Revilla admite que mintió tras su polémica comida: "El puro era mío"
"Estaba de los nervios, sobre todo por los que me acompañaban en la comida", se ha justificado el presidente cántabro sobre su "error".
El presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, ha admitido este lunes que mintió tras su polémica comida hace un mes en un restaurante de Santander al ser increpado por un grupo de hosteleros, que a la salida del establecimiento le acusó de haber almorzado en el interior –en un momento en el que solo estaba permitido hacerlo en terrazas por las restricciones sanitarias de la covid– e incluso de haber fumado dentro, aspecto este último sobre el que no dijo la verdad.
“Es cierto que he mentido. He mentido porque me sometieron a una presión en un momento determinado que ya no sabía ni lo que decía; no por mí, por los que me acompañaban, porque el bochorno fue terrible”, ha manifestado el también secretario general del PRC sobre ese almuerzo con empresarios, esta tarde ante el Pleno del Parlamento y preguntas de los portavoces del grupo mixto-Vox y Ciudadanos, Cristóbal Palacio y Félix Álvarez, respectivamente.
El regionalista ha reconocido que mintió en relación al extremo de fumar, admitiendo así que el puro era suyo. Ha justificado que en el momento de lo sucedido negara ambas cuestiones por la “presión” y “bochorno” que, ha dicho, sintió entonces, cuando estaba acompañado por unos empresarios que le habían “invitado” a una comida “de trabajo” para abordar inversiones y proyectos en la región.
“El puro era mío, pero el puro yo lo llevaba encendido por la calle, como lo dejo aquí a veces”, en la Cámara, ha comparado el jefe del Ejecutivo PRC-PSOE, que ha reiterado que en este sentido sí mintió. “Ahí sí que mentí, porque es que ya no sabía ni lo que decía. Yo estaba acosado por cinco o seis personas que me soplaban al oído y por la vergüenza de dos señores que vienen a invertir y se ven acosados de esa manera. Sentí verdadero bochorno”, se ha excusado.
Por lo demás, Revilla ha asegurado desconocer si el restaurante en cuestión disponía de la licencia o autorización para servir comidas en la parte del establecimiento donde él almorzó, en la que se sentó “tranquilamente” pensando que estaba en un “sitio legal”. En este sentido, ha indicado que en lo que va de pandemia era la “tercera vez” que comía en ese establecimiento, muy próximo a la sede de su Gobierno, en una zona en la que, ha dicho, se ha “sentado media Cantabria”. “Yo lo veía desde la acera”, ha comentado.
Y en cualquier caso, en esa ocasión él no llamó para reservar mesa y “jamás” se ha cuestionado si un local al que va tiene o no licencia, apuntando que en caso negativo estaría “muy mal hecho”. Pero entonces, ha precisado, el “problema” no sería suyo, sino del hostelero responsable. “Yo jamás me he cuestionado si tiene autorización o no. Ni siquiera se me ha ocurrido preguntar”, ha zanjado el presidente cántabro, que ha indicado que dos días después de lo sucedido, que tuvo lugar el 6 de mayo, fue a un local de Laredo que “tenía menos pinta de terraza” que el de Santander y entonces sí la pidió.