Tanto vendes, tanto vales
Para saber venderse supongo que lo más importante es la actitud. Y digo "supongo" porque no se me da nada bien el tema. Me parece que somos unos cuantos los que no logramos sacar el máximo beneficio de nuestro mucho o escaso talento. Y es que, en definitiva, lo importante no es lo que se tiene sino cómo y por cuánto se vende. Aclarado el primer paso de esta, mi Teoría de la práctica para venderse, procedamos a analizar qué podemos vender. Es decir, observémonos con detenimiento y sin compasión. Durante este proceso tal vez tengamos la ligera sensación de que somos uno de esos objetos que acumulan polvo en nuestra casa y que guardamos pensando que, algún día, si les damos brillo, podrían sacarnos de un apuro económico. Efectivamente, eso es lo que somos. Con la diferencia de que nosotros consumimos, así que, vayamos al grano.
Si carecemos totalmente de talento, sería muy útil contar con suficientes fondos para invertir en nuestra campaña y/o ser un vendehúmos profesional de nacimiento. Si este es vuestro caso, no necesitáis mis consejos (yo sí podría hacer uso de los vuestros, luego hablamos). Toca centrarse en los que se encuentran tan perdidos como yo en esto de las estrategias comerciales para vender el propio ser. Algunos se lo tomarán a risa, pero la cosa es seria. Tan seria que, especializarse o no en la venta de uno mismo a temprana edad puede marcar una gran diferencia: la de ser un miserable perdedor y tener una agónica existencia, o vivir con desahogo y encarnar la perfumada envidia de nuestros congéneres.
En el photocall de la vida uno no sólo puede sino que debe saltarse el dress code, como hacen las estrellas más cotizadas, por lo menos en una ocasión. Es una manera de demostrar que poco nos importa el qué dirán y que la aprobación de los demás no va con nuestra firme autoestima (en realidad es la base de la socorrida estrategia "que hablen de mí, aunque sea mal"). Este es uno de los requisitos al que tenemos que estar dispuestos para optar a vender un trocito de nuestra alma a un precio digno. Huelga decir que en el caso de ir sobrado de talento deslumbrante (el tipo de talento con más beneficio), no es necesario el paso de hacer el ridículo a toda costa con tal de llamar la atención.
Llegados a este punto estaremos listos para iniciar nuestro camino a la gloria. Pero antes de adentrarnos en este estadio, compañeros de talento mate, debemos prepararnos para el caos y la destrucción. Pero no temáis, sobrevivir significa obtener la luz de la resurrección. Y si son ciertos los rumores, el renacimiento puntúa doble. Sólo entonces, aunque una sensación de irrealidad nos invada, habremos trascendido y será el momento de levitar.