Presente y futuro del trabajo
Tenemos como retos de futuro inmediato la derogación de los aspectos lesivos de la reforma laboral y la elaboración del Nuevo Estatuto de las Personas Trabajadoras.
Resulta imposible en el día 1º de Mayo iniciar reflexión alguna sobre el presente y el futuro del trabajo sin reconocer el esfuerzo a todas las personas que han estado en primera línea cuidándonos durante la pandemia. No solo cuidando de nuestra salud, sino también de que nuestra sociedad funcione en unos momentos de incertidumbre total. Esta pandemia está marcando el panorama laboral del mundo en su totalidad y de nuestro país en particular.
Afortunadamente la hemos afrontado con sólidos cimientos construidos por un Gobierno progresista en cooperación con las comunidades autónomas y administraciones locales, en armonía con la Unión Europea y de la mano de la sociedad civil (agentes sociales y económicos, tercer sector).
Durante este tiempo tan difícil han sido fundamentales las medidas adoptadas para proteger a las personas trabajadoras y al tejido empresarial, que nunca son suficientes, pero que han servido para paliar los efectos devastadores de la pandemia. Medidas como la utilización de manera importante de la figura de los ERTE, que han llegado a proteger a 3.600.000 personas, o la prestación por cese de actividad para autónomos que llegó a beneficiar a 1.600.000, casi la mitad de los afiliados al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos. Además de proteger también a otros colectivos que no tenían derecho a prestaciones, como las empleadas del hogar o las personas trabajadoras fijas discontinuas, entre otras.
No debemos olvidarnos tampoco de que tanto las empresas, como los autónomos afectados por esta crisis sanitaria han estado exonerados de manera total o parcial del pago de cotizaciones.
A pesar de la situación, se ha seguido legislando, generalmente de acuerdo con los agentes sociales, en aspectos laborales muy importantes, entre otros: el real decreto ley 28/2020, que regula el trabajo a distancia, incluyendo los derechos de las personas que realizan teletrabajo; la derogación del artículo 315.3 del Código Penal que afectaba claramente al libre ejercicio del derecho a la huelga, o la ley 1/2020 por la que se deroga el despido objetivo por bajas médicas establecido en el artículo 52d del Estatuto de los Trabajadores.
Asimismo, se han aprobado dos importantes reales decretos, el 901 y el 902 del 2020, que acaban de entrar en vigor el pasado 14 de abril y que regulan los planes de igualdad y su registro y el registro de salarios, respectivamente. Ambos son desarrollo del real decreto ley 6/2019 que, entre otras cosas, tenía como objetivo principal eliminar la brecha laboral entre hombres y mujeres, que todavía persiste y que debemos suprimir si queremos conseguir una sociedad más digna y más justa, teniendo en cuenta que esta brecha también se termina materializando en las pensiones. En este ámbito, debemos señalar la importancia de la reforma introducida en el artículo 60 de la ley de la Seguridad Social por el RDL 3/2021 en la que se establece un complemento en las pensiones que fundamentalmente van a cobrar las madres, y que estará en vigor hasta que se consiga bajar la brecha del 30% actual al 5%.
Con este mismo objetivo es fundamental también seguir poniendo en marcha medidas que fomenten la corresponsabilidad, por ello no debemos olvidar que, en cumplimiento del real decreto ley anteriormente mencionado, este año se ha conseguido equiparar en 16 semanas el permiso por nacimiento y cuidado de hijo/a entre padres y madres.
Tanto en foros nacionales como internacionales se lleva años hablando del futuro del trabajo, de lo que va a implicar la extensión de la digitalización, la robótica y la inteligencia artificial, el cambio climático y el reto demográfico. Todo ello va a significar la eliminación de puestos de trabajo, pero también la creación de otros nuevos. Por eso, es fundamental tener preparadas a las personas para poder desempeñarlos propiciando transiciones justas que no dejen a nadie atrás.
Ahora, en medio de esta crisis general, nos hemos dado cuenta de que el futuro del trabajo ya es presente. Debemos aprovechar la oportunidad que para nuestro país supone la puesta en marcha del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que de la mano de la Unión Europea, a través de los fondos Next Generation EU, servirá para relanzar y modernizar nuestra economía.
Entre otros objetivos, este plan va a suponer un impulso definitivo para crear empleos de calidad, reducir el desempleo estructural y el paro juvenil, mejorar las políticas activas de empleo y propiciar una mejor formación profesional, haciendo hincapié en las competencias digitales.
Tenemos como retos de futuro inmediato la derogación de los aspectos lesivos de la reforma laboral del 2012 y la elaboración del Nuevo Estatuto de las Personas Trabajadoras del Siglo XXI, así como realizar las reformas pertinentes en la Seguridad Social siguiendo el camino marcado por el Pacto de Toledo. Para todo ello, es fundamental conseguir el mayor grado posible de acuerdo político y social.