Quién era Ayman al-Zawahiri: de médico tímido a ideólogo del 11-S y líder de Al Qaeda

Quién era Ayman al-Zawahiri: de médico tímido a ideólogo del 11-S y líder de Al Qaeda

Joe Biden ha confirmado que EEUU mató a Al-Zawahiri con un dron en Kabul el domingo.

Estados Unidos mató con un dron al líder de Al Qaeda, Ayman al-Zawahiri. Así lo ha confirmado la noche de este lunes el presidente estadounidense, Joe Biden, quien no ha dudado en asegurar que “se ha hecho justicia” y que el mundo ya no debe temer a este “asesino despiadado y constante”.

Al-Zawahiri, de 71 años y nacionalidad egipcia, pasó de ser un médico al que sus compañeros de facultad calificaban como un hombre tímido a estar considerado como el hombre que radicalizó a Osama bin Laden en los años ochenta y el auténtico ideólogo detrás del 11-S.

Más de una década después de que sucediera a Bin Laden —asesinado también por EEUU en una operación antiterrorista en Pakistán en 2011— y se convirtiera así en uno de los terroristas más buscados del mundo, Biden ha informado de su asesinato en la mañana del domingo. Al-Zawahiri se encontraba en el balcón de la residencia de Kabul en la que se alojaba y un dron le disparó dos misiles Hellfire.

El líder de Al Qaeda se trasladó a la capital afgana junto a su familia a principios de este año procedente de Pakistán y, de acuerdo con la Casa Blanca, el septuagenario todavía constituía una amenaza para los ciudadanos, intereses y seguridad nacional de Estados Unidos.

Los inicios

Ayman al-Zawahiri nació en 1951 en una familia de clase media alta y creció en un barrio de El Cairo religiosamente diverso. Su padre era profesor de farmacología y su abuelo materno era imán de la Universidad de El Cairo.

Definido en numerosas ocasiones como un joven estudioso y dotado académicamente fue, sin embargo, muy pronto influenciado por uno de sus tíos, muy crítico con el Gobierno, y por los escritos de Sayyid Qutb, uno de los principales teóricos del extremismo islamista del siglo XX, según ha plasmado el diario estadounidense The Washington Post.

Con 15 años fue detenido acusado de pertenecer a los entonces proscritos Hermanos Musulmanes, y más tarde se unió al grupo terrorista Yihad (Guerra Santa), nacido en Egipto a finales de los años sesenta. Mientras, continuó en su formación en Medicina y ejerció durante los años ochenta en una clínica.

La primera acción terrorista que se le imputa es haber participado en 1981 en el asesinato del presidente egipcio Anuar el Sadat (1970-1981) durante un desfile militar en El Cairo, por lo que pasó tres años en la cárcel. Tras ser liberado, comenzó un periplo que lo llevó a Arabia Saudí, centro de difusión del islam más rigorista, purista e intransigente y a Pakistán, donde en Pesháwar prestó ayuda a los combatientes que luchaban en Afganistán y se unió al fundador de Al Qaeda.

Primer encuentro con Bin Laden

Su primer encuentro con Bin Laden, de quien durante años fue su más próximo colaborador, fue en 1985 en Pesháwar, donde coincidieron para organizar el traslado de 20.000 combatientes voluntarios árabes contra la ocupación soviética de Afganistán.

De esa época data la fundación de Al Qaeda, creada para combatir el régimen prosoviético de Kabul, y origen del “Frente Islámico Mundial” para combatir a los “cruzados” y a los “judíos”, cuya carta fundadora fue firmada en 1998 conjuntamente por Bin Laden y Al-Zawahiri.

Tras la muerte ese mismo año en un atentado de Abdulah Azzam, mentor religioso de Bin Laden, Al Zawahiri se convirtió en el ideólogo del grupo y se trasladó a los campamentos de adiestramiento de Al Qaeda en Afganistán. Un año después, fue uno de los firmantes de la fatua (edicto religioso) de Bin Laden, en la que se ordenaba atacar los intereses de Estados Unidos en todo el mundo.

En 1999 fue inculpado por EEUU, junto con Bin Laden y catorce presuntos miembros de su red, de los atentados perpetrados en 1998 contra las embajadas estadounidenses en Tanzania y Kenia, que causaron unos 240 muertos.

Ese mismo año Al Zawahiri y su hermano Mohamed fueron condenados a muerte en rebeldía en Egipto en un macrojuicio contra yihadistas denominado el caso de los “procedentes (retornados) de Albania”, pues varios acusados de planear atentados en Egipto fueron entregados por ese país. Un acusado declaró que el grupo recibía instrucciones del emir Al-Zawahiri, que se hallaba en Afganistán junto a Bin Laden.

En búsqueda y captura tras el 11-S

Aunque carecía del carisma de Bin Laden, el egipcio se convirtió en la fuerza intelectual y estratégica tras la organización terrorista. “Matar a los estadounidenses y a sus aliados, civiles y militares, es un deber individual para cada musulmán que puede hacerlo en todos los países en los que es posible hacerlo”, escribió en un manifiesto de 1998, según The Washington Post.

Tres años más tarde, pondría esas palabras en acción con la planificación de los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center y el Pentágono.

Tras estos atentados, la Interpol ordenó su busca y captura, bajo la acusación de acciones terroristas en Egipto y de ser “una de las cabezas de Al Qaeda”, y el FBI lo puso en su lista de más buscados con una recompensa de 25 millones de dólares por información que llevara a su arresto.

 
  El líder de Al Qaeda Ayman al-Zawahiri, uno de los terroristas más buscados. Reuters

Tras la muerte del saudí Bin Laden en 2011, Al-Zawahiri tomó el mando de la organización, que se vio reducida a una red con muchas ramas pero sin un liderazgo central, debilitada por las sucesivas pérdidas de sus comandantes y la supuesta mala salud del egipcio.

Rumores sobre su salud

Una de las últimas veces que Al Zawahiri apareció en un vídeo antes de su fallecimiento fue en una grabación difundida por Al Qaeda con motivo del vigésimo aniversario del 11-S.

En ese vídeo, titulado Jerusalén nunca será judaizado, se veía a Al Zawahiri vestido con una túnica y una larga barba blanca hablando durante más de una hora sobre una amplia diversidad de temas, en especial de la causa palestina. Con este video el grupo terrorista aplacó los rumores sobre el mal estado de salud de su líder e incluso de su muerte.

En los últimos años ha vivido escondido, presumiblemente en algún o varios lugares entre Afganistán y Pakistán, y ha aparecido en vídeos y grabaciones difundidas por páginas islamistas comentando la actualidad y recordando su permanente compromiso en la lucha contra los que consideran enemigos del islam.

Durante sus años de liderazgo, Al Zawahiri ha visto cómo Al Qaeda se ha ido alejando cada vez más de sus objetivos y le ha surgido un gran rival, el grupo Estado Islámico (EI), nacido de una escisión de su organización.

Además, el anuncio de su muerte llega casi un año después de la retirada de las fuerzas estadounidenses en Afganistán, que permitió a los talibán recuperar el control del país 20 años después.

Su reaparición en Kabul, a donde había evitado regresar por motivos de seguridad, sugiere que los talibán no están manteniendo su compromiso de mantener a Al Qaeda fuera del país. De hecho, el portavoz del Gobierno, Zabuillah Mujahid, ha condenado este lunes el asesinato Al-Zawahiri por parte de EEUU.

Ahora, tras su muerte, el grupo terrorista se queda sin el ideólogo que lo ha guiado en la rama más radical desde sus inicios. Está aún por ver quién será su sucesor, su relación con los talibán y la estrategia que marcará en una organización hace tiempo fragmentada y ahora duramente golpeada en uno de los mayores éxitos de la presidencia de Biden.

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Ana Roca es redactora en 'El HuffPost'. Graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III, ha trabajado en la Agencia EFE y en el diario El País, donde se formó en la Escuela del periódico. Puedes contactar con ella en ana.roca@huffpost.es.