Suella Braverman, ministra de Interior británica, dimite y agrava más la crisis de gobierno de Liz Truss
Llevaba mes y medio en el cargo, como la cada vez más discutida primera ministra. En su escaso tiempo, protagonizó una sonada polémica por "soñar" con deportar migrantes a Ruanda.
La crisis de Gobierno de Liz Truss no deja de agravarse. Este miércoles ha dimitido la ministra británica de Interior, Suella Braverman, después de mes y medio en el cargo, el mismo tiempo que la primera ministra, como ha adelantado este miércoles la BBC.
La renuncia se produce entre crecientes presiones dentro del Partido Conservador para que Truss abandone Downing Street, ante la tormenta financiera y el desplome en las encuestas que provocó su masivo recorte de impuestos, que se vio forzada a retirar.
Braverman ha comunicado su decisión con una carta difundida en su Twitter en la que aclara que es aparte de la indudable tormenta política en las filas conservadoras. No obstante, la política muestra su “preocupación por la dirección de este Gobierno”, con duras críticas por “incumplir” las promesas a “nuestros votantes” y los principios fundamentales del Ejecutivo. Entre ellas, cita reducir el número de inmigrantes llegados al país y prohibir la entrada de ilegales.
La ya exministra ha calificado su salida de una decisión personal por una “infracción”: enviar desde su correo electrónico personal “parte de un compromiso político” sobre migración a otro parlamentario. Aunque ha detallado que el destinatario del correo electrónico era un parlamentario de “confianza”, la forma en la que esta información ha sido transferida “constituye una infracción técnica de las normas”.
En la misiva hay un mensaje final deseando suerte a su sucesor, que poco después se ha sabido que es Grant Shapps, quien ya fue titular de Transportes con Johnson. En las primarias tories, Shapps apoyó a Rishi Sunak y no ha ocultado sus críticas por los vaivenes de Truss.
Su “sueño” de deportar migrantes a Ruanda
En sus escasas seis semanas como ministra, a Braverman le ha dado tiempo de sobra para protagonizar alguna sonada polémica, relacionada precisamente con sus durísimos posicionamientos en materia de inmigración. A principios de octubre aseguró que su “sueño”, su “obsesión” era ver cómo un avión deportaba hacia Ruanda a los migrantes que solicitaban asilo en Reino Unido, recuperando la polémica (otra más) que se vivió en el último periodo de Boris Johnson.
“Me encantaría tener una portada del The Telegraph con un avión despegando a Ruanda, ese es mi sueño, esa es mi obsesión”, apuntó la ministra, de ascendencia india y keniana, en una intervención ante el Partido Conservador en la que llamaba a tomar medidas más duras contra la inmigración irregular. De ella y ese mismo día, Truss dijo que era “brillante”.
Ahora con un problema más sobre la mesa, la premier se defiende y promete seguir en el cargo, porque es una “luchadora” y no alguien que “abandona”, en una retórica similar a la que empleó Boris Johnson hasta instantes antes de su renuncia. Un adiós que podría no ser definitivo, ya que una reciente encuesta de YouGov sitúa al particular político británico como favorito para suceder a quien fue su sucesora.