Sanidad estudia poner la dosis de refuerzo junto a la vacuna de la gripe si fuese necesario
La directora general de Salud Pública destaca que todavía no se ha tomado una decisión que se valora para colectivos como el de personas mayores.
La directora general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Pilar Aparicio, ha explicado este miércoles que se está estudiando que, en el caso de que haya que administrar una dosis adicional de vacunas contra la covid a algunos colectivos como el de personas mayores, se haga coincidir el pinchazo con el de la gripe. Esta será uno de los grandes debates en la reunión del Consejo Interterritorial de Salud de este miércoles.
Aparicio ha expuesto esta idea en un encuentro informativo organizado por la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), donde ha explicado que no hay prisa por comenzar con la vacunación de la gripe, entre otras cuestiones porque están a la espera de ver si se hace coincidir con la administración de la dosis adicional.
“Cuando tengamos claro si se va a poner en las personas mayores una dosis adicional la acompañaremos de la vacuna de la gripe para facilitar tanto en los centros de atención primaria y las residencias la vacunación”, ha explicado, aunque ha dejado claro que la decisión sobre esa dosis de refuerzo no está tomada.
Una medida implantada en varios países
El objetivo es el de primero estudiar si el tercer pinchazo -segundo en caso de Janssen o de vacunados que hayan pasado la covid- es beneficioso y necesario. “Los técnicos están trabajando de forma muy intensa”, ha añadido Aparicio. Además, ha apuntado finales de octubre o principios de noviembre como la fecha para iniciar la campaña de la gripe.
No obstante, hay países que ya han dado el paso. Por ejemplo, Reino Unido ha acordado administrar una vacuna de refuerzo a los mayores de 50 años, mientras que Israel tomó la decisión en plena irrupción de la variante delta, hace meses.
Recientemente, un grupo de científicos se ha manifestado en contra de administrar una tercera dosis a la población general a través de un artículo en la revista especializada The Lancet.
El cuerpo de un anciano víctima del coronavirus, descansa tapado con una sábana sobre una cama en un centro de mayores en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Una persona duerme en una cama a unos pocos pasos de un cadáver, envuelto en bolsas protectoras y tendido en el piso de un centro de mayores, en Barcelona, el 19 de noviembre de 2020.
Con trajes de protección para evitar infecciones, dos trabajadores de una funeraria preparan el cuerpo de un anciano fallecido por COVID-19 antes de retirarlo de un centro de mayores, en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
El cuerpo de una persona muerta por Covid, cubierta en su cama de un asilo de Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Con trajes de protección para evitar contagios, empleados funerarios sacan el cuerpo de una persona mayor fallecida a causa del coronavirus tras retirarlo de una residencia de ancianos, en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Dos empleados de una funeraria retiran el cuerpo de una víctima de COVID-19 de una residencia de ancianos, en Barcelona, el 19 de noviembre de 2020.
Empleados de una funeraria trasladan el cuerpo de un anciano fallecido por coronavirus en una camilla tras retirarlo de una residencia de mayores, en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Marina Gómez, empleada de una funeraria, maneja el cadávez de una víctima del coronavirus en la morgue de su empresa, Mémora, en Barcelona, el 16 de noviembre de 2020.
Una empleada de funeraria, tratando un cuerpo, el 17 de noviembre de 2020 en Barcelona.
Un trabajador de una funeraria prepara un féretro de una víctima del COVID-19 antes de su incineración, en un tanatorio de la empresa Mémora, en Girona, el 19 de noviembre de 2020.
