Su familia y las Islas Caimán
Hay asuntos que, a pesar de que nos indignen, nos resultan remotos. Tanto en su impacto sobre nuestras vidas como en lo que está a nuestro alcance para cambiarlos. La actividad pirata de los paraísos fiscales es uno de ellos. Sus nombres tienen un punto de exotismo isleño, aunque algunos están tan cerca como Holanda. Nos hablan de la "arquitectura fiscal internacional", de "ingeniería tributaria", términos incomprensibles hasta para arquitectos e ingenieros.
Sin embargo, su impacto sobre nuestras vidas es notorio. Intuyo que su familia habrá sentido los recortes en salud, en educación, en inversiones públicas: listas de espera más largas, masificación, servicios que quedan fuera de la gratuidad y tantos otros. Por otro lado, dudo que se haya encontrado con algún ahorro significativo en los impuestos que paga. Al contrario. Ni en el IRPF, con reformas menores que apenas avanzan en progresividad, ni desde luego en el IVA que no hace más que aumentar.
Pues bien, todo esto tiene directamente que ver con esas cuevas de corsarios, los paraísos fiscales, usados cada día más y mejor por quienes pueden hacerlo: muchas grandes empresas y fortunas. Aunque se alzan voces regulatorias en la arena internacional para contenerlos, la avaricia montada a caballo de la tecnología, va mucho más rápido.
En lo que va de milenio el dinero que se fue de paradisiacas vacaciones pagadas se multiplicó por cuatro, un ritmo mucho más rápido que el crecimiento del PIB mundial. España figura a la cabeza y ya uno de cada cuatro euros de inversión, se destina a estos lugares donde nada se construye ni se produce ni se transforma, solo se evapora. La ley de la entropía según Alí Babá.
La consecuencia sobre la recaudación es doble. Por un lado, se recauda menos, por otro quienes pagan son las familias. En diez años, hasta 2016, el esfuerzo fiscal de las familias ha subido diez puntos, hasta el 83% de los ingresos fiscales. Entre 2007 y 2016, crisis y recuperación para algunos, el IRPF recuperó su nivel, el IVA despuntó un 12 % y el impuesto de sociedades se derrumbó un 51 %, más de 20.000 millones de euros anuales de caída. Conclusión, hacienda recauda un 7 % menos que antes de la crisis. Usted y yo pagamos más. Las PYMES también, su tributación efectiva triplica la de las grandes empresas.
Son los grandes grupos empresariales quienes han logrado reducir, posponer, matizar, use el verbo que quiera, su contribución. ¿Cómo? Como la mayoría de las grandes empresas multinacionales del globo, usando los paraísos fiscales a modo de refugio permanente, o paso temporal de sus inversiones y repatriaciones de beneficios.
La cosa se vuelve dramática cuando pensamos en la población vulnerable. Aquí es la más afectada por los recortes y siguen soportando el IVA aunque su empleo precario les aleje del IRPF. En los países empobrecidos el efecto de la evasión y elusión de impuestos vía paraísos fiscales es sencillamente devastador. Millones de niñas y niños tendrían acceso a la salud y la educación, algunos salvarían sus vidas, si se cerrara el acceso de quienes tienen poder a ese sumidero de recursos.
Y sí, podemos exigir a los gobiernos que sean mucho más duros en su legislación para evitar el uso de los paraísos. A las administraciones que penalicen en las compras públicas a las empresas que tienen filiales en paraísos fiscales y a las propias empresas que deshagan su entramado de elusión.
¿A que usted no se ha planteado viajar con su familia a las Islas Caimán? Pues bien, algunos sí lo hacen, aunque es usted, todos nosotros, quienes les pagamos el viaje.