Por qué los padres deberían ver 'Por trece razones' y los adolescentes no
Como madre, psicóloga y autora de dos libros sobre el impacto de los sucesos traumáticos en adolescentes, sabía que tenía que ver Por trece razones, incluso aunque normalmente prefiera hacer actividades más ligeras y relajantes en mis ratos de ocio.
Por si acaso alguien no ha oído hablar de la polémica nueva serie de Netflix, gira en torno a Hannah Baker, una adolescente que se suicida. En lugar de una nota de suicidio, Hannah deja 13 cintas de caset a los que la han tratado mal en vida en las que les explica por qué han contribuido a su suicidio.
La serie trata varios temas tabú que los padres deberían hablar con sus hijos adolescentes. Sin embargo aunque va dirigida a un público juvenil, ha dejado a la comunidad de expertos en salud mental bastante preocupada.
En general, creo que hay varias razones por las que los padres deberían ver la serie, y otras tantas por las que los adolescentes no deberían verla. Pero, seamos sinceros: muchas veces nuestros hijos insistirán en verla o la verán sin permiso, incluso puede que la hayan visto ya. Es un asunto con el que tenemos que lidiar.
La serie trata muchos temas sobre los que preferiríamos no pensar, pero nos da la oportunidad de hablar sobre ellos con nuestros hijos.
1) La serie nos invita a iniciar una conversación sobre abusos sexuales.
Varios personajes de la serie (Hannah, Jessica) son víctimas de abusos sexuales (como toqueteos, sobeteos e incluso penetración) y de malos tratos (como, por ejemplo, comentarios degradantes sobre el físico). En Estados Unidos, una de cada seis mujeres será víctima de acoso sexual a lo largo de su vida, y las adolescentes y las universitarias son los grupos de alto riesgo. Tenemos que hablar de la importancia del consentimiento, del respeto, de la empatía, de los límites personales y del consumo de alcohol con nuestros hijos. Tenemos que enseñarles a los chicos que, tanto desde el punto de vista ético como del legal, el consentimiento debe darse conscientemente y que si una chica se encuentra bajo los efectos del alcohol, no puede dar su consentimiento conscientemente.
2) Señala que se siguen utilizando los mitos sobre las violaciones para culpar a las víctimas.
Los jóvenes tienen que entender que nadie merece ser víctima de un abuso o de una violación, y que si ven a alguien vulnerable (por ejemplo, alguien que haya consumido drogas o alcohol), tienen que encontrar una manera de intervenir desde una posición segura. Estudios de todo el mundo confirman que el largo de la falda de una mujer no tiene nada que ver con que sea víctima de acoso sexual y que lo único determinante es el ansia de control y de poder del violador.
3) Pone de manifiesto la denigración que sufren las chicas, a las que se llama "zorras", "putas", etc.
Las chicas de la serie siempre buscan llamar la atención masculina: un novio se concibe como una especie de "moneda social" que lleva hacia la popularidad y la aceptación. Sin embargo, no tardan en etiquetar a las chicas como "fáciles" o "sueltas". Pero, en realidad, la mayoría de mujeres estadounidenses suelen tener unos 5 o 6 parejas sexuales a lo largo de sus vidas. Tenemos que enseñar a nuestros hijos que las decisiones relacionadas con la sexualidad son personales y que se basan en los valores de cada uno (o de la familia de cada uno), en la espiritualidad, en los límites personales y en la percepción de uno mismo. También tenemos que enseñar a nuestros hijos que las decisiones de los demás no les conciernen. En la serie, la humillación es un arma poderosa que se utiliza para acosar y denigrar.
4) La serie trata el tema de la homofobia.
Aunque en la serie aparecen personajes abiertamente homosexuales, también hay un personaje (Courtney) que se avergüenza profundamente de su propia identidad sexual como lesbiana. Resulta interesante que el hecho de que la hayan criado dos padres acentúe su sensación de ansiedad y aislamiento, porque sabe de primera mano los prejuicios a los que tuvieron que enfrentarse sus propios padres. Por desgracia, Courtney recurre a difundir rumores sobre el historial sexual de Hannah para desviar la atención de su propia sexualidad. Todos los padres tienen que ser conscientes de que los adolescentes LGBT son más vulnerables al acoso escolar, a la depresión y a los pensamientos suicidas. Para que estos jóvenes se sientan respaldados y seguros, y para preservar su salud física y mental, es de vital importancia crear un entorno familiar de apoyo.
5) La serie anima a los padres a intentar detectar los síntomas del abuso de sustancias.
Después de que uno de los personajes (Jessica) sufra abusos sexuales, empieza a beber con regularidad. En una escena, se ve que tiene botellas escondidas debajo de la cama, al parecer, para apaciguarla y ayudarla a dormir. Nosotros, como padres, no podemos dar por hecho que el alcoholismo sea la consecuencia automática de un arrebato de rebeldía o de la típica experimentación adolescente. Hay estudios que indican que el abuso de sustancias puede estar relacionado con sucesos traumáticos de la infancia y de la adolescencia. En lo relativo al abuso de sustancias, no basta con saber lo que están haciendo nuestros hijos, lo que hay que saber es por qué lo hacen.
6) Y a plantearse si supervisan debidamente a sus hijos.
Muchos personajes de la serie pasan mucho tiempo solos en casa, sin supervisión, y aprovechan para practicar sexo y consumir alcohol o marihuana. Es comprensible que un adolescente pueda necesitar pasar tiempo solo en casa. Sin embargo, existen investigaciones que sugieren que los padres exigentes pero cariñosos y comprensivos tienen hijos con menos problemas conductuales y de salud mental. La serie obliga a los padres a plantearse cómo proporcionar un entorno estructurado y acogedor para sus hijos, mientras se les permite asumir retos adecuados para su desarrollo.
7) En la serie hay muy poca información sobre los problemas de salud mental a los que se enfrentaba Hannah Baker (como la depresión y el estrés postraumático).
La serie podría haber incluido información o números de atención telefónica después de cada episodio. Netflix ha dejado pasar la oportunidad de dar a los jóvenes espectadores información útil después de cada capítulo.
8) La serie enaltece el suicidio, aunque no sea su intención.
Aunque en la serie el suicidio sí que afecta a los amigos íntimos y a los familiares, se centra en cómo sobrellevan la culpa las personas que se lo hicieron pasar mal a Hannah. En un mundo de ficción, algunos de los jóvenes se sienten responsables. En el mundo real, ¿quién sabe? Los adolescentes que están pasando por una fase emocionalmente vulnerable pueden pensar que dar las gracias a los demás puede hacer que los demás se centren en ellos y se sientan mal. Por desgracia, no tenemos ni idea de si esto es así fuera de la ficción.
9) Hay escenas de violación muy gráficas.
Dada la presencia del acoso sexual en nuestra cultura, es probable que esta serie resulte molesta para los que lo han sufrido. Parte de la recuperación de un trauma pasa por aprender a gestionar los detonantes. Si un adolescente (o un adulto) ha pasado por un trauma sexual, es posible que quiera prescindir de ver la serie, o que al menos piense cómo va a aguantar las sensaciones que le asalten mientras la ve.
10) La serie transmite que el suicidio no es algo definitivo.
La manera de contar la historia —mezclando escenas del presente y del pasado— transmite la sensación de que Hannah está ahí para ver cómo sus amigos y enemigos reaccionan a su muerte. Evidentemente, sabemos que no está ahí. Sin embargo, los adolescentes que estén deprimidos o tengan pensamientos suicidas no piensan con claridad. Puede que sepamos que Hannah no está ahí para ver el final de su propia historia, pero es difícil tenerlo presente por la forma en que se narra la serie.
11) Hay escenas muy explícitas del suicidio de Hannah.
Aunque no sabemos qué fomenta los suicidios grupales, sabemos que los adolescentes son más vulnerables a los pensamientos suicidas y a los intentos de suicidio después de que alguien conocido se quite la vida. Después de pasar 13 horas ficticias con Hannah Baker resulta fácil pensar que un adolescente vulnerable se sentirá identificado con ella. Esperemos que la serie no produzca un efecto dominó de suicidios.
Así que hay muchas cosas que los padres tienen que plantearse y muchas razones por las que los adolescentes no deberían ver la serie. Pero, si asumimos que muchos la van a ver de todas formas, ¿cómo debemos reaccionar?
12) Tenemos que verla con nuestros hijos para ayudarles a procesar la información.
No es una de esas series que se deban ver del tirón. Es mejor ver un episodio cada día, hablar de él e incluso planear alguna actividad divertida, saludable o relajante para hacer después de verlo.
13) Si tus hijos ya han visto la serie, échale un vistazo por tu cuenta y pregúntales qué les ha parecido.
Escúchales. Pregúntales qué partes les han parecido más realistas. No les juzgues. Uno de los mayores fallos de la serie es que no le da importancia a poder recurrir a un adulto o confiar en él. Se representa al personaje del psicólogo como un incompetente (llega a sugerirle a Hannah que debería denunciar a quien la violó o "pasar página". ¿Ese señor sabe algo de psicología?). De hecho, los adolescentes pueden demostrar una gran resiliencia después de pasar por una situación traumática y, a veces, lo único que hace falta es un adulto comprensivo, amable y competente que les señale el camino adecuado. Intentemos ser ese tipo de adultos y quizá así esta serie haga más bien que mal.
Este artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The HuffPost' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.