Qué decir y hacer cuando un amigo pierde su trabajo
Recuérdale que cuando una puerta se cierra, otra se abre, si de verdad está dispuesto a luchar por ello.
En el ranking de estrés de la organización Holmes-Rahe, ser despedido ocupa el octavo puesto, después de la muerte de un/a esposo/a o ir a la cárcel, por lo que a los expertos les preocupa cuál es nuestra reacción hacia un familiar o amigo que se ve en esta situación. Debemos mantener el contacto visual, dar un abrazo cuando sea preciso y ser sinceros. A menudo nos aferramos al miedo a decir algo incorrecto y, al final, no decimos nada. Otra opción es que nos sintamos culpables porque nosotros seguimos teniendo trabajo.
Sea cual sea el motivo, si eres de los que les cuesta decir algo en estos casos, echa un vistazo a estos consejos:
Si la persona que ha sido despedida ha salido despavorida del trabajo con lágrimas en los ojos después de la noticia, es más que probable que no quieran que salgas detrás y le preguntes por sus planes de futuro. En cambio, si han enviado un mail anunciando que es su último día en el trabajo y ofreciendo sus datos de contacto, úsalos.
Cuando hay un despido en la oficina es un acontecimiento muy doloroso y no es de sorprender que esos días no cundan casi nada en términos de trabajo. Todo el mundo está mirando la puerta del departamento de recursos humanos para ver quién sale con sus cosas en la mano. En esos casos, no tengas miedo a acercarte a alguien que esté recogiendo su mesa. Basta con decir "lo siento" y estar dispuesto a escuchar.
No hay necesidad de soltar un discurso sobre lo injusta que puede ser la vida y decir que acabas de leer en el periódico que la situación laboral es un desastre, tampoco tienes por qué contar la historia de aquel amigo que tuvo que mudarse con sus padres después del despido. Apoya a esa persona y adopta una actitud proactiva. Invítale a comer cuando se hayan calmado los humos o ponle en contacto con alguien que pueda ayudarle.
Muchas personas hacen uso de las redes sociales para anunciar su despido. Presta atención al tono que empleen y adecúa tu respuesta. Por ejemplo, si dice algo así como: "Lo he buscado por todas partes y soy incapaz de encontrarlo... Así que, en fin, parece que he perdido mi trabajo"; el mensaje y el tono están claros: me lo estoy tomando con calma, así que no necesito compasión.
Muchas personas desempleadas piensan que las redes sociales no solo sirven para dar noticias, sino también para anunciar su disponibilidad para otros trabajos. Esta es una manera estupenda de iniciar la búsqueda de empleo.
Pero eso no quiere decir que debas ser tú quien comparta las noticias de un despido sin el permiso de esa persona. El hecho de que lo publicaran en Facebook no significa que te hayan dado permiso para que lo difundas tú. Debes preguntar a esa persona antes de hacer nada.
Puede que la empresa a la que quieras recomendarle no sea un sitio de agrado para tu amigo. Además, ten cuidado con compartir la noticia con otras personas que quizá le conozcan: recuerda que si fueran amigos cercanos, ya lo sabrían. No es necesario cotillear sobre el despido de alguien, y ser el primero en enterarte no te hace ser más especial en estas situaciones.
Sin embargo, sí que es posible deducir la actitud de la persona por lo que haya anunciado en sus redes sociales. Next Avenue cuenta que, cuando Sree Sreenivasan fue despedido de su trabajo como director de operaciones digitales en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, no perdió ni un minuto. Anunció la noticia en Facebook e hizo mención a sus planes: ofrecer asesoramiento, escribir un libro e irse de vacaciones de trabajo a la India, pero también añadió: "Si queréis proponerme algún plan, ahora tengo tiempo de ir a tomar algo. También me encantaría salir a caminar si alguien está disponible. Suelo caminar 8 kilómetros cada día, y este verano me gustaría hacerme 13 o 16". Su publicación tuvo más de 1.200 me gusta y casi 500 comentarios. De modo que insistimos: presta atención al tono.
No, sabes que no tienes envidia de la persona que acaba de perder su trabajo, así que no mientas. Ahórrate las típicas tonterías de "Yo odio mi trabajo, ojalá me echaran a mí también" o "Bueno, vas a poder dormir hasta tarde y pasarte el día en pijama".
Si de verdad odias tu trabajo y quieres dormir hasta tarde, lo único que tienes que hacer es levantar la mano y podrás disfrutar de la "libertad" de la que te dota el desempleo.
A nadie le gusta ser despedido. Acéptalo.
Puede que conozcas una oferta de trabajo con un salario muy pobre o que pertenezca a un campo totalmente distinto al de tu amigo. No se la envíes. Alguien que hasta hace dos días era director de su departamento no quiere trabajar en un restaurante de comida rápida. Al menos, no por ahora.
Puede que tu intención sea positiva, pero el mensaje que transmites es: "Debes de estar desesperado". Conozco a una escritora que fue despedida recientemente de su trabajo en una empresa donde le pagaban bastante bien. Un amigo le envió una oferta de trabajo para una página web con un salario miserable, hasta su hija adolescente ganaba más en una hora cuidando niños. Aunque puede que llegue un momento en el que cambien sus requisitos para buscar trabajo y pueda conformarse con menos, no es el caso por el momento.
Es más aconsejable ofrecerte a enviar el currículum de tu amigo a tus conocidos: la magia del networking.
A veces, nuestras acciones nos definen. Pero todos somos más de lo que pone en nuestras tarjetas de visita.
Ayuda a tu amigo a darle un giro positivo a la situación. Dile que estás emocionado por todas las opciones que tiene ahora, insiste en que puede intentar buscar un trabajo que le guste de verdad, o retomar los estudios para formarse en un ámbito totalmente distinto, o escribir ese libro con el que siempre había soñado.
Recuérdale que cuando una puerta se cierra, otra se abre, si de verdad está dispuesto a luchar por ello.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por María Ginés Grao.