¿Qué es el 'fracking' y por qué vuelve a ser tema de debate político?
Este proceso de perforación puede provocar la emisión de sustancias químicas cancerígenas a la atmósfera, lo que supone una potencial fuente de contaminación del agua y el aire.
La invasión de Ucrania ha reavivado los rumores de que el fracking, una técnica de extracción de gas que actualmente está prohibida en muchos países de Europa, podría volver a ponerse en práctica.
Las autoridades británicas han señalado que el conflicto en Ucrania significa que el Reino Unido necesita desprenderse del petróleo y el gas ruso conforme los precios se disparan y crece el temor a que Vladimir Putin cierre el grifo a Europa.
El primer ministro británico, Boris Johnson, presentará en breve una nueva estrategia energética para acabar con la dependencia de los hidrocarburos rusos. Los países de la Unión Europea, por el momento, no pueden unirse a Reino Unido y Estados Unidos en sus vetos a las importaciones de petróleo ruso debido a su mayor dependencia.
Una de las polémicas alternativas de las que se está hablando es levantar las prohibiciones al fracking, una posibilidad que levanta ampollas entre los ecologistas.
Pese a todo, muchos expertos muestran su escepticismo sobre la influencia que tendría levantar las prohibiciones y moratorias que pesan sobre el fracking.
Pero ¿qué es el fracking y por qué es una técnica tan polémica?
La fracturación hidráulica, conocida como fracking, es un proceso por el cual se inyecta agua y productos químicos en las rocas a alta presión para extraer gas y petróleo.
En Reino Unido, los gigantes de la producción creen que bajo la superficie de las rocas de esquisto de todo el Reino Unido pueden esconderse enormes cantidades de gas de esquisto, lo que daría al país acceso a un recurso energético sin explotar. En España, sin ir más lejos, se calcula que existen reservas de gas para cubrir décadas de demanda.
Los activistas argumentan que este proceso de perforación puede provocar la emisión de sustancias químicas cancerígenas a la atmósfera, lo que supone una potencial fuente de contaminación del agua y el aire.
Además, los estudios más recientes demuestran que esta técnica puede provocar terremotos, menos intensos que los naturales, pero más duraderos.
La diputada laborista británica Kerry McCarthy advierte: “El fracking socavaría por completo nuestros compromisos climáticos y también existe un riesgo importante de contaminación del aire y del agua”.
“Tampoco nos acercaría a alcanzar el suministro de gas necesario para estabilizar los precios de la energía; sería mucho mejor invertir en energías renovables”.
Según Forbes, el fracking que se emplea Estados Unidos ha favorecido un auge del gas que ha bajado los precios de la energía y ha proporcionado a los estadounidenses una mayor seguridad energética.
El fracking, al ser un suministro de gas más seguro, también puede blindar al país que lo autorice de choques geopolíticos como el que estamos viviendo.
La construcción de nuevos yacimientos también crearía nuevas oportunidades de empleo e impulsaría la economía.
En el corto plazo, no.
Kwasi Kwarteng, Secretario de Estado para Negocios, Energía y Estrategia Industrial del Reino Unido, explica: “La producción adicional no afectaría materialmente al precio del mercado mayorista. Esto incluye el fracking: los productores no venderían el gas por debajo del precio de mercado. No son organizaciones benéficas”.
Un portavoz del líder laborista Keir Starmer se ha mostrado de acuerdo.
“Nos hemos pronunciado en contra del fracking: es evidente que no cuenta con el apoyo de la gente y no lo contemplamos como una solución”.
“Intensificar la exploración tampoco va a solucionar la crisis que tenemos en este momento, porque el tiempo medio que transcurre desde que se identifica un yacimiento hasta que se explota es de unos 28 años”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido y adaptado del inglés por Daniel Templeman Sauco.