Pedro Sánchez defiende a la periodista atacada el 1-O: "De Cataluña no se va ni ella ni nadie"
Ha vuelto a pedir al independentismo que condene la violencia para ser creíbles.
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha salido este miércoles en defensa de la periodista de Telecinco increpada por manifestantes independentistas, Laila Jiménez, a la que llegaron a echarle bebida encima. “De Cataluña no se va ni ella ni nadie”, ha asegurado.
“Ayer, no sé si estáis al corriente, se le dijo a una periodista que se fuera de Cataluña, pero desde aquí decimos que de Cataluña no se va nadie y que se quede todo el mundo y que vivan amparados por la legalidad democrática que representa la Constitución española”.
Así se ha pronunciado en un mitin en el Complejo ‘La Petxina’ de Valencia ante unas 800 personas, en el que se ha mostrado convencido de que esta crisis con el independentismo en Cataluña se va a “superar”.
Sánchez ha vuelto a incidir en la necesidad de que el independentismo reconozca su “fracaso” de intentar imponer de manera unilateral su proyecto político y condene de forma “rotunda” la violencia si quieren ser “creíbles” -como ya se manifestó en fechas anteriores- porque no pueden ir dando lecciones de derechos humanos y acusando a España de país intolerante si se ponen de perfil cuando los violentos están en sus propias filas.
El líder socialista también ha intentado poner en cuestión algunos de los postulados independentistas, como la queja de que España es un país “insolidario”, ha dicho, cuando lo quieren abandonar precisamente porque consideran que Cataluña aporta más de lo que debería a otras regiones españolas.
También ha lanzado un mensaje a quienes le han acusado de ser un “vendepatrias” o de ser equidistante con el independentismo, reivindicando la filosofía que defiende en Cataluña y que no es otra que la de “la ley y el diálogo, por este orden” porque no puede haber diálogo sin ley ni diálogo para quebrar la ley.
En este sentido, ha pedido a los principales grandes partidos nacionales su apoyo al Gobierno de España en caso de que haya que responder a un nuevo intento del independentismo de vulnerar la legalidad, como el PSOE hizo en su momento con el Ejecutivo de Mariano Rajoy cuando llegó la hora de aplicar el artículo 155 de la Constitución.