Que alguien conteste a ese "Parlem?"
A tres días del 1-O, se suceden anuncios, titulares, manifestaciones y confrontaciones, pero cada jornada acaba como empieza: sin una pizca de acercamiento.
Desde que el 1-O entró en su recta final, los días son una sacudida constante de titulares, anuncios, llamadas al diálogo, manifestaciones y confrontaciones, pero todos acaban como empiezan: sin acercamiento entre el Gobierno y el Govern y sin luz sobre la interrogante logística que supone el referéndum. No se sabe dónde se votará, no se sabe dónde están las urnas y tampoco cuántas hay. La Guardia Civil cree haber encontrado 100 de ellas en un altillo de difícil acceso de un almacén de Igualada (Barcelona), pero los que las tenían sostienen que no eran para eso, sino para una convocatoria electoral del Barça.
El club blaugrana, o buena parte de su directiva, siente como suya la tarea de contribuir a la construcción del "nou país", así que ni las sentencias judiciales ni las dudas sobre las garantías que ofrece el referéndum del domingo hacen mella en Nou Camp. Por si había alguna duda después del comunicado del equipo para posicionarse "al lado de lo que decida el pueblo de Catalunya", Gerard Piqué ha decidido despejarlas. "Votarem. Expresémonos pacíficamente, no les demos ninguna excusa", ha escrito en sus redes.
El mensaje del defensa culé, al que muchos contemplan como "la gran esperanza rubia" para el futuro de la presidencia del Barça, ha generado una reacción que no le resultará desconocida: la de quienes piden que abandone la Selección Española de Fútbol. Ese "#PiquéFueradeLaSelección" es este jueves lo mismo que fue el miércoles el "¡A por ellos!" o el Hispanofobia del PP: respuestas viscerales y disparos al aire que el contrario lee como la evidencia definitiva de que su empecinamiento es acertado y justo.
Piqué, en cualquier caso, apunta con sus palabras al que probablemente sea el único punto en común de unos y otros: el temor a que la tensión se desborde y se produzcan episodios de violencia. Carles Puigdemont ha expresado esa preocupación en la Junta de Seguridad celebrada este jueves y el secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, le ha contestado que evitar que haya problemas el domingo está en su mano: desconvocando el referéndum ilegal.
Los protagonistas de esa reunión, convocada de manera unilateral por el presidente de la Generalitat, han sido los Mossos d'Esquadra. Están obligados a cumplir la resolución del Tribunal de Justicia de Cataluña y precintar los colegios electorales, pero el Govern, que se ha comprometido a abrir esos colegios, ha pedido que no se les ponga "contra las cuerdas" y ha insistido en el argumento de la proporcionalidad: los agentes velarán por "la convivencia" y tratarán de adecuar su actuación "para evitar males mayores".
La policía autonómica catalana, sin embargo, no es la única que está en una encrucijada. El discurso del piolín amordazado que los independentistas han articulado en estos días va encontrando sus huecos en el ámbito internacional, con un poco de ayuda de Ada Colau. Las medidas judiciales y policiales adoptadas para evitar el referéndum han causado preocupación, por ejemplo, a dos relatores independientes de la ONU, que este jueves han instado a Mariano Rajoy (¿dónde está?) a garantizar que ninguna de sus actuaciones "interfiera con los derechos fundamentales a la libertad de expresión, reunión, asociación y participación política".
Que la de España es una democracia de rasgos tiránicos es lo que ha sostenido Puigdemont ante 300 directores y profesores de colegios e institutos públicos a los que ha animado a ir contra la ley y abrir los colegios el domingo: "Lo que haréis no lo haréis por acompañar al Parlament o al Govern sino a toda la ciudadanía". Los presentes han respondido entregándole las llaves de cinco escuelas, como símbolo de que los centros están a su disposición.
También lo está la voluntad de votar de los miles de estudiantes que han marchado por las calles de Barcelona este jueves a favor del 1-O. "Las calles serán siempre nuestras", han clamado durante su marcha aquellos a los que Joan Tardà, de ERC, situó hace poco ante una dicotomía tajante: contribuir al alumbramiento de la República Catalana o convertirse en "traidores a la tierra". Hay otros que llevan el dilema incluso más lejos: la negativa a permitir el referéndum ofende a Dios. Por eso algunos religiosos han ofrecido sus iglesias y doscientos feligreses han rezado por el 1-O.
Las inflamaciones retóricas se suceden estos días y sólo sirven para elevar el techo de la frustración y dejar sin respuesta la iniciativa de una pancarta viral: Parlem? ¿Acabará contestando alguien?