La potencial invasión de Rusia a Ucrania pone a prueba la diplomacia anti-Putin de Biden
El presidente estadounidense tiene que establecer una fuerte alianza occidental contra el líder ruso, Vladimir Putin.
El esfuerzo del presidente Joe Biden para reunir apoyo –tanto en Estados Unidos como en el extranjero– ante una posible invasión rusa de Ucrania es la última gran prueba de su capacidad para salvar diferencias ideológicas y equilibrar los intereses en conflicto para construir coaliciones efectivas.
Su historial hasta ahora como presidente sugiere que no lo tendrá fácil. Biden está intentando conseguir el tipo de alianza en el frente internacional que no ha podido conseguir en Estados Unidos, con sendas derrotas en los derechos de voto y su proyecto de ley de gastos domésticos y climáticos de 2,2 billones de dólares (2.000 millones de euros).
Ahora, se enfrenta a una tarea más complicada y globalmente más peligrosa: mantener unido a Occidente mientras se enfrenta a lo que los funcionarios de la Casa Blanca dicen es una invasión cada vez más probable del territorio ucraniano ordenada por el presidente ruso, Vladimir Putin.
La acumulación de momentos difíciles está resultando una prueba importante para los pilares de la candidatura de Biden en 2020: que podría hacer las cosas de manera competente en casa y restaurar la posición de Estados Unidos en el mundo después de los cuatro años de Donald Trump en la Casa Blanca.
Biden pierde apoyo en Estados Unidos
“Comenzando con la caótica salida de las tropas estadounidenses de Afganistán al final del verano, el aumento en los casos de covid en otoño, y siguiendo por las preocupaciones económicas de inflación y escasez de mano de obra y sus problemas con su agenda legislativa, Biden se ha encontrado con un público cansado que está viendo una serie de promesas incumplidas”, dice Christopher Borick, director del Instituto de Opinión Pública en Muhlenberg College. “La situación en Ucrania es una prueba más a su competencia”.
La última crisis se produce cuando Biden ya ha visto que su apoyo público cae.
Solo alrededor de una cuarta parte de los estadounidenses tienen una confianza significativa en Biden para gestionar de manera efectiva las fuerzas armadas o promover la posición de los EE UU en el mundo. Cerca de 4 de cada 10 tienen poca confianza en Biden en estas áreas, según una encuesta de investigación de Associated Press-NORC Center for Public Affairs. Los demócratas ahora son menos propensos que cuando asumió el cargo a decir que tienen “mucha confianza” (48% frente a 65%), según esta encuesta.
La alianza EE UU-UE-OTAN
Los funcionarios de la administración han estado luchando para que los aliados de la OTAN vean que es probable que haya un ataque ruso.
Los asistentes de seguridad nacional de Biden han estado trabajando con países de Europa, la Comisión Europea y proveedores globales en planes de contingencia por si Rusia interrumpe el suministro de energía al continente.
El presidente ha dicho en repetidas ocasiones que no enviará tropas estadounidenses a Ucrania. Pero ha ordenado que 8.500 soldados estén en alerta máxima para su despliegue en la región del Báltico. Y el martes, volvió a advertir sobre “enormes consecuencias” y sanciones severas para Rusia, así como para Putin personalmente, si Rusia emprende una acción militar contra Ucrania.
También dijo que había hablado con todos los aliados de la OTAN y afirmó que están “todos en la misma página”.
De hecho, Biden, quien se reunió por videollamada con varios líderes europeos el lunes, afirma que hay “unanimidad total” en el enfoque de la crisis de la alianza occidental. Pero hay signos de diferencias.
Alemania se ha negado a enviar ayuda militar a Ucrania –solo ha enviado 5.000 cascos– incluso cuando Estados Unidos y otros aliados de la OTAN han enviado ayuda a Kiev. Los alemanes argumentaron que esta ayuda podría hacer escalar aún más la tensión.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, se molestó ante el comentario de Biden la semana pasada de que una “incursión menor” en Ucrania tendría consecuencias más limitadas para Moscú. El presidente y la Casa Blanca se movieron rápidamente para aclarar que Estados Unidos impondría sanciones severas contra Rusia por cualquier invasión del territorio ucraniano. Los funcionarios ucranianos también se quejaron de que el Departamento de Estado de EE UU fue “prematuro” al pedir a las familias de los trabajadores de la embajada estadounidense y empleados no esenciales en Ucrania que abandonaran el país.
El presidente francés, Emmanuel Macron, dijo el martes que era “bueno” que Estados Unidos y Rusia hayan estado hablando, pero señaló que no vio ningún resultado concreto. Macron dijo que planeaba hablar directamente con Putin el viernes.
Mientras, el presidente croata, Zoran Milanovic, culpó de la escalada de tensión a la administración Biden y a la presión de los “halcones” en ambos lados de la escena política estadounidense. Croacia es miembro de la OTAN y sus tropas han participado en las misiones de la alianza en el exterior.
EE UU y la OTAN rechazan las exigencias de Rusia
Tanto Estados Unidos como la OTAN han rechazado este miércoles una de las exigencias principales de Rusia: impedir que Ucrania (o cualquier ex república soviética) se adhiera a la Alianza Atlántica.
El secretario de Estado, Anthony Blinken, ha defendido la decisión destacando el principio de puerta abierta de la OTAN y el apoyo a la libertad de Ucrania para que elija a sus aliados.
Del mismo modo que EEUU, la OTAN tampoco compromete el derecho de ningún país a pedir su ingreso en la Alianza por lo que ante la respuesta de Rusia a esta negativa no descarta ningún escenario y ha advertido que están preparados para lo peor.
El ministro de Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov ha calificado de “inaceptable” y como un retorno “a los tiempos de la Guerra Fría” la respuesta que han recibido por parte de EEUU y la OTAN a sus exigencias para acabar con la crisis de Ucrania y rebajar la tensión generada.
El Kremlin ha declarado este jueves que “no hay muchos motivos para el optimismo” en las repuestas de EEUU y la OTAN a sus propuestas sobre la seguridad europea, aunque ha precisado que aún “hay perspectivas para un diálogo”. Una cuestión que se comprobará en el encuentro denominado Formato de Normandía, que reunirá a Rusia, Ucrania, Francia y Alemania dentro de 15 días, donde este miércoles, en una primera reunión, han reafirmado su “apoyo incondicional al alto el fuego”.
La oposición estadounidense pide más mano dura con Rusia
La tarea de Biden de lidiar con una comunidad global con perspectivas y motivaciones tan diferentes es algo similar a su desafío en Estados Unidos, donde se ha enfrentado a las realidades de un Senado 50-50 y una coalición demócrata cuyos miembros no siempre están de acuerdo.
Sin embargo, lo que está en juego para Biden y el mundo es potencialmente mucho mayor a medida que trata de reafirmar el liderazgo estadounidense después de los años en la presidencia de Trump.
En Estados Unidos, a medida que la crisis se ha desarrollado en las últimas semanas, Biden se ha enfrentado a las críticas de los legisladores republicanos que han presionado para que la Casa Blanca imponga sanciones preventivas contra Moscú. Biden dice que EE UU le ha dejado claro a Rusia que las sanciones serían severas y sin precedentes, pero los funcionarios argumentan que actuar de manera preventiva socavaría cualquier posibilidad de que Rusia dé un paso atrás.
Los republicanos escépticos han tratado de recordar a los votantes la decisión de Biden el año pasado de renunciar a las sanciones contra el gasoducto Nord Stream 2 de Rusia a Alemania.
Estados Unidos ha afirmado durante mucho tiempo que el proyecto del gasoducto amenazaría la seguridad energética europea al aumentar la dependencia del continente del gas ruso y permitiría a Rusia ejercer presión política sobre las naciones vulnerables de Europa central y oriental, en particular Ucrania.
Pero Biden, quien planteó sus propias preocupaciones sobre el oleoducto desde su época como vicepresidente, anunció el año pasado que renunciaría a las sanciones contra las entidades alemanas debido al daño que habrían causado a las relaciones entre Estados Unidos y Alemania.
El senador republicano de Texas, Ted Cruz, un posible contendiente a la Casa Blanca en 2024, hizo un intento legislativo fallido –a principios de este mes– de imponer sanciones al oleoducto, que aunque está terminado aún no está en marcha. El secretario de Estado, Antony Blinken, y otros funcionarios de la administración han dicho que es poco probable que el gas fluya a través del oleoducto si finalmente hay invasión de Rusia a Ucrania.
Para el portavoz del Comité Nacional Republicano, Tommy Pigott: “Biden ignoró su propio consejo y le dio a Putin una importante victoria geopolítica al renunciar a las sanciones sobre su oleoducto”.
Los funcionarios de la Casa Blanca insistieron en que las críticas del Partido Republicano no se deberían tener en cuenta, después de que Trump intentara sin éxito en sus últimos meses en el cargo reducir drásticamente la presencia de tropas estadounidenses en Europa, lo que consideraron que solo envalentonaba la agresión rusa en la región.
El líder republicano del Senado, Mitch McConnell, quien previamente criticó a la administración Biden por no tomar medidas preventivas contra Moscú, apoyó al presidente el martes. El senador calificó de “alentador” que Biden aumentara la ayuda militar y pusiera a las tropas estadounidenses en alerta máxima para su despliegue en los aliados de la OTAN en los países bálticos.
“Me parece que la administración se está moviendo en la dirección correcta”, dijo McConnell.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ EEUU y ha sido traducido del inglés por Elena Berrocal.