!Ta-chán!
No soy nacionalista, soy periférico. La perspectiva me da otra visión. La distancia necesaria que se requiere también contiene un cierto e inevitable olvido. La distancia en línea recta entre un punto "A" y un punto "B" debería ser la misma, pero no lo es en este caso.
Rajoy ha sido capaz de crear legiones de nuevos independentistas a la vez que obtenía menos representación de su partido en Cataluña. Su inmovilismo define su torpeza. Por el lado independentista se pretende salir de casa con un solo pie, obviando al otro miembro. Se fractura a sí misma sin poder avanzar.
La falta de imaginación para resolver un problema político, sustituida por actuaciones desmesuradas por los dos lados, ha enconado el conflicto cuyo vértice desemboca en una solución judicial. Es un fracaso mayúsculo de las clases políticas de este país.
La ciudadanía no lleva las riendas de las políticas, lo hacen las manos de los "cobardes incompetentes". Las manipulaciones sirven de cortinas de humo tóxico, no dejando ver con claridad una carrera de zombis soberanistas e independentistas. La certera torpeza de un corredor mutilado. La nariz rota contra el suelo como futuro.