La revolución de octubre: el empleo y la economía española aguantan el tirón
El paro registra la mayor bajada de la serie histórica del décimo mes, mientras que la afiliación y la contratación indefinida exhiben las "fortalezas" del mercado laboral.
Este octubre no fueron los bolcheviques, fue la economía echando el resto. La guerra de Ucrania ha desatado la inflación y disparado los precios de la energía, pero contra todo pronóstico el empleo en España ha sacado las uñas y los dientes para defenderse.
Suena a revolución no solamente porque el paro haya bajado en el décimo mes del año después de tres en los que registró ligeras subidas, sino porque además ha roto todos los esquemas.
Nunca se había registrado una bajada tan grande, de hecho, solamente lo hizo una vez, en 2021, en 734 parados menos. Para los expertos consultados por El HuffPost, los datos revelan las “fortalezas” del mercado laboral.
En total, 27.027 personas han sumado su fuerza al mercado laboral, se han registrado 103.500 afiliados más a la Seguridad Social, alcanzando los 20,28 millones y prácticamente la mitad de los contratos que se firmaron fueron indefinidos.
“Sinceramente, no me esperaba estos datos”, comenta Ana Escribá, directora del grado en Derecho y profesora de Derecho Laboral en la Universidad Internacional de Valencia (VIU). “Después de tres meses a la baja, y tal y como está la inflación, el petroleo, la energía, la guerra de Ucrania... Pero es que es el mejor mes de octubre desde 2008”, repasa sorprendida.
Con la perspectiva de las contrataciones por el Black Friday y la campaña navideña, Escribá concluye: “Al contrario de lo que pensaba meses atrás, con un 50% de contratos indefinidos, el paro por debajo de los 3 millones y más de 20 millones de afiliados, creo que este año está salvado”.
José Manuel Corrales es profesor universitario y doctor en Economía, y no se anda con rodeos. “Los datos son muy, muy, muy buenos. Demuestran que el mercado laboral resiste muy bien la desaceleración económica en un mes tradicionalmente malo para el empleo por el fin de las temporadas turísticas del verano”, sostiene Corrales.
Los mecanismos de protección del empleo como los ERTE, puestos en marcha durante la pandemia de coronavirus, y las mejoras en la contratación, son algunas de las causas que, para Monica Melle, profesora de Economía de la Universidad Complutense de Madrid, han contribuido a robustecer el sistema.
“También influye que vamos a cerrar un año con un aumento de en torno al 4,4% del PIB y que para el siguiente, aunque menos, también se espera un crecimiento en torno al 2%”, apunta Melle para apuntalar los datos positivos que se han publicado hoy.
Los tres expertos coinciden en que la contratación también es positiva. Los contratos indefinidos se encuentran en paridad con los contratos temporales, lo cual puede beneficiar la productividad del empleo al existir una mayor especialización de los empleados. Suma y sigue.
¿Qué se puede esperar de ahora en adelante?
Aunque los datos invitan al optimismo, las perspectivas para 2023 obligan a no sacar los fuegos artificiales. Las previsiones económicas hablan de un crecimiento del PIB más reducido y una tasa de inflación todavía por encima de los estándares de normalidad.
“No habrá una gran destrucción de empleo, pero tampoco grandes subidas del mismo, la situación se mantendrá más o menos estable, con subidas y bajadas puntuales”, incide Melle. La caída paulatina del colchón del ahorro de las familias y la pérdida paulatina de riqueza a causa de la inflación, harán que los datos del año que viene sean previsiblemente “más duros”, aunque se espera que remonten en 2024.
“La inflación ha tocado techo, pero las reducciones de la misma siempre son más lentas que las subidas. Acabaremos 2023 en torno al 5,5% y en 2024 volveremos a los valores normales de en torno al 2%”, explica Melle citando los datos del Gobierno y de organismos internacionales.
Corrales también es cauto ante el panorama de los próximos meses. “La desaceleración va a incidir negativamente en la creación de empleo, y en ese sentido puede ser que veamos cifras de parados superiores a los tres millones”, afirma el profesor.
Sin embargo, si el golpe fuera menor de lo esperado, podríamos ver cómo la tasa de paro baja por debajo del 11%, asegura Corrales, “cuando lo normal en España es que cuando hay una crisis supere el 25% o incluso el 30% en algunas comunidades”.
Por el momento, Escribá aventura que para 2023 habrá que “cruzar los dedos” y esperar a ver qué ocurre con la economía, cuyos indicadores han superado todas las expectativas para un mes de octubre, lo que podría mejorar las perspectivas para el año que viene.
Atención al consumo
La situación demuestra que las empresas aguantan y tienen buenos márgenes de beneficio, apunta Melle, ya que “en el caso contrario” estaríamos viendo un panorama marcado por la destrucción de empleo. Sin embargo, el desfase entre la subida inflación y la de los salarios es la que puede llevar al mercado laboral a un estancamiento mayor.
Por ello, Melle opina que debe plantearse una subida de los salarios más acorde con las condiciones económicas actuales: “Las empresas mantienen el empleo gracias a que alguien compra sus productos y servicios, por eso hay que mirar el salario mínimo, no pasa nada por subirlo, hay que garantizar que la gente pueda seguir consumiendo”.
En conclusión, la situación dista mucho de ser una “catástrofe” como apuntan “algunas voces”, explica Melle. “Ni siquiera esta previsto por ahora que vayamos a entrar en recesión, al contrario que otros países europeos”, asevera la experta.
En su opinión, que buena parte del motor turístico en España se asiente sobre el turismo es uno de los pilares que alejan los pronósticos más agoreros: “El turismo no es una industria electrointensiva, le afecta la subida del precio de la luz, pero no como a la industria pesada alemana, cuya economía sí que va a entrar en recesión”.
España aguanta y se sacude los fantasmas que auguraban un octubre pésimo. Y aunque los nubarrones siguen en el horizonte, a la luz de los datos, puede que el temporal sea más fácil de capear.