Lo que todo padre debería saber sobre los pensamientos suicidas en niños

Lo que todo padre debería saber sobre los pensamientos suicidas en niños

Estos datos son duros de leer, pero su función no es asustar a los padres.

PLAN SHOOT / IMAZINS VIA GETTY IMAGES

Los expertos en pediatría advierten de que la crisis de salud mental entre los niños ya se ha convertido en una emergencia internacional.

En España, el suicidio es la primera causa de muerte entre los jóvenes, según datos de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio, y la Sociedad de Psiquiatría Infantil alerta de un deterioro de la salud mental a edades muy tempranas, en parte, pero no exclusivamente por culpa de la pandemia.

“La tasa de problemas de salud mental y de suicidios no ha dejado de crecer desde 2010 hasta hoy y, a nivel internacional, ha sido la segunda causa de muerte entre los jóvenes de entre 10 y 24 años”, explica una coalición de organizaciones pediátricas estadounidenses. “La pandemia ha intensificado esta crisis”.

Obviamente, ningún padre quiere pensar en la posibilidad de que sus hijos se hagan daño a sí mismos o incluso piensen en el suicidio. Sin embargo, como deja patente la actual crisis de salud mental, es algo que están haciendo muchos niños. Además, otros estudios desvelan que la mitad de los padres cuyos hijos piensan en suicidarse no tienen ni idea de ello.

Con esos datos en mente, aquí van varias ideas fundamentales que todo padre debería conocer.

Los pensamientos suicidas se dan en un espectro 

“Los pensamientos suicidas varían a lo largo de un continuum”, explica Steven Meyers, profesor de Psicología en la Universidad Roosevelt. “Pueden ser pensamientos pasivos si la persona considera que los demás estarán mejor si la no estuviera viva o pensamientos activos si está maquinando un plan para acabar consigo mismo”.

Meyers señala que los pensamientos suicidas fugaces son “muy comunes entre los niños y los adolescentes”, y la mayoría de ellos no llegan a autolesionarse. Pero es difícil determinar lo graves que son los pensamientos de una persona.

Ese es solo un motivo por el cual es tan complicado para los profesionales de la salud calcular exactamente cuántos niños tienen este problema. Otra razón es que muchos niños no suelen hablar de sus sentimientos y, cuando lo hacen, a menudo se les ignora o se les dice que dejen de hacerlo.

Aun así, hay pruebas anecdóticas de que los pensamientos suicidas son un problema creciente. Y aunque no todos los niños que tengan pensamientos suicidas acaban haciéndose daño, es la principal causa de muertes en España y una de las principales en países como Estados Unidos. Además, los intentos de suicidio entre adolescentes han aumentado durante la pandemia. 

Son datos duros de leer y escuchar, pero su función no es asustar a los padres. Es solo una forma de ilustrar lo extendido que está el problema. Tal y como asegura Clark Flatt, presidente de la Jason Foundation ―una organización sin ánimo de lucro que puso en marcha con su familia tras el suicidio de su hijo Jason―, es algo de lo que todos los padres deberían estar pendientes. “Lo veo continuamente. Muchos padres leen estudios o noticias sobre el suicidio y dicen: ‘Es horrible, qué triste para esas familias’. Sin embargo, sufren la mala manía de pensar que a sus hijos no les afecta”.

Incluso los niños más pequeños pueden tener pensamientos suicidas

El suicidio entre los jóvenes a menudo se asocia con preadolescentes y adolescentes, pero recientes estudios demuestran que entre el 2% y el 10% de los niños de 9 a 10 años ya han sufrido algún pensamiento suicida en su vida. Los estudios también demuestran que el riesgo de suicidio aparece a la temprana edad de 5 años.

Por eso es tan importante que los padres se tomen en serio a sus hijos si hablan sobre el suicidio (o si descubren escritos o dibujos sobre el tema) y deben aprender a detectar las señales de alarma, como los problemas para dormir y comer, un mayor aislamiento o ensimismamiento, sentimientos de desesperanza...

Estas conversaciones nunca son sencillas

“Estas conversaciones les resultan muy complicadas a la mayoría de los padres, y es doloroso pensar que tu propio hijo esté sufriendo semejante nivel de desesperación”, comenta Meyers. Aun así, es importante que los padres hablen de forma cotidiana con sus hijos sobre lo que piensan y sienten. Si establecéis la costumbre desde que son jóvenes, estaréis en mejor posición para ayudarles cuando surjan problemas más serios.

Es importante adaptar las conversaciones a la edad de vuestros hijos, señala Meyers. Los profesionales de la salud recomiendan un “acercamiento por fases”, explica.

“Empieza con una charla básica sobre sentimientos negativos, frustraciones y cambios de humor. Cuando haya problemas evidentes, la conversación tendrá que ser más específica, pero eso no quiere decir que tengas que utilizar expresiones como ‘matarte a ti mismo’”, expone. “La mayoría de los psicólogos intentan detectar pensamientos suicidas pasivos con preguntas como ‘¿Alguna vez has sentido ganas de dejarlo todo y rendirte?’”.

Si la idea de mantener esta conversación directa os genera un nudo en el estómago, no estáis solos. Como padres, es complicado admitir que vuestro hijo tiene problemas, comenta Jenni Torres, de Waterford.org, una organización educativa sin ánimo de lucro.

“Quizás sintáis culpa o ansiedad porque, como padres, podéis pensar que habéis fracasado. Al final, lo que necesitamos saber es que el bienestar de nuestros hijos es lo más importante y no nos debe avergonzar mantener estas conversaciones”, sostiene.

Hablar con los niños sobre el suicidio NO les va a meter la idea en la cabeza

Existe el mito de que hablar sobre el suicidio y las autelesiones puede “inspirar a los niños” a hacerlo, pero “es mentira”, asegura Meyers. “Estas conversaciones, por muy difíciles que sean, son el primer sistema de detección con el que cuentan las familias. Son lo que nos permite pasar a la acción y buscar a un buen psicólogo justo cuando hace falta”.

Si no sabes dónde encontrar un psicólogo infantil, ponte en contacto lo antes posible con tu pediatra o incluso con su colegio, que también podrá orientarte y ofrecerte recursos. 

Pero este problema no solo deberían “solucionarlo” los padres

Los padres desempeñan un papel fundamental en la salud mental de sus hijos y como principales apoyos, y la crisis actual lo convierte en un problema de primer nivel.

“Esta crisis de salud mental ha atraído el diálogo sobre el problema que están sufriendo los niños y los adolescentes, sumado al estrés continuo de la pandemia”, expone Meyers. “Las consecuencias de ignorar una crisis son muy graves”.

Aun así, no toda la responsabilidad debe recaer en los padres. Los padres no son psicólogos ni se espera de ellos que lo sean. “Los padres tienen que ser el primer filtro para detectar los problemas psicológicos de sus hijos”, resume Meyers. “Sin embargo, esta emergencia tiene implicaciones sociales. Además, en algunos lugares hay escasez de psicólogos con disponibilidad inmediata”.

Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.