El plan de Sánchez: reconectar con el optimismo con vacunas y fondos europeos
El PSOE quiere dejar el “pasado” del estado de alarma con la vista puesta en las generales de 2023. .
“Entramos en otra etapa”. Esta es la frase que se repite constantemente dentro del Palacio de La Moncloa y en la calle Ferraz. Los socialistas entienden que se abre una nueva fase de la legislatura tras el durísimo casi año y medio de la pandemia y el batacazo el 4-M. Hay que leer el tiempo político de otra manera y el estado de alarma ya es cosa de otros tiempos.
A pesar de las imágenes del fin de semana en las calles, las críticas de los socios de investidura, el ataque de la oposición y las dudas planteadas por las autonomías, el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sido claro: no piensa volver a utilizar el máximo instrumento. “Es el pasado, hay que mirar al futuro”, ha sostenido este martes.
Y ese “futuro” para Pedro Sánchez pasa por varios factores. El presidente tiene claro, según fuentes del Gobierno, que quiere agotar la legislatura, no piensa en estos momentos en convocar elecciones anticipadas. Repite constantemente una fecha: 2023. Su idea es aguantar con el Ejecutivo de coalición junto a UP los dos años que hay por delante.
Las encuestas que se están publicando no son precisamente halagüeñas y algunas, como la de Sigma Dos para El Mundo, dan al PP por primera vez como ganador si hoy hubiera elecciones generales. Sánchez necesita tiempo para reponerse de la situación de Madrid en el siempre volátil y líquido escenario de la política española, como reconocen los suyos.
Ante este panorama, en La Moncloa confían en varios factores ante este nuevo escenario. El primero: la vacuna. Sánchez no para de repetirlo: “vacunación, vacunación, vacunación”. El objetivo sigue siendo el mismo: a finales de agosto estará el 70% de la población española estará pinchada. Es decir, unos 98 días para alcanzar la inmunidad de grupo en el país.
Toca hablar de esperanza y en un tono más positivo. La gente está cansada después de estos durísimos meses, con problemas económicos y sin ver a sus familias durante mucho tiempo. De hecho, algunos socialistas de la dirección del partido reconocen que Ayuso supo “leer mejor” lo que está pidiendo la sociedad en estos días, pero también siguen insistiendo en que no es extrapolable al resto de España.
Por lo tanto, en La Moncloa confían en este proceso de vacunación para cambiar el ánimo, ir dejando atrás la pandemia y enfilar la recuperación económica. Esto es lo que esperan que pase durante los próximos años antes de las elecciones generales, la consolidación de la recuperación económica.
Esto depende especialmente de los ingentes fondos europeos que tienen que llegar, 70.000 millones de euros próximamente. A nadie se le escapa que una de las primeras fotos de Sanchez tras el 4-M fuera una en Zarzuela, junto a las cuatro vicepresidentas, explicando estos proyectos al monarca. Por lo tanto se espera el despegue del país y del PSOE con la fórmula vacunas, fin de las medidas, un mejor verano, creación de empleo y fondos europeos.
En el PSOE les duelen las críticas de la oposición de que han dejados a las autonomías a la deriva y en manos del Tribunal Supremo después de que el PP votara sucesivamente en contra de las prórrogas del estado de alarma. Consideran en La Moncloa que hay instrumentos suficientes que se pueden coordinar entre Sanidad y las distintas consejerías. El PP sigue explotando esta laguna jurídica y atacan a Sánchez, como reflexiona un dirigente popular: “La gente se preguntará para qué sirve el Gobierno si se queda sólo de comentarista”. Los socios de investidura también se han encarado con el Ejecutivo central por el “caos jurídico”, pero no se han materializado en amenazas de romper el bloque.
Una nueva etapa en la que el PSOE también sabe que ya no tiene a Pablo Iglesias en la Vicepresidencia, un político que despierta una fuerte reacción en la derecha. Sánchez y Yolanda Díaz se han conjurado para que la coalición siga bien engrasada y funcione lo mejor posible hasta 2023. Hay Gobierno para rato, dicen en ambas partes. Y comparten la necesidad de trasladar la imagen de estabilidad y de buena gestión con medidas que llegan directamente a los ciudadanos.
Eso sí, en la parte de Unidas Podemos hay preocupación por medias impositivas, especialmente por la subida de los peajes, ya que creen que pueden ser muy impopulares y despertar reacciones como en Francia de los chalecos amarillos. En el PP también advierten de que el Gobierno tomará fuertes medidas fiscales ante la presión de Bruselas y esperan que cale su mensaje de ‘ayusizar’ la economía.
En esta nueva etapa también Sánchez trabaja ya en cambios dentro del propio partido para acompasar los próximos dos años. Por un lado, Ferraz espera una buena victoria en las primarias andaluzas y que salga bien parado Juan Espadas frente a Susana Díaz. No se descarta que en unos meses Juanma Moreno convoque en Andalucía y otra derrota como la de Madrid sería un palo muy gordo para el PSOE, en una tierra que históricamente ha sido feudo. A la vez se mira al congreso federal en el mes de octubre, en el que se espera una renovación de caras en la dirección. La idea es que también hay que ir preparando ya las elecciones autonómicas y municipales de 2023, que serían meses antes de las generales. No puede pillar, como el caso de Madrid, con el pie cambiado. Ahora mismo todo está muy abierto.