Transformación digital, renovarse o morir
"No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio". Charles Darwin explicaba con estas palabras cómo dentro de la evolución, las especies con mayor poder de adaptación son las que logran sobrevivir y con ello encontrar su lugar dentro, de un cada vez, más cambiante statu quo.
159 años después de la teoría de evolución por selección natural, el espíritu de la evolución sigue más vivo que nunca. Ahora, no son las especies las que corren el riesgo de extinción sino las empresas y las personas en frente a una de las trasformaciones más importantes de nuestros tiempos.
Lo llaman la transformación digital pero lo cierto es que sus consecuencias van más allá de la desaparición de lo analógico, ya que, su contenido se basa en una nueva forma de entender la sociedad.
Los millenial, la primera generación nacida bajo este nuevo enfoque, han sido los primeros en sufrir sus consecuencias. Posiblemente la palabra inmediatez, sea la que define no solo a la transformación que estamos viviendo sino también a la generación que la está liderando. El éxito, es cuestión de segundos y se basa en el número de like que pueda tener una publicación en las redes sociales. Las dopaminas, las mismas sustancias que se asocian al consumo de alcohol y drogas se encuentran detrás de la adicción a las redes sociales y con ello todo lo que las rodea.
Winston Churchill decía que "el éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin desesperarse". El no estar preparados para el fracaso es una de las características de la transformación digital y de los millenial. Nadie nos ha enseñado superar los errores de la era digital, es por ello por lo que muchas veces buscamos la forma más fácil y no la más correcta de hacer las cosas. Lo que nos lleva a cometer más errores y con ello exponernos más a las consecuencias de la digitalización de nuestros días.
Los pesimistas afirman que la transformación digital será responsable de la automatización de muchos trabajos y, por consiguiente, de la destrucción masiva de empleo. Los optimistas, en cambio, aseguran que el cambio fomentará la creación de nuevas ocupaciones, muchas de ellas todavía inexistentes. Lo cierto es que en lo único que están de acuerdo ambos grupos es que nos encontramos inmersos en una de las mayores transformaciones hasta nuestros días.
Si miramos las empresas que lideran el mundo, todas de una forma u otra, están conectadas con la transformación digital; Google, Apple, Amazon, Testa, Uber, Facebook, son algunos ejemplos, es por eso que no nos tiene por qué extrañar que los próximos casos de espionaje o escándalos sobre la privacidad de datos tengan que ver con nuestra vida en el mundo digital. Al reciente caso de la filtración de datos por parte de Cambridge Analytica, se suman a otros del pasado próximo relacionados con hackers e intereses políticos de las principales económicas mundiales.
El mundo digital ha unido la vida privada de las personas con la globalización. Desaparecen las fronteras, no solo las terrestres sino otras hasta la fecha imposibles de romper, relacionadas con la toma decisiones de las personas. Gracias a la huella que dejamos en cada uno de los minutos que pasamos conectados, las empresas pueden ofrecernos más y mejores servicios enfocados directamente a nuestras necesidades. A la vez, toda esa información sobre nuestros hábitos se estudia en detalle para saber interpretar mejor qué tipo de mensajes nos tienen que dar para llegar a influenciarnos y con ello activar nuestro botón de compra.
Es en este momento donde las habilidades humanas toman mayor fuera, todo aquello que no pueda ser digitalizado o automatizado se convierte en algo excepcionalmente valioso. La creatividad, la intuición, la ética, el poder de perseverancia, la motivación, o la capacidad de relacionarse serán algunas de las más valoradas.
Es inevitable formar parte de la transformación, negarla seria estar desconectado de la realidad. Lo cierto es que depende de nosotros cambiar nuestra opinión, pero siempre conservando nuestros principios, cambiar nuestro camino pero siempre manteniendo nuestro destino.