El plan de Sánchez: “disciplina social” y medidas de las autonomías
El presidente descarta por ahora el estado de alarma para un toque de queda en toda España
¡A las 13 horas declaración institucional del presidente del Gobierno! Todos en alerta. La situación es cada vez más preocupante y con unos altísimos datos. Tras dos días pendientes de la fallida moción de censura de Vox, el foco político ha vuelto a la pandemia. Con la mayoría de autonomías tomando nuevas medidas y con el debate sobre qué hacer con el toque de queda.
En este clima, Pedro Sánchez ha comparecido desde La Moncloa, sin preguntas, para explicar su plan. Nada de estado de alarma por el momento, ni toque de queda general. El presidente del Gobierno ha dedicado sus casi treinta minutos de discurso a intentar hacer pedagogía y llamar a la “disciplina social”.
España tiene un “talón de aquiles” en estos momentos, como ha reconocido el propio Sánchez. Se trata de nuestra forma de vida, del tejido familiar y social. Una forma que ahora es un peligro, pues el virus se propaga de persona en persona. Por ello, en La Moncloa entienden que hay que limitar al máximo la movilidad y las relaciones entre personas. Ese es el camino.
Pero tomar medidas muy duras en este sentido conlleva un gran coste económico. El Gobierno quiere evitar a toda costa llegar a un confinamiento domiciliario como pasó entre marzo y junio, aunque Sánchez no lo ha descartado. Por eso ha llamado a esa disciplina, para evitarlo.
El presidente del Gobierno ha descartado aplicar en este momento un estado de alarma general para aplicar un toque de queda en todo el país. Esta medida está siendo adoptada en muchas zonas de Europa, pero La Moncloa sigue insistiendo en que deben ser las autonomías las que tomen las decisiones en tiempo y forma.
Por ahí pasa en estos momentos el plan de Sánchez: disciplina social y medidas de las autonomías basándose en los criterios acordados en la reunión de este jueves en el Consejo Interterritorial de Salud (ese plan semáforo con una serie de indicadores para ir adoptando decisiones concretas).
Sánchez ha recordado que llegando al escenario más extremo en cada autonomía en base a este plan se puede pedir el estado de alarma. Lo que se ha evidenciado este viernes es que Sánchez no quiere volver a imponerlo, como sucedió hace dos semanas con la Comunidad de Madrid.
Pero esto supone también dejar sin resolver las dudas jurídicas que envuelven al toque de queda. Conlleva limitar libertades de los ciudadanos, algo que siempre dijo en la anterior ola el Gobierno que era la causa por la que se tenía que aplicar el estado de alarma. Ahora se deja a las autonomías que lo quieren que lo intenten, a expensas de la decisión final de los tribunales.
La primera que lo quiere aplicar es Andalucía para la ciudad de Granada. Pero también tienen intención Melilla, Castilla y León y la Comunidad Valenciana. El propio presidente valenciano, Ximo Puig, dijo que se estaba buscando la forma legalmente de hacerlo, pero que creía más propicio el estado de alarma. El líder del Ejecutivo castellano y leonés, Alfonso Fernández Mañueco, se ha visto con el ministro de Sanidad hoy y ha dicho que se va a intentar buscar un “instrumento jurídico”.
En La Moncloa lleva repitiendo días que para ir a un estado de alarma se tendría que dar la circunstancia de tener garantizados los apoyos para sus prórrogas. El Gobierno puede aplicarlo de manera unilateral mediante un decreto durante quince días, pero luego necesita el aval de la mayoría del Congreso para sostenerlo en el tiempo. Y no lo tiene: el PP no está dispuesto por ahora y los grupos independentistas y soberanistas recelan de dar su voto para medidas territorializadas.
Antes de comparecer, Sánchez ha recibido una llamada de la líder de Cs, Inés Arrimadas, para pedirle que “tome el control” y alentándole a aprobar el estado de alarma “si es necesario”. Sus diez diputados lo apoyarían en la Cámara Baja. El PP ha dicho, tras la comparecencia de Sánchez, que insiste en empezar esta semana a tramitar el proyecto de ley propuesto por Casado para buscar una vía jurídica.
Sánchez ha decidido aguantar y ha trasladado el mensaje a los ciudadanos de que depende de la “disciplina social”: “La situación es grave, vienen meses duros”. Además, ha marcado un objetivo: una ratio de 25 casos por cada 100.000 habitantes. Actualmente es de 348 por cada 100.000 en toda España. Un “reto colectivo”, ha dicho, aunque no ha especificado una fecha exacta: “en las próximas semanas”.
Llega esta declaración en unas semanas cruciales porque en los próximos días empezarán las lluvias y el mal tiempo, lo que hará que mucha gente ya no vaya a las terrazas y crezca el riesgo de citas y quedadas en casas particulares. Las autonomías están tomando medidas en este sentido: Madrid acaba de prohibir las reuniones sociales en ámbitos privados y públicos entre las 00.00 horas y las 6.00 horas.
El Gobierno es consciente de que la población está cansada y de que lleva ya unos meses muy duros, pero está intentando un nuevo esfuerzo. En la parte más política, Sánchez se ha limitado a pedir “unidad” a todos los partidos políticos y “colaboración entre administraciones”, pero no ha ido más allá en concreciones.
Un mensaje encaminado también a evitar el confinamiento domiciliario: algo que no quiere ni el Gobierno ni la ciudadanía. Los datos son malos, se marca diariamiente el doble de casos que en el peor día de la anterior ola (pero ahora se hacen más pruebas y se detecta al 70% de los infectados, mientras que antes era del 10%). De hecho, Sánchez ha reconocido que la cifra “real” de contagiados desde la pandemia debería ser de unos tres millones y no de un millón como consta oficialmente -haciendo cálculos en virtud del estudio serológico del Instituto Carlos III-.
Llegan “meses mu duros”: Sánchez confía en frenar al virus con esa disciplina social y las medidas de las autonomías. Pero la situación cambia cada día. Todo puede pasar.