El sector del reparto a domicilio, o la crisis de las promesas imposibles
El despido de 200 trabajadores de GoPuff es el último episodio de un rosario de cierres y recortes en un sector marcado por un modelo de negocio muy discutido.
Se acabó eso de recibir la compra en 15 minutos. Gopuff, la multinacional estadounidense de envíos ultrarrápidos, ha anunciado a sus trabajadores que en agosto dejará España y que los 200 riders y trabajadores de sus tiendas se irán a la calle. La compañía aterrizó en España a mediados de 2021 cuando compró Dija, otra empresa de reparto, y empezó a operar como Gopuff en febrero de este año.
Pero no es la única. Otras como Getir o Gorillas también han anunciado despidos, como adelantaba el diario Bussines Insider este lunes. Ese mismo día, a modo de pistoletazo de salida al conflicto, los trabajadores de Gopuff colocaron una gran pancarta en la fachada de la tienda que tiene la empresa en la esquina de la Calle Ponciano, muy cerca de la parada de metro Noviciado. En ella se expone el rechazo al ERE y se denuncian las condiciones de trabajo.
La ola de recortes y cierres llega casi un año después de la entrada en vigor de la conocida como ‘Ley Rider’, que obliga a este tipo de empresas a contratar a sus trabajadores. Pero expertos, sindicalistas y trabajadores afectados consultados por El HuffPost eximen a la ley de ser la causante de esta situación y apuntan a las lógicas del mercado como las causantes de las turbulencias. Este periódico ha tratado de ponerse en contacto con Gopuff sin resultado.
Carlos Gutiérrez, secretario confederal de estudios y formación sindical de CCOO, fue una de las personas que estuvo en la mesa de negociaciones de la nueva legislación junto al Ministerio de Trabajo, la patronal y UGT. “La ley vino a ordenar un sector para incluir a los trabajadores en el marco laboral que nos rige. Puede haber conflictividad, pero la normal de cualquier sector”, comenta.
Fuentes de los trabajadores próximas a la negociación denuncian que lo que ha fallado no ha sido la rentabilidad, sino la inversión, ya que en España tiene 5 tiendas y solo en Madrid, mientras que en Reino Unido son cerca de 40. “Aquí tenemos las mejores notas según las herramientas internas con las que la empresa mide la productividad, lo que nos ha faltado es inversión para crecer”, exponen las fuentes. El HuffPost ha tenido acceso a un correo electrónico reciente en el que se felicita concretamente a la delegación española por sus buenos resultados.
Para más inri, el CEO de Gopuff, Rafael Ilishayev, publicaba este miércoles en su cuenta de la red social Linkedin un post con elogios para su empresa y su modelo de éxito para animar a tener más inversores.
Entonces, si la empresa no se ve afectada por la ‘Ley Rider’, es rentable y productiva como para recibir felicitaciones y su CEO defiende el modelo: ¿Por qué quieren dejar de operar en España?
Promesas “imposibles”, inversión y tipos de interés
Para Adrián Todolí, profesor titular de Derecho del Trabajo de la Universidad de Valencia, la ‘Ley Rider’ tampoco tiene “nada que ver” con la situación actual, sino con el modelo de negocio y la competencia. “Había muchas empresas que prometían cosas que no pueden hacer un negocio viable, como lo de tener la compra en 10 minutos. Eso implica tener gente en movimiento en todo momento, se hace inviable por los costes”.
Las fuentes de los trabajadores apuntan precisamente a esas promesas y a la mala gestión de Gopuff como una de las causas del “derroche” que disparó los costes al producirse una sobrecontratación de riders en febrero. “Duplicaron la plantilla y decidieron que cada pedido lo iba a llevar un repartidor, pero eso destruye la rentabilidad, es como si un supermercado usara una furgoneta para cada pedido”, cuentan.
La subida de tipos de interés, como la del Banco Central Europeo de principios de julio, tampoco ayudan, afirma Todolí. “Estas empresas se financian gracias a las rondas de financiación y al capital riesgo. Si los tipos de interés son más caros, eso hace que los inversores retiren capital y la burbuja pincha”. El profesor asegura que cuando esto ocurre las empresas también tienden a concentrar su inversión en los puntos donde sí les va bien.
La trayectoria de Gopuff ejemplifica estas dinámicas. Desembarcó en Europa por el Reino Unido con una inversión fuerte y luego se expandió a Luxemburgo, Francia y España con una menor. ¿Dónde les fue mejor? Los trabajadores explican que en Reino Unido. ¿Dónde quieren concentrar las inversiones en estos momentos? El spoiler casi no hace falta hacerlo, pero sí, en Reino Unido.
“En la reunión [celebrada con la empresa este jueves] nos han explicado que la situación macroeconómica no ayuda para quedarse en España y que quieren concentrarse en Reino Unido”, narran los trabajadores, para después alegar que “allí también hay inflación y el panorama es parecido”.
La última pieza del puzzle sería la falta de voluntad que existe entre las empresas para competir, lo que para Todolí motivó que algunas de estas empresas, como Deliveroo, ya se fueran de España antes de que subieran los tipos. “Vieron que Glovo era mayoritaria y dijeron, ‘me retiro y nos vamos a otro lugar’. Competir significa quemar recursos, si en España hay que invertir una cantidad muy grande, fortalecerán otros puntos donde pueden sacar más beneficios”, concluye Todolí.
Lo que los contratos no cambian: la precariedad
La ‘Ley Rider’ vino a “ordenar el sector del reparto que se hace a través de las plataformas digitales” comenta Gutiérrez, el sindicalista de CCOO, al tiempo que señala que las excepciones a la regla como Glovo, que sigue usando autónomos en parte de su plantilla, son una “anécdota”. Sin embargo, las prácticas empresariales que abocan a las plantillas a la precariedad continúan.
Empresas como Gopuff también hacen de las suyas para flexibilizar la norma, según denuncian los afectados por el cierre. “Firmamos un contrato con seis meses de prueba”, explica un portavoz de los trabajadores que prefiere permanecer en el anonimato. Denuncia que la empresa usa ese periodo a sus anchas. “En febrero hubo sobrecontratación y con el periodo de prueba se echó al 40% de la plantilla, casi un despido colectivo encubierto”, denuncia.
Más allá de las condiciones contractuales, también denuncian que faltan medidas de seguridad como anclajes a las estanterías de las tiendas, que estas alcanzan temperaturas de 35 grados en verano o los frenéticos tiempos que les exigía la empresa, 2 minutos para preparar el pedido y 10 para entregarlo.
La gota que colmó el vaso fue que la empresa quería obligar a los trabajadores a usar el uniforme de invierno (pantalones largos con forro polar) para trabajar en verano. Los trabajadores tomaron la decisión de desobedecer este último mandato: “Ya se han visto muertes entre los trabajadores de la limpieza, juegan con nuestras vidas”, se quejan.
La ley ya es una realidad y no ha supuesto la “catástrofe” que algunos en la política y la economía vaticinaban, según Gutiérrez. Las razones que explican esta situación tienen que ver más con el propio modelo económico y su funcionamiento, además de con las condiciones macroeconómicas.
Un exvicepresidente y exministro de Aznar, Rodrigo Rato, ya pronunció una frase muy elocuente ante la comisión del Congreso de los Diputados que investigaba la crisis económica: “Es el mercado, amigo”. Valga para entender quién se lleva por delante ahora 200 puestos de trabajo.