¿Por qué no comen atún los 'millennials'?
El consumo de atún ha caído un 42% en solo tres décadas.
Un informe de Wall Street Journal ha desvelado que al atún le está costando mantenerse en la dieta de los millennials. Su consumo ha caído un 42% en solo tres décadas.
Esta publicación señala que los millennials prefieren no tener que recurrir al abrelatas para acceder a su comida, dado que es incómodo, peligroso si se hace mal y deja las manos con olor a pescado.
Sí, las ventas de atún están cayendo, pero el motivo tras el cambio requiere un análisis bastante más profundo que simplemente culpar a los jóvenes de ser vagos y no tener los utensilios adecuados. Además, al menos en España, prácticamente todas las latas de atún cuentan con abrefácil.
Para empezar, el atún ha recibido mucha mala prensa en lo relativo a su sostenibilidad: desde los años 60, la población de atunes se ha reducido de media en un 60%. Por su parte, el atún de aleta azul del Pacífico y el thunnus maccoyii han visto cómo su población se ha reducido en un 95%.
También hay debate en torno a las redes de cerco por el daño que causan a los delfines. Se estima que siete millones de delfines han muerto en redes de cerco para atunes en el Pacífico oriental tropical.
Teniendo en cuenta que un tercio de los jóvenes de entre 18 y 34 años están "muy preocupados" por el medio ambiente y por el daño que causan los seres humanos, no resulta descabellado pensar que la sostenibilidad puede influir a la hora de meter atún en el carrito de la compra.
También han circulado un montón de noticias sobre los peligros de comer atún por la posibilidad de envenenamiento con mercurio. Aunque los científicos aseguran que la cantidad de mercurio hallado en las reservas de atún se está reduciendo, las sospechas de los consumidores no se desvanecen.
No hay que olvidar el creciente número de millennials que no comen pescado. La Vegan Society ha informado de que la demanda de alimentos sin carne o pescado aumentó en un 987% en 2017 y que hacerse vegano fue una de las mayores tendencias de 2018.
Incluso para los consumidores de pescado, la oferta de productos se ha ampliado desde que el atún empezó a dominar el mercado el siglo pasado. Pescado fresco importado desde cualquier parte del mundo, pescaderías en los supermercados y miles de otros productos deliciosos al alcance de la mano. Hay multitud de opciones disponibles y en muchos casos no son más caras.
El atún en lata no es tan barato como otras carnes y pescados procesados. Además, los millennials viven en casas más pequeñas que nunca, de modo que no tienen mucho espacio disponible para almacenar torres de latas.
Con el atún en la cuerda floja, los vendedores están tratando de revertir la tendencia envasándolo en recipientes más sencillos de abrir o incluyéndolo en aperitivos, sándwiches y ensaladas para llevar. Puede que se estén esforzando en vano.
Además de que el atún en lata trae a la mente una imagen de personas tomando comida de gato, el olor a pescado siempre lo convertirá en una comida mal vista socialmente en el trabajo, da igual cómo lo sirvas.
Y, dado que los millennials posiblemente nunca podrán permitirse la jubilación (por lo que les conviene caer bien a sus compañeros de trabajo), no es probable que el atún vaya a remontar la tendencia a corto plazo.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.