Otro de los precios de la Transición
A propósito de mi libro 'La familia Franco S.A.'
El patrimonio y la fortuna de la familia Franco después de cuarenta y cuatro años de democracia sigue siendo una cuestión pendiente. ¿Qué ha ocurrido con sus propiedades, los palacios y las fincas? ¿Cómo consiguieron acumular tales riquezas a partir de un sueldo de capitán general? Cuando Francisco Franco murió lo dejó todo “atado y bien atado” para sus descendientes. Su viuda, Carmen Polo, heredó las propiedades inmobiliarias consignadas a su nombre: el Pazo de Meirás, el Canto del Pico y el palacio de Cornide, ya que el edificio de la calle Hermanos Bécquer, la finca de Valdefuentes y las propiedades inmobiliarias restantes ya estaban en manos de la hija, Carmen Franco y de su marido, Cristóbal Martínez Bordiú, a través de sociedades anónimas instrumentales (Ursaria, Valdefuentes, Comercial Flores, entre otras) presididas entonces por los secretarios y abogados de la familia que ejercieron como testaferros (José María Sánchiz Sancho y Luis Gómez Sanz, principalmente).
Los demás terrenos, fincas, joyas y obras de arte ya estaban en poder de Carmen Polo y de su hija antes del fallecimiento del dictador. En 1975, la familia Franco participaba en sociedades que manejaban miles de millones de pesetas, y a su alrededor se había tejido una red clientelar con más de medio centenar de compañías. Además de las empresas-pantalla de la familia, jamás se pudo definir el precio de propiedades y negocios en Filipinas y en Miami, tampoco se sabe el dinero que podrían tener en Suiza, ya que ningún estamento oficial del Estado se preocupó de investigar ninguno de estos asuntos.
A las propiedades ya citadas, se suman numerosos inmuebles y fincas adquiridas durante la dictadura. Entre ellos, el Palacio de Caza de Franco, fortaleza del siglo VIII, en Castillo de las Navas (Córdoba); fincas y chalets en Pareja (Guadalajara), en la urbanización La Florida (Madrid), en Cerca de Los Monteros (Marbella), en Chillaron del Rey, en Entrepeñas, en Torremolinos, en la Urbanización Puerta de Hierro de Madrid, en Oleiro (Coruña); varias viviendas de lujo, plazas de aparcamiento y locales en el paseo de la Castellana, de Madrid… ¿A qué se debe tal impunidad? Durante casi cuarenta años, el poder del dictador fue un gran negocio para su familia. La guerra civil fue la fuente de su patrimonio y aquí se cimentó la fortuna de la familia.
Quizás este sea uno de los secretos mejor guardados de la transición política española, tan generosa con los Franco, porque además de no someterles nunca a una inspección de Hacienda ni investigar sus posibles cuentas en la banca suiza, en 1976 concedió a la viuda una generosa pensión hasta su muerte: 12.529.440 pesetas líquidas anuales, cuatro millones más que el salario que recibía el presidente del Gobierno cuando ella murió. Cuarenta años en la corte de El Pardo dan para mucho. Y es legendaria la incontrolable afición de Carmen Polo por los regalos. La mecánica de los presentes ofrecidos al Caudillo de España se repetía en el palacio de El Pardo semana tras semana. Oro, plata, lienzos, tapices, insignias y medallas labradas... Los burócratas de Franco regulaban los obsequios; la Casa Civil precisaba las dimensiones y el peso que debía tener una medalla de oro de una ciudad al ser obsequiada al dictador. Los negocios de la Familia bajo la democracia han ido viento en popa, mientras quedan muchas preguntas por contestar.
La familia Franco S.A. es un libro elaborado con técnicas de periodismo de investigación, que relata con rigor el aspecto más desconocido de la historia del clan Franco: los negocios secretos, el modo en que amasaron su fortuna, el holding empresarial forjado alrededor de El Pardo, los oscuros manejos de los testaferros, los escándalos profesionales, la caza furtiva… Hasta ahora no se había realizado un inventario de sus bienes y haciendas, ni se había relatado los avatares de sus existencias lejos del Poder y la Gloria. En cuarenta y cuatro años de democracia, la familia Franco ha mantenido intactas sus propiedades y su fortuna. La “inmunidad” de los descendientes directos del dictador ha sido otro de los precios de la transición española.
Mi libro muestra además los negocios desconocidos del patrimonio del general, la venta de sus santuarios y sus recuerdos. Por tales motivos, La familia Franco, S. A. es, de algún modo, la última y más completa investigación sobre el entorno familiar del general Franco. Nueve personajes que jamás pudieron ni podrán apartar de su camino la sombra del “generalísimo”; porque, mientras el dictador vivió, sus vástagos infalibles intervinieron en negocios millonarios, pretendieron elegir reyes, nombraron ministros, presidentes de Gobierno y marcaron a su alrededor toda una época. En 2019, la saga familiar de quien fue el hombre más poderoso de España ha perdido su brillo de antaño. Tras la muerte de Carmen Franco, mi libro destapa el oscuro origen de la fortuna familiar, amasada en plena dictadura y consolidada en democracia.