Qué hay detrás de la relajación de medidas contra el coronavirus en Europa
Inglaterra, con Boris Johnson en la cuerda floja y Francia, en clima preelectoral, desescalan de forma abrupta, como Dinamarca, primer país en pasar página de la pandemia.
Ómicron ni se ha ido ni ha dejado de ser una amenaza, pero comienza a verse con menos grado de alerta. Europa se mueve para enfrentar el nuevo tiempo de la pandemia, incluso pese a la aparición de la conocida como ‘subvariante sigilosa’. Con las incidencias aún en cifras nunca vistas desde que se conoció el virus, algunos gobiernos ya hablan de evolución “esperanzadora” y han tomado decisiones drásticas en la desescalada.
Inglaterra marcó el paso con la retirada de la obligación de mascarillas. Francia, en una versión algo más suavizada, y Dinamarca siguen su estela. El caso danés es el más analizado en las últimas horas por ser este país el ‘descubridor’ de la nueva subvariante BA.2, una mutación salida de ómicron y sin embargo, ser el primer territorio que de facto pasa página de la pandemia. No obstante, cada nación es un mundo en sí misma y mientras varias tienden a relajar, otras como Alemania o Italia, apuestan por lo contrario. España, en medio, pide tiempo para “consolidar” el cambio de tendencia, aunque algunas comunidades ya han comenzado a moverse a falta de una estrategia estatal.
Pero detrás del fin de las limitaciones hay, no solo, criterios epidemiológicos basados en la evolución a mejor en los indicadores de riesgo. La desescalada cuenta como arma electoral con la que juegan gobiernos como el de Boris Johnson, en sus momentos más bajos, o Emmanuel Macron, a tres meses de las urnas.
Inglaterra
Desde el pasado jueves, en Inglaterra (no Reino Unido) han dejado de ser obligatorias las mascarillas en cualquier situación, no solo en espacios abiertos, así como la necesidad de presentar el pasaporte covid para entrar a discotecas. La evolución a mejor de las curvas de riesgo de la pandemia es, ahora mismo, la única buena noticia a la que se agarra Boris Johnson. Con su futuro en peligro inminente por el escándalo continuado de las fiestas en Downing Street, el premier hace bandera de la ‘libertad’ para proyectar buena imagen en la población inglesa.
Nancy Groves, responsable de la sección Life en la edición británica de El HuffPost explica que las decisiones tanto con las mascarillas como en muchas otras normativas covid “ha sido un viaje lleno de baches”. “El Gobierno llegó tarde al mandato de máscaras en la pandemia temprana, sin posicionamiento oficial hasta mayo de 2020″. Ni siquiera una vez implantadas Johnson ha sido ejemplar y recuerda que “a menudo se le ha visto sin ella, incluso en una visita al hospital por la que se vio obligado a disculparse”.
Pero más allá de la irresponsabilidad de Boris Johnson, Groves considera que “la posición del Gobierno, mientras jugaba en las guerras culturales populistas de , no siempre ha sido reflejada por el público”. Cita el verano de 2021, cuando se relajó el uso de mascarillas. “Entonces, las encuestas sugirieron que tres de cada cuatro británicos aún pensaban en llevarlas en espacios públicos como algo realmente útil contra la covid”.
La estrategia de ofrecer libertad en plena ola de ómicron no parece ser tan aplaudida como al líder tory le gustaría, como tampoco lo fue en julio de 2021. “Los pacientes clínicamente vulnerables asumen que usar la mascara es un pequeño precio a pagar para proteger a los demás, especialmente porque también te protege a ti”. De hecho, cuenta la periodista, “este jueves, que se liberó el uso de cubrebocas, en mi viaje en transporte público vi mucha gente que aún la llevaba”.
No es solo esta medida. La idea del aún premier británico es que el 24 de marzo “o antes” se acaben las cuarentenas por positivo, si el panorama epidemiológico sigue mejorando: “Pronto llegará el momento en que puedan eliminarse del todo, al igual que no hay obligaciones legales para que las personas se aíslen cuando tienen gripe”, planteaba el primer ministro ante los diputados. Sería el primer país en dar ese gran paso hacia la llamada ‘gripalización’ de la pandemia —ya fue de los primeros en reducirlas a cinco días, lo que hoy plantean algunas comunidades en España—, su conversión hacia un tratamiento endémico en el que ya trabaja, aunque con una visión mucho más a futuro, España.
Francia
La perspectiva para Emmanuel Macron es inmensamente más favorable que la de su colega británico. No obstante, el país vecino respira aires electorales en 2022. En abril, el presidente se juega seguir revalidar su cargo y como amenazas surge la bicefalia de la extrema derecha. Tanto Eric Zemmour como Marine Le Pen optan a ser sus rivales en una previsible segunda vuelta.
En ese contexto, cada mensaje y cada política cuenta. El hartazgo social vivido en Francia por las restricciones de los últimos meses ha disparado la tensión y el Elíseo cuenta con ello. Todo, a pesar de que el país sigue marcando cifras muy altas de transmisión, hasta el punto de marcar su récord el pasado martes, con más de medio millón, y una incidencia por encima de 4.000 a 14 días. El pico aún no se ha superado, lo que no es óbice para relajar algunas restricciones.
La estrategia no va tan lejos como Inglaterra con las mascarillas, pero sí elimina la obligatoriedad de llevarlas en espacios abiertos, en su caso desde el próximo miércoles 2 de febrero. Anticipándose a los datos, el primer ministro, Jean Castex, apuntó el pasado jueves que “la evolución esperanzadora de la situación sanitaria permite prever una relajación de las restricciones a partir de los primeros días de febrero”.
Su desescalada va por plazos. El mismo 2 de febrero se eliminarán restricciones de aforo y no será obligatorio el teletrabajo al menos tres veces por semana. 14 días después más tarde se podrá consumir de pie en bares y restaurantes, con la reapertura de las discotecas. Eso sí, aún queda tiempo para quitarse las mascarillas en interiores, un plan que el Ejecutivo estudia relajar con los alumnos de primaria a la vuelta de las vacaciones invernales, a finales de febrero.
Desde la edición francesa de El HuffPost, citan los datos del Consejo Científico, que cree que el pico de ómicron aún está pendiente y esto se debería “un rebrote de la epidemia entre los menores de 15 años y entre los de 30 a 44 años”. Los datos sugieren “un efecto significativo del inicio del curso escolar: el virus circula intensamente entre los más jóvenes y luego se propaga a padres”, un problema que se suma al muy bajo porcentaje de vacunación infantil, con solo un 3%.
Dinamarca
El país escandinavo es uno de los focos de actualidad sanitaria por ser el primero en dejar atrás la pandemia a nivel legislativo. Pese a la aparición en su territorio de la ’subvariante sigilosa de ómicron, conocida como BA.2, el Gobierno ha anunciado la supresión de las restricciones anti covid a partir de este martes.
La aparición de esta nueva mutación, de la que aún se conocen pocos detalles, no es óbice para que se eliminen todas las restricciones aún vigentes, como expone la líder socialdemócrata, Mette Frederiksen, que compareció hace días anunciado “noticias increíblemente buenas”.
Así, a partir del próximo martes, no habrá obligación de usar mascarilla en espacios públicos, salvo que lo requieran los establecimiento, se reabren locales de ocio y desaparecen las limitaciones de aforos y horarios. Lo que sí permanece tiene que ver con el control de los viajeros no vacunados. Estos deberán presentar prueba negativa y guardar cuarentena para entrar al país.
En opinión del virólogo Javier Cantón, “no cambiaría la hoja de ruta en un país por aparecer el nuevo sublinaje de ómicron, porque lo que planificaras para ómicron convencional vale para este”. Sin embargo, aunque Dinamarca parece haber doblado ya la curva de la pandemia, el jueves marcó su segundo registro más alto de positivos, con 46.747 y tiene su incidencia a niveles disparados rondando los 7.500 puntos.
“Es hora de dejar atrás la pandemia y seguir adelante. Esto marca la transición a una nueva era para todos nosotros porque Dinamarca volverá a ser una sociedad abierta”, celebró la presidenta en unos términos contundentes, a pesar de la incógnita del nuevo BA.2.
Portugal
Las elecciones del 30 de enero han condicionado toda la actualidad del país, que se ha levantado a la carrera tras superar un ‘Estado de Calamidad’ que generó un confinamiento de facto la semana siguiente a las fiestas. Entre el 10 y el 15 de enero se reabrieron escuelas, bares, restaurantes y el teletrabajo pasó a ser opcional, además de relajar el grado de riesgo de los contactos estrechos en escuelas y oficinas.
Sin embargo, las medidas no corresponden con una caída de las curvas. Días antes de las elecciones, Portugal marcó su récord de positivos diarios, con 65.578 y se sitúa entre los cinco países con más casos por millón de habitantes, solo superado por Andorra, Dinamarca, Francia y Eslovenia, pese a ser el primero en la tasa de vacunación en toda Europa. Su incidencia, además, ronda los 4.000 casos a 14 días, en niveles similares a Francia.
Y en España... ¿qué?
Lo dejó muy claro la ministra Darias, aún es pronto para dar pasos en la dirección de Inglaterra o Francia. Antes habría que “consolidar la tendencia a la baja” que ya lleva una semana viéndose. Pero aunque la bajada es evidente, la altísima tasa de incidencia (2.879 a 14 días) y de contagios diarios llevan al ministerio a frenar las ansias de algunas comunidades. También en materias de cuarentenas que, de momento, no se tocan de los siete días vigentes, pese a lo que piden Madrid, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana o Galicia, por ser un tema “inmaduro”.
Los expertos aplauden esa cautela. “Es pronto para relajar pero sin duda es a lo que vamos. Si hemos asegurado la salud de los más vulnerables estamos encaminados a una desescalada, pero mientras siga la Atención Primaria saturada quizás convendría esperar. ¿Cuánto? ¿Marzo, abril? Eso no lo podemos saber”, apunta Javier Cantón.
El doctor Gabriel Reina, microbiólogo de la Clínica Universidad de Navarra también pide tiempo, especialmente en cuestión de mascarillas... en interiores. “Al aire libre tienen poco sentido y sería algo natural quitar su obligatoriedad, será el primer paso a no mucho tardar, como pasará también con el pasaporte covid, ya poco útil, pero en espacios cerrados aún hay que esperar y más en invierno, que se convive tanto bajo techo”.
Precisamente ese pasaporte covid, utilizado hasta ahora para entrar en bares, discotecas o grandes recintos por la gran mayoría de comunidades, es una de las medidas que algunos territorios como Cataluña o Cantabria han comenzado a eliminar.
Donde se nota más la apertura es en horarios y aforos. Aunque Sanidad prorrogó los máximos en eventos deportivos (75% al aire libre y 50% bajo techo), bares, restaurantes y discotecas cuentan con mayor capacidad gracias a las últimas novedades. Galicia, Andalucía o La Rioja han suavizado buena parte de las decisiones pensadas para Navidad y las primeras semanas de 2022, cuando la curva de ómicron no dejaba de subir, a la espera de que otras regiones decidan si prorrogan o hacen decaer las normas aún vigentes.