¿Puede el turismo salvar al orangután de Borneo?

¿Puede el turismo salvar al orangután de Borneo?

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Muchas veces quien escribe este artículo ha utilizado el altavoz de El HuffPost para alertar de los abusos y perjuicios que el turismo mal gestionado causa a las personas, el medio ambiente y el patrimonio.

Sin embargo puede darse la paradoja de que el mismo turismo que tantas veces somete a cautiverio y explotación a los animales, sea la salvación de una de las especies más amenazadas del planeta; el orangután. Esta situación viene provocada por la máxima de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Vamos a situarnos.

EL ORANGUTÁN, NUESTRO PROTAGONISTA

El orangután (hombre de la selva en malayo) tiene su hábitat en las islas indonesias de Borneo y Sumatra, y es una de las especies más amenazadas de la tierra. Su población se ha reducido en un 90%, y sólo en los últimos 30 años han muerto más de 50.000 ejemplares por causas no naturales.

La ignorancia humana se ha cebado con esta especie cuyas crías han sido utilizadas como mascotas, los machos para espectáculos de boxeo y se han dado extremos de capturar hembras para prostituirlas en burdeles.

Algunas de estas aberrantes prácticas se han prohibido y están perseguidas, pero esto no ha supuesto la salvación de la especie, porque la presencia de los orangutanes molesta mucho a una de las industrias más lucrativas de Indonesia: el aceite de palma.

EL ACEITE DE PALMA, NUESTRO ENEMIGO

El consumo mundial de aceite de palma no para de subir. Su cultivo es una de las principales fuentes de ingresos en Indonesia, de hecho ya cultivan el 53% del aceite que se produce en el mundo.

Cada español consume al año una media de dos kilos de este aceite en patatas fritas, bollería industrial, margarinas, cosméticos... grasa barata considerada por todos los nutricionistas como uno de los productos mas insalubres presentes en nuestra cesta de la compra cotidiana.

Para atender la creciente demanda de aceite de palma, Indonesia se ha propuesto aumentar significativamente las hectáreas de cultivo. Una de las formas habituales de hacerse con la tierra para plantar las palmeras de donde se extrae el aceite es quemar los bosques tropicales, con las terribles consecuencias para sus moradores. Sí, una de las formas mas habituales de morir los orangutanes en Indonesia es quemados vivos en su propio hábitat.

Está claro que para la poderosa industria del aceite de palma el orangután es un estorbo fácil de eliminar. Sin embargo en los últimos años ha aparecido otro enemigo al que no es tan fácil combatir: el turismo.

EL TURISMO, ¿LA SALVACIÓN DEL ORANGUTÁN?

Indonesia se ha convertido en un destino turístico emergente. La gente ya no viaja únicamente a la exótica Bali. Quiere recorrer sus islas descubriendo templos, cultura, volcanes, playas y por supuesto fauna.

Adentrarse en la selva de Borneo en busca de los orangutanes se ha convertido en una de las experiencias más demandadas y bellas que se pueden realizar en Indonesia. Durante tres días, te adentras en el corazón de la jungla a bordo de un klotok, un pequeño crucero de madera exclusivo de Borneo, admirando este patrimonio natural amenazado.

En el tour visitarás algunos de los centros de conservación más importantes, como Camp Tangguy o Camp Leakey, fundado por la primatóloga Birutè Galdikas, para el estudio y protección de estos grandes primates. Guiados por los guardas del parque, podrás acercarte a los grupos de orangutanes, mirarles a los ojos y tomar conciencia.

Así fue como todos los que acudimos a la llamada del orangután de Borneo nos concienciamos de la amenaza que la industria del aceite de palma supone para esta especie. Visibilizando su problema, usando nuestras redes sociales para denunciar estos abusos, contratando tours con agencias implicadas en la conservación del hábitat y presionando a las autoridades de Indonesia conseguiremos frenar la desaparición del orangután.

Si quieres conocer más sobre los problemas que amenazan a los orangutanes y otros simios, te aconsejo que visites la web de la organización Proyecto Gran Simio.