Siete datos que demuestran cómo se ha agravado la crisis climática esta década
Desde el deshielo de los polos hasta unos incendios de récord. Las consecuencias del calentamiento global —causado por los humanos— ya están aquí.
En palabras de la activista por el clima de 16 años Greta Thunberg, “la gente ya está sufriendo y muriendo por la emergencia climática y ecológica, y esto irá a peor”.
En la pasada década, se han agravado la crisis climática y sus consecuencias fatales, ha subido la temperatura en todo el planeta, se han derretido glaciares, ha subido el nivel del mar y ha habido huracanes, inundaciones e incendios de récord que han devastado terrenos en todo el mundo.
La Organización de Naciones Unidas ha publicado numerosos informes que detallan la creciente emergencia del calentamiento global causado por el ser humano y piden a los líderes mundiales que tomen medidas radicales para revertir la catástrofe.
Aquí van siete cifras que muestran lo aciaga que se ha vuelto la situación climática esta década:
A nivel mundial, desde 2014 hasta 2018 se han registrado temperaturas récord. Los informes de la NASA, de National Oceanic y de la Administración Atmosférica señalan a 2016 como el año más cálido registrado, seguido de 2017, 2015, 2018 y 2014.
Estas temperaturas pico llegan después de décadas de calentamiento global. Las temperaturas más altas van asociadas a una serie de peligrosos desastres naturales —entre ellos, inundaciones extremas, huracanes y trágicos incendios— y muertes. Solo desde 2016, ha desaparecido más del 50% de los arrecifes de coral de la Gran Barrera de Coral de Australia. Y los humanos no están muy lejos: un estudio publicado en enero reveló que más de un cuarto de millón de personas pueden morir cada año como consecuencia de la crisis climática en las próximas décadas.
Aunque los informes de 2019 no se publicarán hasta principios de 2020, este año ya se han batido varios récords. Junio, julio y septiembre fueron, respectivamente, los meses más cálidos jamás registrados en la Tierra.
Cuatro de los cinco mayores incendios de la historia de California ocurrieron esta década
Los incendios han ido empeorando cada año en California (EE UU), ya que las altas temperaturas y la sequía se combinan con fuertes vientos y dan lugar a una temporada de incendios más larga y destructiva. Los científicos relacionan estos fuegos con la crisis climática.
De los cinco mayores fuegos que ha habido en el estado de California, cuatro han ocurrido en esta década. Es más, siete de los diez incendios más dañinos en California se han producido desde 2015 y el más mortífero de la historia del estado tuvo lugar en 2018: el Camp fire, que mató a 85 personas y quemó casi toda la ciudad de Paradise.
“Llevo más de 30 años trabajando en el servicio contra incendios, y estoy horrorizado por lo que he visto”, declaró Jerry Fernandez a la edición estadounidense del HuffPost en octubre de 2017 durante unos incendios que mataron a 22 personas y convirtieron las casas de Santa Rosa en ceniza.
Seis huracanes de categoría 5 en la región atlántica durante los últimos cuatro años
La comunidad científica lleva tiempo advirtiendo de que la crisis climática provocada por la mano del hombre influye en los desastres naturales. Los científicos consideran que el cambio climático ha incrementado, con mucha probabilidad, la intensidad de los huracanes, especialmente en la región del Atlántico norte, aunque no la frecuencia de las tormentas.
Cuando el huracán Dorian golpeó el norte de las Bahamas a principios de este año como tormenta de Categoría 5, diezmó comunidades enteras e inundó el 70% de Grand Bahama, una isla de unas 50.000 personas. También se convirtió en el sexto huracán de Categoría 5 en la región Atlántica en los últimos cuatro años, junto con los huracanes de récord Lorenzo en septiembre; Michael en 2018; Irma y Maria en 2017, que mataron a miles de personas; y el huracán Matthew en 2016, uno de los más fuertes y duraderos registrados.
Los huracanes de Categoría 5 no son los únicos que siembran el caos. El huracán Harvey, que tocó tierra en 2017 con Categoría 4, batió el récord continental de precipitaciones y mató a más de 80 personas. Los científicos afirman que la crisis climática empeoró el temporal; concretamente la tormenta fue al menos un 15% más fuerte debido al calentamiento global.
La década de los 2000 también registró un buen número de tormentas de Categoría 5, entre ellas el huracán Katrina en 2005. No obstante, en esta última década los huracanes de Categoría 5 han sido más consecutivos: cada uno de los cuatro últimos años han tenido tormentas de magnitudes catastróficas.
Las capas de hielo se están fundiendo y los glaciares están retrocediendo a un ritmo “sin precedentes”, según un informe de 2019 publicado por la ONU. Esta reducción generalizada de la criósfera ha propiciado que afloren trozos de tierra que llevaban milenios cubiertos de hielo. Al mismo tiempo, el nivel del mar está subiendo cada vez más rápido a medida que se derrite el hielo.
Desde 1979 —cuando surgieron las fotografías por satélite— la capa de hielo del océano Ártico, evaluada cada mes de septiembre, se ha reducido a un ritmo del 13% cada década, advierte el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC). A finales de este verano, el Ártico alcanzó su segundo mínimo histórico en volumen de hielo desde que existen registros, señala la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
En agosto, los altos funcionarios de Islandia celebraron el primer funeral en honor a un glaciar muerto.
Los investigadores del IPCC han advertido que las comunidades costeras son las más vulnerables ante “amenazas climáticas como ciclones tropicales, subidas extremas del nivel del mar, olas de calor marinas, fusión de hielo marino y del permafrost”. Actualmente hay unas 680 millones de personas viviendo en áreas susceptibles de dichos peligros y Naciones Unidas apunta que, por lo general, estas comunidades son las menos preparadas para afrontar la crisis climática.
Inundaciones que antes tenían un 0,1% de probabilidades de producirse se han convertido en algo frecuente
Cuanto más calor hay retenido en la atmósfera, más lluvias torrenciales se producen y, por tanto, más inundaciones. Pero no solo inundaciones, también torrentes tan grandes que antes se pensaba que sucedían cada mil años, lo que ha hecho que la comunidad científica reconsidere cómo denominar estos sucesos cada vez más frecuentes.
Las inundaciones provocadas por el huracán Harvey fueron uno de esos sucesos que tienen lugar, en teoría, cada mil años, por lo que solo había un 0,1% de probabilidades de que ocurrieran en 2017, según los datos registrados a lo largo del siglo a partir de los que trabajan los científicos.
La probabilidad de que se produjera semejante inundación hizo que mucha gente se preguntara cuántas inundaciones de las que suceden “cada 1000 años” habían tenido lugar recientemente. En 2016, cuando Estados Unidos sufrió cinco de esas inundaciones en un mismo año, los expertos se preguntaron en qué medida el calentamiento global había vuelto completamente inútiles sus modelos de predicción.
“Es posible que ya hayamos cambiado tanto el clima que las probabilidades de nuestros modelos se hayan invertido”, escribió entonces Scott Weaver, experto climático de la Environmental Defense Fund.
Los estudios realizados a comienzos de la década predecían más o menos este fenómeno. En 2012, investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y de la Universidad de Princeton calcularon que para 2100, inundaciones que suceden cada 100 años empezarían a producirse cada 20 años (o incluso cada 3 años).
Un análisis realizado por la edición estadounidense del HuffPost sobre los desastres que más pérdidas económicas han provocado este año entre sequías, inundaciones, tormentas, ciclones e incendios ofrece un panorama poco alentador sobre el gasto económico que debe afrontar un país para retomar la normalidad.
En los últimos 10 años, Estados Unidos ha sufrido al menos 115 desastres climáticos con pérdidas materiales de más de 1000 millones de dólares cada uno, según datos de la NOAA a fecha del 8 de octubre de este año.
Son casi el doble de desastres climáticos que en la década anterior, cuando la NOAA contabilizó 59 desastres de más de 1000 millones de dólares. En los años 90 hubo 52 desastres; en los 80, 28. Los registros de NOAA no se remontan más atrás y todas las estadísticas se hacen teniendo en cuenta el correspondiente ajuste por la inflación.
De los cinco desastres naturales más destructivos que la NOAA tiene registrados, cuatro tuvieron lugar esta década. El más costoso de la década fue el huracán Harvey de 2017, que provocó unas pérdidas estimadas de 130.000 millones de dólares. Los siguientes fueron el huracán María (93.000 millones de dólares), el huracán Sandy (73.000 millones) y el huracán Irma (52.000 millones).
Los devastadores incendios forestales de California de 2017 y 2018 también fueron los desastres de su clase que más pérdidas materiales provocaron en las últimas cuatro décadas. Los incendios de 2018 generaron unas pérdidas de 24.000 millones de dólares, mientras que los de 2017 causaron pérdidas por valor de 19.000 millones de dólares.
Las emisiones globales de dióxido de carbono se han cuadruplicado desde 1960. Las emisiones se estabilizaron desde 2014 hasta 2016 y han seguido aumentando desde 2017.
Estas emisiones alcanzaron un máximo histórico en 2018 y este año ha vuelto a suceder. Los científicos estiman que los países de todo el mundo han vertido 40.500 millones de toneladas de dióxido de carbono este año. Este repunte se produjo en parte por la creciente actividad de China e India, según explican los investigadores responsables del Global Carbon Budget anual.
Estas terribles noticias llegan entre una serie de informes publicados este año que instan a reducir de forma drástica las emisiones de dióxido de carbono para mitigar en la medida de lo posible las peores consecuencias de la crisis climática.
El informe sobre la brecha de emisiones que publicó la ONU a finales de 2019 vino con una advertencia muy clara. Según este estudio (que calcula la diferencia entre la cantidad de gases de efecto invernadero que los países se han comprometido a cumplir y las proyecciones reales), las temperaturas del planeta habrán aumentado a finales de este siglo hasta 3,2 grados de media por encima de como estaban en la época preindustrial. Es más del doble de lo que los científicos estiman suficiente como para provocar un daño irreversible al planeta.
Si queremos cambiar ese destino, los próximos 10 años van a ser cruciales. El Panel Intergubernamental del Cambio Climático de Naciones Unidas ya advirtió el pasado otoño de que la humanidad tiene algo menos de una década para controlar la crisis climática. No obstante, pese a lo sombrío del informe, el IPCC también asegura que si se toman medidas drásticas, inmediatas y sin precedentes, todavía tenemos tiempo.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano y Daniel Templeman Sauco.