Por qué las terrazas sin humo son el mejor aliado de la hostelería catalana
El cigarrillo priva a más de 55.000 familias ¡cada año! de uno de sus miembros.
La iniciativa de la Consellería de Salut catalana de prohibir el humo en toda la hostelería para 2020, terrazas incluidas, es la medida más ambiciosa contra el tabaquismo de los últimos diez años. Es también la más eficaz y la más barata de implantar. Transformada en ley, segará la hierba bajo los pies de Philip Morris, de Altadis, de British American Tobacco y de Japan Tobacco International, las cuatro corporaciones que se reparten la tarta del mercado español, que verán bajar sus balances trimestrales ante la desnormalización del tabaco. La realidad espeluznante es que su producto estrella, el cigarrillo, priva a más de 55.000 familias ¡cada año! de uno de sus miembros. No es de recibo que la hostelería catalana, que desde que entró en vigor la modificación 42/2010 de la Ley del tabaco ha visto cómo los datos de facturación y empleo crecían —incluso en tiempos de crisis—, afirme que peligra el empleo de 70.000 familias.
Como defensor de las tabaqueras, Roger Pallarols, director del Gremi de Restauració de Barcelona, justifica el sistema de las terrazas-refugio que mantiene el número de fumadores en España por encima del 30%, según la encuesta EDADES del Ministerio de Sanidad. ¡Ya está bien! La CEHE (Hostelería de España) erró en la predicción de que se perderían 150.000 puestos de trabajo en 2010 y, sin embargo, la hostelería salió más fuerte que nunca. Esta organización, con el patrocinio visible de Philip Morris en su página, y las organizaciones asociadas han dejado siempre claro que su lealtad está con la industria del tabaco y no con el 70% de la población que sufre y aborrece el tabaco y apoya una regulación más estricta de este producto cancerígeno y dañino para el corazón y las arterias.
Sin un solo dato en la mano, Roger Pallarols trata de sembrar dudas —procedimiento estándar de la industria tabaquera— sobre el fraude de las terrazas. Los estudios de la OCU en 2015, o el de la Dra. Xisca Sureda para la Universidad de Alcalá de Henares, dejan claro que se incumple en más del 80% de las terrazas y que el humo está presente en el 95%. En 2019, la última campaña de nofumadores.org en Sevilla en acabó con más de 200 denuncias por terrazas fraudulentas que son solo la punta del iceberg de un problema de salud nacional. La realidad es que las terrazas proporcionan cientos de miles de metros cuadrados de zonas de fumadores no previstas por la ley por toda España y que así es imposible combatir la adicción a la nicotina.
Ha llegado la hora de que la CEHE deje de actuar como portavoz de la industria tabaquera y renuncie a su asociación con Philip Morris. El escudo de esa tabaquera que aparece en su página web abajo a la derecha les invalida como interlocutores en temas de salud. Las supuestas pérdidas económicas que iba a causar la Ley 28/2005 de medidas sanitarias contra el tabaquismo fueron un bulo que consiguió retrasar en cinco años los espacios sin humo en la hostelería, hasta que la modificación 42/2010 de la ley forzó la creación de los mismos. La extrema permisividad con las terrazas ha degenerado incluso en el retranqueo de fachadas que han vuelto a meter el humo en la antesala de restaurantes.
La OMS recomienda un campo de juego económico igual para todos dentro del sector de la restauración y eso solo puede conseguirse desvinculando completamente la hostelería del mundo del tabaco. Por eso resulta pernicioso que portavoces de la hostelería, como Roger Pallarols, saquen a pasear el fantasma de unas pérdidas económicas irreales. La hostelería sigue poniendo una vela a Dios y otra al diablo, velas que les permiten fingir un cumplimiento formal de de la ley de cara a la galería mientras auspiciaban la creación de un sistema ilegal de fumaderos, terrazas refugio no ya de los adictos a la nicotina, sino de los pingües beneficios que su muerte les proporciona a esas cuatro grandes Tabaqueras. Enhorabuena a la Consellería de Salut por ser la primera administración que pone el interés de los ciudadanos por delante de corporaciones sin alma.