantas posibilidades de reutilización como formas presentan cazos, platos, tazas, vasos o cucharas. Hay algunos cuyas opciones de reutilización son múltiples, por ejemplo, un viejo rallador que recupera vigor como lámpara o porta objetos de los más diversos.

MÚSICA DECORATIVA

Seguimos con un poco de música. Mejor dicho, con su soporte. En este caso se combina lo funcional con lo decorativo para dar salida a las decenas, sino cientos, de cintas de casete o de vídeo en VHS que aún andan por casa y que tan complicado resulta su reciclado.

No nos olvidamos de los relojes de pared, topes para libros en estanterías y bolsos que se pueden hacer con los vinilos, pero nos decantamos por los "muros" de casetes y cintas VHS. Bien alineados o bien combinados los colores, se fijan a superficies de cartón o madera para construir cabeceros de cama o frentes de paredes o armarios que permitan esta decoración.

No solo las carcasas, sino también las cintas magnéticas de estos soportes musicales extienden la creatividad hasta límites insospechados.

UN POCO DE AQUÍ Y DE ALLÍ

Por último, rematamos el taller de reutilización casero con objetos de muy variada composición y procedencia. Por ejemplo, está todo lo que da de sí cada uno de los componente de una bicicleta y que en el blog de BiciCiudad se encargan de desmenuzar. La cámara de los neumáticos se reutiliza dentro del cuerpo de la propia bici y, ya en plan manitas, para elaborar bolsos, carteras, cinturones o monederos. Otros que acaban en bolsos a base de costura creativa, además de en riñoneras, delantales y brazaletes, son los pantalones vaqueros.

Aunque no vamos a hablar de palets que se convierten en camas o sofás, porque, de partida, aquellos no se encuentran en las casas, si lo están muebles que por moda o deterioro dejan de servirnos y gustarnos. Si hay todo un mundo de la recuperación y la reutilización, ese es el que se encarga de devolverle lustre y actualidad a cajoneras, sillas, mesillas o estanterías.

Y de lo grande a lo diminuto: ¿dónde está la goma o tira de plástico original que prendía el cable de cualquier aparato electrónico y digital y se necesita ahora? Si no se guardó, hay bolsas de cereales, galletas y pan de molde que se rematan también con esas tiras y que son inmejorables para volver a prender cables de dispositivos móviles o para que los de los ordenadores no estén tan desparramados.

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Mila Fernández es redactora de LIFE en 'El HuffPost' y editora de branded content. Antes, fue redactora de estilo de vida y gente en revistas femeninas —AR, LOVE y SMODA—, dirigió la revista Turismo Rural y trabajó delante del micro en Radio España. Puedes contactar con ella en mila.fernandez@huffpost.es