El PP tiene que pedir perdón a la Policía
Casado sale a la calle contra la reforma de la 'ley mordaza' pero guarda silencio por la utilización más grave de las fuerzas de Seguridad en décadas: la operación Kitchen de la Administración Rajoy.
Pablo Casado tiene que pedir perdón a la Policía. Sí, a la Policía. El PP sale en tromba estos días a las calles de toda España diciendo que está junto a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado por la reforma de la ‘ley mordaza’ planteada por el Gobierno de coalición. Busca, en su competición con Vox, presentarse al lado de policías y guardias civiles por unas enmiendas del PSOE y UP que supuestamente los dejan desprotegidos.
Pero a Pablo Casado se le olvida que el mayor daño hecho a la Policía en décadas se ejecutó por parte de su partido. Y no hace tanto tiempo. Se llama operación Kitchen y consistió en la utilización por parte del Ministerio del Interior durante la época de Mariano Rajoy de la propia Policía para robar documentos a la familia Bárcenas y obstruir la labor de la Justicia en la investigación del mayor escándalo de corrupción que ponía en jaque al anterior Gobierno, el caso Gürtel.
A los populares se les ha olvidado y no quieren recordar que en estos momentos está imputado y procesado el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz (uno de los hombres más poderosos del PP durante décadas) por la utilización del Departamento para tapar la corrupción de los populares. El hombre que tenía que velar por la seguridad de todos los españoles se encargaba supuestamente de dedicar personal y dinero público para destruir información y que no llegara a la Audiencia Nacional. Y nadie ha pedido perdón. Eso pasaba en nuestro país durante los años de Rajoy.
Pero es que no sólo Fernández Díaz, sino que también está procesado el que era su secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez. Además, ha pasado a juicio en la Audiencia toda la cúpula de Interior durante aquella época: el exdirector adjunto Operativo Eugenio Pino, los responsables policiales José Luis Olivera, Marcelino Martín Blas, José Ángel Fuentes Gago, Bonifacio Díez Sevillano, Enrique García Castaño, Bonifacio Díez Sevillano y Andrés Manuel Gómez Gordo, el comisario jubilado José Manuel Villarejo (el rey de las cloacas) y el chófer de los Bárcenas, Sergio Ríos Esgueva. Lo que se conoce como la policía “patriótica”, por la que nadie en el PP ha pedido perdón.
Leamos y repitamos: la cúpula de Interior, imputada por los delitos de descubrimiento y revelación de secretos, prevaricación, omisión del deber de perseguir los delitos, cohecho, tráfico de influencia y malversación. Y eran los que nos tenían que cuidar.
¿Eso no es utilizar a la Policía para ir contra el propio Estado de Derecho? ¿Se puede permitir un país que desde Interior se ordene la destrucción de pruebas? ¿Es admisible que se pague con fondos reservados una operación de ese calado? ¿A nadie le indigna que se use la seguridad de todos los españoles para tapar la corrupción de un partido político? ¿Dónde está el respeto a la separación de poderes por parte del supuesto partido del orden? ¿No es vergonzoso que se destinara a agentes de la lucha antiterrorista a espiar a Bárcenas? ¿Nadie debe reconocer ese error? ¿El PP no debe censurar esos comportamientos? ¿No es malo para la democracia que el actual líder del Partido Popular guarde silencio sobre eso?
El PP se suma a las críticas por la equiparación salarial de los policías, un debate totalmente legítimo y necesario en el país. Pero no se acuerda de que se utilizó dinero por parte de la Administración de Rajoy -dinero de todos- para sufragar esa operación. ¿Han escuchado a algún dirigente del PP decir que se devuelva eso para pagar a los policías?
Pero es más, en uno de los autos del juez Manuel García-Castellón, se relata que al chófer de Bárcenas se le pagó por los servicios prestados “y con la finalidad de asegurar su silencio desde la Secretaría de Estado se maniobró para que Ríos entrase en el Cuerpo Nacional de Policía”. ¿No hay más perjudicial para la Policía que hasta corromper el sistema para entrar en el cuerpo y que se hiciera para captar a una persona que robase documentos contra la Justicia?
Sería necesario que Casado pidiese perdón por esas prácticas y prometiera que eso no volverá a pasar si gobiernan los populares. El líder del PP dijo en el mes de febrero que no iba a hablar nunca más de asuntos del “pasado”. Pero Jorge Fernández Díaz no es tan pasado precisamente. Cuando cogió el partido, tras ganar las primarias frente a Soraya Sáenz de Santamaría, lo metió dentro de esa “nueva” dirección del PP. Nada más y nada menos que como secretario de Interior y de Libertades. Ahora está suspendido de militancia provisionalmente. Pero es un hombre al que colocó en su primera dirección en uno de los puestos clave. No es el pasado. Por lo tanto, sí debería hablar sobre él.
Salir a la calle junto a los policías y guardias civiles contra el Gobierno del PSOE y de Unidas Podemos, de la mano de Vox, supone también una instrumentalización de las protestas y pone en riesgo también la propia neutralidad de la que deben gozar las fuerzas y cuerpos de Seguridad. Es intentar sacar tajada política y votos utilizando las protestas de los policías y de los guardias civiles.
Y el PP vuelve a esa delgada línea roja de confundir y querer patrimonializar los poderes del Estado como si fueran suyos, como si el Estado fuera el PP. Ese afán devorador como pasa con el Poder Judicial, con esa concepción que se materializa en poner a Enrique Arnaldo en el Tribunal Constitucional) y con el intento de apropiarse de la monarquía, que hace dividir más y alejar a Zarzuela de la izquierda.
El PP, además de salir a la calle, debe pedir perdón a la Policía. Por la calidad democrática española.