Paseo surrealista con Pablo Carbonell en un Seiscientos
Otro que no estaba muerto, que estaba de parranda. Hay que dar la gracias a las fuerzas todopoderosas que levantaron a Pablo Carbonell de la cama (o a su hermano, que le llamó para que fuera al banco), porque de lo contrario nunca hubiera existido está entrevista en el Seiscientos de Autoentrevistas, que debía partir a las 11 de la mañana desde el portal de su casa. En un rato volveré a dejarlo para meterse directo a la cama, por la tarde tiene función y hay que descansar un rato.
Pablo es un ser que se ha hecho en la calle y que vive la noche, ya sea para hacer sus cosas en casa o liarse hasta el día siguiente allá donde la dejen. Imposible domarlo a estas alturas, porque además dejaría de ser quien es: un nómada con inquietudes que mete la nariz donde le apetece.
Representa su obra de teatro 'El mundo de la tarántula' (tarántula en realidad se refiere a farándula, una señora se confundió y a Pablo le gustó la expresión), que viene de una autobiografía que te atrapa desde la primera página. Además, está a punto de encerrarse en un estudio (y en los bares, quizás) con Los Toreros Muertos a grabar un disco con canciones de Krahe, "moviditas, para bailar". Quiere que sea un disco de referencia.
Damos un paseo por Puerta de Toledo y le aviso de la sorpresa que le tengo preparada. Su nombre artístico es Bambikina y hacía muchos meses que tenía ganas de que cantara 'Escorpiones de tequila' en el Seiscientos. Es una verdadera maravilla y un privilegio escucharla tocar.
Pablo la escucha absorto, no sabemos qué pasa por su cabeza, pero le gusta. Al final, le coge la guitarra y hace soñar al maestro Krahe en medio de la calle, mientras le gente le mira y le reconoce. Pablo es único, un gaditano sin acento que conserva la gracia propia de su tierra. ¡Viva Pablo, viva Cádiz!