Tenía claro que no iba a besar a su cita de 'First Dates' en la primera noche... hasta que la vio entrar y enloqueció
"Bufff, es una chica guapísima,... no me puedo creer que alguien así sea mi cita"
Sandra, una gaditana cosmopolita de 27 años de lo más formal, tímida y alegre, tenía claro que en esta primera noche no quería besar a nadie: "Eso se deja para la segunda o tercera cita".
La chica buscaba a otra mujer "no muy distinta" a ella, que combinara chispa y seriedad a partes iguales. Y con este guión perfectamente estudiado se plantó en la barra deFirst Dates, combinado en mano.
Entonces apareció Brenda, una venezolana de 23 años afincada en Sevilla que, nada más cruzar la puerta, deslumbró a Sandra y tiró por tierra sus perfectamente calculadas previsiones: "Bufff, es una chica guapísima", exclamó Sandra cuando Matías le preguntó si le gustaba.
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"No me podía creer que alguien así fuera mi cita", reveló la joven.
El impacto que la gaditana provocó sobre Brenda tampoco se quedó atrás: "Me gustó, es muy linda", afirmó la venezolana, quien reveló que jamás había estado "con una española, pero me atraen mucho... y más las andaluzas".
La primera impresión no podía haber empezado mejor y Sandra no tardó demasiado en hacérselo ver a Brenda con una indirecta de lo más directa:
"Me salió natural", reconoció ante la cámara Brenda, quien alabó la apariencia de persona "centrada" que le provocó Sandra.
La gaditana, por su parte, le correspondía asegurando que, además del impacto que le había provocado el deslumbrante físico de Brenda, le había ganado "su personalidad": "Se ve una chica fuerte pese a su corta edad. Y tiene las cosas muy claras", afirmó.
Así que, pasito a pasito, la pareja se fue acercando hasta el gran momento. Y las bolas de los deseos fueron la chispa que necesitaban. Así que, pese a que Sandra había dejado claro que no iba a besar a nadie esa noche, no se pudo resistir y, tras un inocente beso de gnomo, terminó besando de manera apasionada a la venezolana: "Bueno, siempre hay una excepción", aseguró.
La sentencia final no deparó sorpresas. Ambas se dieron un sí monumental y se fueron a casa juntas y más felices que dos perdices.
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