Para los británicos negros, la muerte de Isabel II supone sentimientos encontrados
Para muchas personas, la monarquía es una institución indisolublemente ligada al imperialismo, la colonización y la esclavitud.
Tras un reinado récord de 70 años, la reina Isabel II falleció el jueves 8 a los 96 años. Ha sido la monarca que más tiempo ha reinado en el país y era la monarca más longeva del mundo, por lo que no es de extrañar que su muerte sea un momento de tristeza para personas de todo el planeta.
Para muchos británicos, la reina representaba el “espíritu de Gran Bretaña”, con sentido del deber, clase y gracia. Para otros, la reina y la monarquía significan algo totalmente distinto, una institución indisolublemente ligada al imperialismo, la colonización y la esclavitud.
Aunque se piense que todo esto pertenece al pasado, a algunas personas les resulta difícil ignorar el papel que la familia real desempeñó y sigue desempeñando en las estructuras que perpetúan la desigualdad y el racismo.
Por eso, cuando se conoció la noticia de la muerte de la reina, no todo el mundo sintió una profunda lástima.
A algunos les resultó indiferente o un momento más para recordar a la gente el profundo impacto que la familia real ha tenido en las vidas de las personas negras y de color en todo el mundo.
Shirley Sozinha, de 26 años, fundadora del centro cultural panafricano UncoverPlat, afirma que el hecho de que la reina haya liderado el país durante más de 70 años es un gran logro y que la respeta como mujer.
“Sin embargo, no respeto la institución de la que procede”, aclara Sozinha.
“Representa mucho más que una mujer en el poder. Representa el colonialismo y su reinado fue la cúspide de la brutalidad británica”.
Mientras se suceden los mensajes de condolencia de los líderes mundiales, incluidos los países de la Commonwealth, hay quienes señalan que su propia existencia es un duro recordatorio del papel de la realeza en el imperialismo.
La reina no colonizó otros países. Sin embargo, su familia se ha beneficiado del Imperio y, según algunos, aún no ha rendido cuentas por su sangriento pasado.
“En el transcurso de su reinado, fue testigo de la disolución de casi todo el Imperio Británico en unos 50 estados independientes y vio cómo se reducía significativamente su influencia global”, escribe Maya Jasanoff en un artículo en el New York Times.
“Su presencia como jefa de Estado de Gran Bretaña y de la Mancomunidad de Naciones (una asociación de Gran Bretaña y sus antiguas colonias) supuso un sólido frente tradicionalista tras décadas de violenta agitación”.
La abogada británica y activista de los derechos humanos Shola Mos-Shogbamimu expone su parecer del siguiente modo: “Parad ya con esos homenajes revisionistas. Mostrad vuestro afecto por ella, pero no mintáis”.
Es un tema de actualidad: en noviembre de 2021, Barbados destituyó a la reina como jefa de Estado, convirtiéndose en la república más reciente del mundo, y Jamaica está ahora en proceso de hacer lo mismo.
Kehinde Andrews, profesor de Estudios Negros en la Universidad de Birmingham, declaró en Birmingham Live este verano: “La Mancomunidad es un intento de Gran Bretaña de mantener un vínculo simbólico con su pasado imperial. El imperio sigue ahí de alguna manera”.
Sozinha, de origen congoleño, cree que las personas de color tienen razón al reconocer sus sentimientos encontrados respecto a la monarquía en este momento.
“A pesar de todo lo que hacen, tienen la sangre de millones de personas en sus manos y sería mucho pedir que cualquier persona de color lo pasara por alto”, dice. “No deberíamos derramar ni una sola lágrima, la reina no ha hecho nada para beneficiarnos. No somos súbditos reales”.
Sozinha no es la única que rechaza el luto nacional. En un tuit ya borrado, el locutor deportivo y exfutbolista inglés Trevor Sinclair escribió: “El racismo fue prohibido en Inglaterra en los años 60 y aun así se le ha permitido prosperar, así que ¿por qué deberían llorar los negros y las demás personas de color?”.
Sinclair recibió multitud de críticas por sus palabras, pero otros han señalado que la comunidad negra está siendo juzgada con mayor dureza por sus opiniones que, por ejemplo, los irlandeses, que también tienen una relación compleja con la monarquía.
En las redes sociales han abundado las bromas y los memes contra la reina, y algunos británicos van incluso más allá.
Kelachi Onyebuchi, británica-nigeriana de 26 años, dice que cuando se enteró de la muerte de la reina, en realidad para ella fue como una victoria.
“Poco a poco, una institución que representa años de esclavitud, colonialismo, dolor y sufrimiento se está desmoronando”, expone. “Soy consciente de lo que implicaba su posición como cabeza de la monarquía y por eso sería muy pretencioso por mi parte llorar su muerte”.
Según explica: “No lloro ni lloraré jamás a mis colonizadores. Nunca lloraré a las personas que facilitaron las hambrunas y las masacres (por nombrar solo algunas de sus atrocidades) de mi pueblo. Jamás”.
Aunque a los padres de Onyebuchi tampoco les importaba la reina ni la monarquía, dice que su madre sí quería a la princesa Diana. Esto no es infrecuente en las familias negras: Diana era adorada en todo el mundo, sobre todo en los hogares de los inmigrantes, donde rara vez se hablaba mal de Lady Di.
Sin embargo, numerosos ancianos de nuestra comunidad amaban también a la reina y lloran su muerte junto con el resto del país. Algunos jóvenes de color están compartiendo las reacciones de sus padres en TikTok, donde la brecha generacional nunca ha sido más evidente.
La publicista Haddy Folivi tiene más de cuarenta años y cuenta que, aunque no es monárquica, su abuelo, Joseph George Forster, recibió la Orden del Imperio Británico en Gambia por su servicio.
“A mi madre también le encantaba la realeza, quizá por la influencia de su padre”, dice.
“Tengo muy buenos recuerdos de cuando me llevaba al Desfile del Estandarte cada año, y de cuando agitaba la bandera, radiante al ver pasar a los miembros de la realeza. Recuerdo nuestros viajes al Instituto de la Mancomunidad y recuerdo las lágrimas de mi madre cuando murió la princesa Diana”.
Folivi explica que estos momentos formaron parte de su infancia y son recuerdos felices que nunca olvidará.
“Me encanta que la reina sirviera a su país siendo mujer. No soy monárquica, pero me encanta cómo se comportó. Me encanta que hiciera sonreír a mi madre”, dice.
Los chats de WhatsApp echan fuego desde que se conoció la noticia el jueves. Yinka Ewuola, de 41 años, dice que hay varios debates abiertos en el chat familiar.
“Mis padres adoran a la reina, a pesar de que son de ascendencia nigeriana y de que el colonialismo casi destruyó nuestro país”, explica.
La opinión de Ewuola sobre la monarquía es más compleja: dice que siente más afecto por la reina que por la propia institución. Ella atribuye las opiniones de sus padres a las diferencias culturales, pero también generacionales.
“Nuestra generación tiene un mayor vocabulario emocional, la suya, más estoicismo y deferencia. La nuestra desafía más al liderazgo; la de ellos siente más respeto por ese liderazgo”, reflexiona.
“Haber nacido en una época en la que había una monarca y una primera ministra mujeres moldeó mi percepción de lo que era posible para mí como mujer en este mundo”.
Sin embargo, “el colonialismo fue increíblemente perjudicial, por lo que el hecho de que ahora la prensa hable de una ‘relación duradera’ con los países que fueron colonizados me resulta frustrante”.
Eki Igbinoba, que tiene 26 años, también tiene opiniones más controvertidas que sus padres.
“Mis padres tienen más de sesenta años, casi setenta”, dice esta londinense del sur. “Les enseñaron a ser respetuosos y agradecidos. Entienden mis opiniones, pero sienten más respeto por la reina”.
Cuando se le pregunta si la gente de color más joven debería pasar página, tiene una respuesta clara.
″¿Cómo podemos olvidar el pasado cuando ese pasado sigue afectando a nuestro futuro? Esperan que trate a cada persona blanca como una persona, pero a mí no se me trata de esa manera. Se espera de mí que esté agradecida porque mis padres emigraron aquí, pero me siguen haciendo sentir que no son verdaderos británicos”, dice.
Pero, como muchos británicos negros dicen: esto no es solo historia, es presente. Es racismo, como le sucedió a Meghan Markle cuando se casó con Harry o como les sucede a las familias inmigrantes aunque lleven décadas viviendo en Reino Unido.
″¿Debemos olvidarnos de cómo este país ha tratado a la generación Windrush? Me siento muy incómoda cuando nos dicen a las personas de color cómo debemos sentirnos ante la opresión”, dice Igbinoba.
“La reina llevó una vida de lujos. Nosotros no”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.