¿Por qué la luz sigue cara y debería preocuparte?
El recibo de la luz de abril ha costado de media 73,09 euros, unos 3 euros más que hace un año.
¡En abril, aguas mil! El refranero popular es muy sabio. La lluvia es símbolo de esperanza. Quizás no se sepa, pero este fenómeno meteorológico tiene un impacto directo en los bolsillos de los españoles. Gracias a su impacto, el mes de abril suele ser uno de los más baratos del calendario en el mercado eléctrico. Y eso siempre viene bien cuando llega el recibo de la luz, uno de los momentos más temidos en muchos hogares españoles.
Desgraciadamente, este año no ha sido así. La asociación de consumidores Facua ha calculado que el recibo de la luz de abril ha costado 73,09 euros, un 4,5% por encima de 2018. Los ciudadanos han tenido que pagar 3,15 euros más que el mismo mes del año pasado.
La asociación ha realizado este cálculo simulando el recibo de la luz de un consumidor medio con una potencia contratada de 4,4 kilovatios y un consumo de 366 kilovatios hora mensuales.
¿Por qué ha ocurrido esto?
La generación de electricidad ha salido cara durante el mes pasado. El precio medio de la electricidad en el mercado diario —el pool eléctrico— ha sido de 50,41 euros el megavatio hora en abril, según el barómetro del grupo ASE.
Este mes de abril el precio se ha situado un 3,26% por encima del de marzo de 2019 y un 18,14% superior a abril de 2018. Si se echa la vista atrás, prácticamente se ha duplicado desde 2014, cuando el megavatio hora costaba 26,44 euros.
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Los datos de la Asociación de Empresas de Gran Consumo de Energía (AEGE) —que agrupa a 25 compañías, como Alcoa o ArcelorMittal, cuyo consumo de electricidad supone el 10% de la demanda anual de la Península— también coinciden en el diagnóstico. El precio medio del mercado diario en abril ha sido de 50,1 euros el megavatio hora, un 17,5 % superior a abril del 2018.
Las emisiones de CO2 encarecen la luz
Una de las causas de este encarecimiento del recibo de la luz ha sido la subida del precio que cuesta emitir una tonelada de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera. Este el dinero que pagan las centrales eléctricas de gas y de carbón para poder contaminar. El precio medio en abril de una tonelada de CO2 ha sido de 26,25 euros. Hace un año ya estaba alto y era de 16,23 euros.
Este encarecimiento de los derechos de emisión de CO2 ha tenido consecuencias. Por un lado, se produce menos electricidad con la quema de carbón. “La producción de electricidad a través del carbón ha perdido rentabilidad”, señala Leo Gago, analista del grupo ASE.
Pero al tener que recurrir al gas, el precio de la generación aumenta. “Ha encarecido la generación de los ciclos combinados (gas), lo que eleva el techo del precio del resto de tecnologías”, apunta Gago.
Otros factores determinantes para este encarecimiento han sido la parada de dos reactores de las centrales nucleares de Vandellós II y Ascó II y la escasa producción hidráulica durante el mes de abril. “El hueco que dejaron las nucleares lo cubrieron los ciclos combinados y no la energía eólica”.
Afortunadamente, la Semana Santa cayó en abril. “La subida en el precio de la luz hubiera sido mayor sin el efecto de la Semana Santa, que redujo la demanda de electricidad, y la importación de energía más barata desde Francia”, lamenta Gago.
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Vuelve el impuesto a la generación eléctrica
El incremento del precio también ha coincido con la suspensión del impuesto a la generación eléctrica durante seis meses que decretó el Gobierno el pasado mes de septiembre. El 1 de abril se recuperó este impuesto del 7% a toda generación eléctrica. Al estar en funciones el Gobierno no ha podido estirar en el tiempo esta exención. “No tiene capacidad de maniobra”, lamentó la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.
Motivos para estar preocupados
La evolución del mercado eléctrico afecta directamente al bolsillo de los más de 11 millones de clientes que tienen la tarifa regulada en España, llamada Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC). Si sube el precio, sube también el recibo.
Los precios del mercado suponen el 35% del importe del recibo de la luz. El resto se corresponde a los peajes (40%) y a los impuestos (25%). “Actualmente menos de la mitad de lo pagamos en el recibo es luz. Hay costes fijos que cubrir. pero también partidas que se podrían sacar de ahí”, afirma Gago.
La situación no parece que vaya a mejorar próximamente. “A corto plazo y en las condiciones actuales, no es probable”, lamenta Gago. Los mercados de futuros de la electricidad señalan que el megavatio hora se situará en 57,20 euros en el tercer trimestre y subirá hasta los 62,88 euros a finales de año.
Aunque los analistas sí creen que el precio podría estabilizarse un poco, ya que la demanda de gas se reducirá “en la medida en que reduzca su consumo para la calefacción”, apunta Gago.
¿Qué habría que hacer para bajar el precio?
Los analistas señalan que se deberían fomentar las energías renovables, al ser las más baratas. “Solo si se produjeran modificaciones estructurales que facilitaran una implantación más ágil de las renovables, el autoconsumo y la generación distribuida (consumo compartido) se alteraría el escenario actual”, afirma Gago.
También se podrían bajar impuestos. La electricidad en España se grava con un IVA del 21%. Las organizaciones de consumidores Facua y OCU piden que se rebaje al 4% (el IVA superreducido). El ahorro en el recibo de la luz a lo largo del año superaría los 100 euros anuales.
Veremos si el Gobierno está dispuesto a coger el toro por los cuernos.