"Si los deportistas publicitan prácticas peligrosas hay que prohibirlas, con educar no llega"
José Manuel López Nicolás publica 'La ciencia de los campeones', que busca acerca la ciencia real y refutar esa 'pseudociencia' "tan extendida".
La ciencia en el deporte. O lo que es lo mismo, el deporte, porque ya no se puede entender lo uno sin lo otro. Esta es la idea motora de La ciencia de los campeones (Planeta, 2021, con prólogo del ministro Pedro Duque). Es la última obra del divulgador y catedrático en Bioquímica y Biología Molecular José Manuel López Nicolás, con la que busca mostrar que “aunque mucha gente asocie el progreso científico al futuro, a los exoplanetas, está muy presente en la vida cotidiana y... ¿qué hay más cotidiano que el deporte?”.
Divulgación, con un toque ameno para hablar de Miguel Indurain, Caster Semenya, Pep Guardiola, Carolina Marín o Michael Jordan sin perder nunca el rigor. López Nicolás (Murcia, 1970) recalca esa palabra para blindarse ante un mundo, el científico, en ocasiones remiso a bajar al nivel de la comunicación llana: “Das en la diana con esa cuestión. Dentro de la misma comunidad científica se piensa que al hablar de divulgación se pierde el rigor y muchos de los problemas que tiene la ciencia vienen desde dentro”.
“Se sigue viendo la divulgación como algo secundario y eso es absurdo, ridículo y negativo. Este es un libro de divulgación científica, lo que lleva a que sea ameno, divertido por momentos, pero no se puede rebajar rigor y precisión”, prosigue. Preguntado por la constante justificación del “rigor” en cada obra con el sello de ‘divulgación’, el autor confiesa que es “una coletilla necesaria para que la propia comunidad confíe”.
Mostrar que la ciencia está presente hasta en el más modesto entrenamiento amateur no es el único objetivo del libro. Tiene un enemigo evidente: la ‘pseudociencia’ que famosos deportistas publicitan en forma de suplementos nutricionales, productos terapéuticos o supuestos trucos para entrenar y que son “peligrosos para la salud”.
López Nicolás no puede ser más claro: “Hay dos pilares para evitarlo, educación y reglamentación. En España somos muy románticos con eso de ‘prohibir, nunca’, pero aquí hay que educar y, si no llega, prohibir. Si hay prácticas que son dañinas, hay que prohibirlas, no se puede dejar todo a la educación”.
“Sé que el Ministerio de Ciencia se ha puesto manos a la obra, pero de nada sirve escribir este u otros libros, dar conferencias, hacer estudios sobre la verdadera ciencia si fuera se sigue permitiendo la anticiencia”, manifiesta convencido. Pese a ello, no ve Ciencia y Deporte en un mismo ministerio: “El deporte está bien donde está, con Cultura. O solo, en un ministerio propio. Pero juntarlo con Ciencia sería un error, porque el progreso científico se aplica en el deporte, pero también en Economía, en Interior... Lo que sí debería estar junto es Ciencia y Universidades”, matiza.
Los límites del ser humano
A lo largo de casi 400 páginas, se plantean récords, avances humanos y tecnologías rupturistas como parte de un mundo, el deportivo, aún con mucho margen de crecimiento. En palabras del autor “no estamos nada cerca de que el ser humano llegue a sus límites. Esa pregunta se ha hecho muchas veces en la historia y creo que siempre se superan esos límites”.
Correr un maratón en menos de dos horas por primera vez en la historia ha sido el último hito en el deporte mundial. Aunque sus condicionantes específicos impidieron que se reconociese como una plusmarca oficial, la conquista de Eliud Kipchoge abre nuevos caminos. Por supuesto, la ciencia fue la gran aliada en la poderosa zancada del atleta keniano.
Ese progreso no es exclusivo de las disciplinas tradicionales (atletismo, ciclismo, gimnasia...), también se deja notar en deportes de nuevo cuño, incluso los esports. “La ciencia se ha incorporado a todo el deporte con estudios aerodinámicos, big data, realidad virtual, neurociencia, además de las materias de siempre, como matemáticas o física”. Campos hiperdesarrollados que pueden generar un cierto desequilibrio entre unos competidores y otros.
“Es ley de vida”, confiesa López Nicolás. “Siempre y cuando los equipos puedan incorporar el progreso científico a su equipo, es totalmente valido. No le puedes poner vallas al campo. No todos tienen los mismos recursos, pero mientras haya un acceso universal a la ciencia no veo un problema”, remata.
El divulgador murciano se guarda una última meta. No solo busca acercar la ciencia o tumbar falsos productos milagro. Quiere “fomentar vocaciones científicas al descubrir que detrás de la pasión deportiva está la ciencia”.