Por qué el voto latino podría decidir (esta vez sí) las elecciones en EEUU
Tanto Trump como Biden saben que las papeletas de los 32 millones de latinos que viven en el país pueden darles la victoria. Cada cual intenta atraerlos a su manera.
Uno se dedica a despotricar contra el supuesto comunismo y socialismo del Partido Demócrata. El otro busca la empatía del público al ritmo de Despacito. Uno aplica políticas para deportar de manera “expedita” a migrantes sin documentos que no puedan demostrar que llevan al menos dos años en Estados Unidos. El otro promete que, si gana las elecciones, promoverá una iniciativa para conceder la ciudadanía a 11 millones de personas indocumentadas en el país.
Uno es el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump; el otro es su rival demócrata en las próximas elecciones del 3 de noviembre, Joe Biden. Ninguno lo ha dicho abiertamente, pero ambos saben que el voto de los latinos, ese disputado e incierto ‘santo grial’, será decisivo para determinar quién gobierna el país los próximos cuatro años.
En Estados Unidos, la población latina es la minoría más mayoritaria. 32 millones de latinos están llamados a votar, lo cual supone un 13% del censo electoral. Teniendo en cuenta la mano dura del presidente Trump con la inmigración —separación de niños de sus padres, deportaciones, el muro con México—, uno podría pensar que la población hispana votará en masa al candidato demócrata. Error: eso sería simplificar demasiado las cosas.
Por un lado, los latinos tienden a integrarse con facilidad en la sociedad estadounidense, lo cual hace que, pasado un tiempo, dejen de identificarse con la población migrante recién llegada. Por otro lado, muchos latinos llegaron precisamente a Estados Unidos huyendo de regímenes socialistas o comunistas, y esa es la baza que Trump está explotando. Además, está el factor machista: algunos (hombres) latinos ven en Donald Trump una figura de “caudillo machista” que les representa, tal y como reconocía el diputado demócrata Darren Soto, de origen puertorriqueño, en un reportaje de Politico.
“El voto latino es como el Santo Grial. Todo el mundo le presta mucha atención, pero no siempre se encuentra”, afirma Pedro Rodríguez, profesor de Relaciones Internacionales de Comillas ICADE y experto en política estadounidense. “Para empezar, el voto latino no es monolítico, a diferencia de lo que suele ocurrir con el voto afroamericano, que en su mayoría va a parar al Partido Demócrata. Además, muchas veces no cumple con las expectativas de participación”, señala el profesor.
Se estima que Biden podría acaparar el 65% del voto latino, un porcentaje alto, pero lejos del 79% que logró su predecesora, Hillary Clinton, que aun así no pudo ganar en estados clave como Florida. Además, y como apunta Rodríguez, la última vez que se celebraron elecciones en Estados Unidos, en las midterm de 2018, la participación latina fue de un 40%, muy por detrás de la del electorado blanco (57%) y afroamericano (51%).
“El voto latino podría ser decisivo, porque hay un buen número de estadounidenses de habla española en Arizona, Nevada y Florida, tres estados clave en disputa”, explica S.V. Dáte, corresponsal de la edición estadounidense del HuffPost en la Casa Blanca.
“Trump ha hecho muchos esfuerzos por ganarse el apoyo de los cubanoestadounidenses en el área de Miami, donde hay muchas familias que huyeron de países comunistas en Latinoamérica, y puede que con ellos funcione su estrategia”, admite. “Sin embargo, los latinos del resto de Florida y de otros estados desprecian ampliamente a Trump, y eso podría ayudar a Biden a ganar... si es que realmente van a votar”, matiza Dáte.
Para su colega Travis Waldron, reportero político del HuffPost, el voto latino es “uno de los aspectos más fascinantes” de estas elecciones. Waldron también menciona la concentración de población de origen latino en estados clave, pero al mismo tiempo es consciente de que el tan cacareado “voto latino” no existe como tal.
“No hay un bloque monolítico de votantes latinos en el país. Los votantes hispanos y latinos de Florida son muy diferentes a los de Texas, Arizona o California, o incluso dentro de Florida, no votan lo mismo los cubanoestadounidenses que los originarios de Puerto Rico, Haití o México”, sostiene el periodista.
“Además, las mismas divisiones generacionales y de educación que vemos entre los votantes blancos y negros se están empezando a ver también en el voto latino, sobre todo entre cubanos: los votantes más jóvenes que nacieron en Estados Unidos tienden a ser más liberales y demócratas que las generaciones más mayores que nacieron en Cuba”, ilustra Waldron.
Este fenómeno se ve reflejado en movimientos como ‘Cubanos con Biden’ y ‘Venezolanos con Biden’, compuestos principalmente por jóvenes y adolescentes que difieren de la visión más conservadora de sus padres.
La venezolana Valentina Semidey es una de ellos. “Es muy duro, porque cuando uno empieza a hablar del tema en la casa empiezan los reclamos y la gritadera. Sé que es por el dolor que nos causó salir de Venezuela y no poder volver. Pero por eso me indigna la forma en la que [el Partido Republicano] se está aprovechando de su dolor, sembrando división y complicando más las cosas”, comenta Semidey, de 18 años y residente en Miami, a Efe.
Sofía Hidalgo, estadounidense de familia cubana, coincide con ella. A sus 18 años, Hidalgo también votará a Biden, pero confiesa que tiene muchos familiares con los que no puede hablar del tema. “Me acusan de querer que el comunismo se reinstale en Estados Unidos”, lamenta la joven. Ella, que vive con su abuelo “en una calle llena de propaganda a favor de Trump”, ha pintado su coche rojo con mensajes a favor del candidato demócrata que dicen “100% anti-comunista”, “100% anti-racista”, “100% anti-fascista”, “100% con Biden”.
Trump conoce los miedos y fantasmas de esas familias de origen latino, por eso en esta campaña se ha empeñado en utilizar un tono anticomunista y antisocialista con el que pretende atraer a comunidades más conservadoras y desdeñar al candidato demócrata, que se ha visto en la obligación de aclarar en varias ocasiones que no es ni socialista ni comunista. Hasta Barack Obama tuvo que salir hace unos días en defensa de su ex vicepresidente asegurando, por si hiciera falta, que “Joe Biden no es socialista”.
“Lo de Trump es completamente cínico, pero con ese discurso espera llegar sobre todo a los votantes de origen cubano y venezolano de Florida, un estado absolutamente crucial si quiere conseguir la reelección”, explica Waldron. “También ha intentado ganarse a los latinos apelando a la religión en temas como el aborto”, añade.
Biden, por su parte, ha contraatacado a Trump desmontando su relato sobre el socialismo, y tratando de atraer a los latinos con temas económicos, migratorios y sanitarios. Recordemos que la pandemia ha golpeado con mucha más dureza a la población latina y afroamericana de Estados Unidos que a la blanca. Los hispanos, que suponen el 17% de la población del país, acumulan el 21% de las muertes y el 28% de los contagios. La comunidad negra, que constituye el 12% de la población total, acapara el 21% de las muertes y el 18% de los casos de coronavirus.
A la hora de votar, a los latinos les interesa “principalmente la economía, la sanidad y la pandemia de COVID-19”, constata Travis Waldron. “Probablemente, esto es bueno para Biden, ya que hay estudios que apuntan a que los latinos confían más en él que en Trump en esas cuestiones”, señala. “Biden intenta hacer de las elecciones un referéndum sobre la gestión de Trump en la crisis del covid-19”, detalla; se trata de que la gente evalúe a un presidente que deliberadamente ignora a los científicos e infravalora al virus mientras en su país los muertos por covid superan los 223.000; y, por cierto, la economía ha salido peor parada de lo planeado.
Para los expertos, está claro que Biden ganará el voto latino, pero eso no es lo más importante. “La duda es si lo ganará con margen suficiente”, matiza Waldron. “En 2016 se dijo que Hillary Clinton iba a ser presidenta de Estados Unidos gracias al voto latino, y mira…”, recuerda Pedro Rodríguez. “La Casa Blanca no se gana por la mayoría del voto popular. Si fuera por eso, Hillary Clinton sería presidenta, porque sacó tres millones de votos más que Trump”, insiste Rodríguez. Pero el sistema es distinto: “El mérito de Trump fue ganar en sitios clave, que le permitieron conseguir los 270 votos ‘colegio electoral’ (electoral college) para llegar a la Casa Blanca”, apunta.
De ahí que los nombres de algunos estados —Michigan, Pensilvania, Wisconsin, Florida, Arizona y Carolina del Norte— resuenen mucho más que otros. Y de ahí que los votantes de origen latino, la minoría que más crece cada año en Estados Unidos, sean tan atractivos para ambos candidatos.
“El voto latino tendrá implicaciones tremendas para quien gane el 3 de noviembre, pero, además, la importancia de los votantes latinos seguirá creciendo en cada legislatura, así que intentar reforzar su base de apoyo puede traer enormes beneficios para los partidos”, zanja Waldron.