Nunca es buen momento
Con Argelia y Marruecos, nunca hay un buen momento. Entre ellos, la pelea no cesa.
Sí. Con Argelia y Marruecos, nunca hay un buen momento. Entre ellos, la pelea no cesa. Hay muchas cosas que desde su mismo nacimiento nacional les enfrentan con odio de hermanos. Eso, a su vez, crea conflictos permanentes con aquellos países que se meten en medio sin quererlo.
La situación, lejos de suavizarse con el tiempo, se ha agudizado en los últimos años, justo cuando Marruecos entre en la senda de la evolución y el progreso y Argelia vuelve a verle las patas al lobo de las revueltas populares por su fracaso sistémico. Además, cada uno necesita mantener ese infalible recurso al ‘enemigo exterior’ para argamasar a la sociedad con un sentimiento de agravio prefabricado ad hoc. Y eso es difícil de prever en comunidades que han dejado atrás estas técnicas de atontamiento de masas.
Tampoco todos en la UE y en la OTAN supieron interpretar con exactitud los movimientos de Putin. Quizás por falta de expertos en la psiquiatría de los autócratas o de analistas que hurgaran en los recovecos y trampantojos del pasado para prever la letra menuda del futuro.
Sí, a las relaciones entre marroquíes y argelinos y a las de ambos con España puede aplicarse en su vertiente política el principio de la famosa y pegadiza copla: “ni contigo ni sin ti/ tienen mis penas remedio/contigo porque me matas/ sin ti porque me muero”.
Además, el tema lo complica ‘a mayores’ una circunstancia que muchos países suelen olvidar: España, como Francia, la más importante potencia colonial de la zona, ya no son solo dos naciones solas. Son 27. Sus negocios exteriores son, al fin y al cabo, por las singularidades del Tratado de la UE, libertad de movimiento, de capitales, interconexión económica y financiera… negocios del conjunto. Con pocos meses de diferencia tanto los estrategas y rasputines de Marruecos como sus pares de Argelia han resbalado en esta piel de plátano. Bruselas ha tenido que recordarles que ella, la ciudad belga, también es capital de España, y de los demás miembros del club. En cierta forma, existe la misma respuesta común que la que explicita el artículo 5º de la OTAN. Esto ha sorprendido mucho a Moscú que no se esperaba la unidad y contundencia de la respuesta comunitaria.
Todos los recientes conflictos con España en esta zona norteafricana, toman causa en más de medio siglo atrás. La competencia por la hegemonía del Magreb estalla cuando se inicia el proceso de descolonización de la antigua colonia y provincia del Sahara Occidental. Marruecos inicia una ocupación de facto con la Marcha Verde, en plena moribundia de Franco, aunque este ‘gran chantaje’, según palabras del propio rey Hassan II, vino precedido por una estrategia militar de avanzadillas.
A su vez el coronel Bumedián, presidente de Argelia, se dedica a la creación: patrocina al núcleo fundador del Frente Polisario, y le cede un refugio seguro en medio del desierto, donde nace la RASD (República Árabe Saharaui Democrática, y ya se sabe que cuando las repúblicas se apellidan democráticas o populares es que presumen de lo que carecen) en Tinduff, antigua tierra marroquí, por cierto. Allí se esconden los terroristas que aprovechando la noche en el banco canario-sahariano secuestran, ametrallan y asesinan a indefensos pescadores isleños que faenan a bordo de barquillas artesanales.
No contentos con estas ‘operaciones especiales’, también Argel empleó ‘hombres verdes’, Huari Bumedián, uno de los líderes del Movimiento de Países No Alineados, que es como en la ‘Guerra Fría’ se llamaban precisamente –excusatio non petita acussatio manifesta- a los alineados con Moscú fuera del oficial Pacto de Varsovia, que era más duro y menos elegante de llevar por eso de la soberanía limitada al gusto del chef del Kremlin. Y de lo que hubo todavía queda. La sombra del Kremlin es alargada.
Mientras el Atlántico ribereño se tenía de rojo canario y gallego, sobre todo, el FLN ‘fichó’ al independentista y comunista canario Antonio Cubillo, le pagaron la emisora ‘La Voz de Canarias Libre’, sobre la que queda por hacer una tesis sobre la terapia ocupacional psiquiátrica radiofónica, muy necesaria ahora para hacerla extensiva a redes sociales y webs paranoicas; y asimismo financiaron el Movimiento por la Independencia Autodeterminación de las Islas Canarias (MPAIAC). Tal era su desquiciamiento arengario que a Cubillo empezó a llamársele el ‘Mencey – rey aborigen tinerfeño- loco’.
Los atentados del Mpaiac, con artefactos caseros, estaban destinados a hacer ruido y a engrosar las carpetas de recortes de prensa para entregar en la OUA. Porque todo esto formaba parte de un plan mayor: iniciar el proceso de descolonización en la Organización para la Unidad Africana, y conseguida esta, que se consideraba segura, empezar el meneo en la ONU. Pero a veces hay efectos colaterales no previstos: una bomba en el aeropuerto de Gran Canaria provocó su cierre y el desvío de dos ‘Jumbo 747’ repletos de pasaje al pequeño aeropuerto tinerfeño de traicioneras neblinas de los Rodeos. Chocaron el 27 de marzo de 1977. Murieron 583 personas. La mayor tragedia aérea mundial.
La ‘descolonización’ se frenó gracias a la reacción española, todas las fuerzas políticas se unieron; y a la ayuda de Fidel Castro, que recordó sus orígenes ‘guanches’, y al rey de Marruecos, que quiso cortar por lo sano el intento argelino de controlar un punto estratégico excepcional en el Atlántico con la salida al mar en la retaguardia marroquí por un estado títere, la RASD, y uno o dos estaditos satélites: el Archipiélago y Mauritania.
Ya entonces el régimen militar argelino ofrecía amparo a ETA.
La actual reacción argelina contra la política de equilibrio en el Magreb es una anormalidad en las relaciones normales entre Estados soberanos; tanto más si se considera que es consecuencia del favor envenenado que le pidió a España el mismo régimen argelino: atender al jefe polisario Ghali de su grave Covid en un hospital. Esto despertó la furia marroquí, también anormal…pero consecuencia del ajedrez que se juega en el área.
Mohamed VI utilizó los asaltos consentidos a la verja de Ceuta y la salida masiva de neumáticas, pateras y cayucos hacia Canarias, con evidente desprecio a las vidas humanas, para disparar otra crisis en España y forzar un cambio sobre el Sahara: sabe el monarca alauita que el sentido patriótico de la oposición del PP se caracteriza por el borrado de la historia, la amnesia táctica, la desvergüenza altiva y el rebumbio como nasa para votos.
La declaración de Sánchez considerando que la propuesta marroquí de una amplia autonomía es un punto de partida para la solución en el marco de la ONU, tras la negociación entre las partes y un referéndum abierto, es una iniciativa lógica, que encima, Naciones Unidas ve bien, con cerebro acostumbrado a romper nudos gordianos.
Lo extraño y singular, pues, no es que Argel haya dado por roto el tratado de amistad y buen rollito comercial con España. Lo asombroso es que haya existido ese acuerdo. Y esa existencia lo que ha demostrado es justo lo contrario de lo que ahora se esgrime como excusa para su ruptura por la dictadura fáctica e indisimulada que gobierna ese país (mientras Marruecos vive su propia transición y recorre un nuevo camino constitucional): La enorme generosidad que ha tenido el pueblo español y sus sucesivos gobiernos, que han puenteado – que no olvidado- en aras del mutuo beneficio y un mejor futuro con este vecino del sur… los agravios pasados.
La decisión del gobierno argelino de congelar sus negocios con España e interrumpir el suministro de gas además de tener un seguro efecto boomerang convierte a Argelia en un país no fiable para la Unión Europea. Igual que hizo Marruecos hace poco, borrar la realidad política y geoestratégica de que España es uno de los miembros, por PIB y por influencia en ‘Los 27’, es un inmenso error de cálculo.
Porque, como en el refrán la burra del gitano, entre todas la mataron y ella sola se murió. La guerra invisible pero sonora entre Argelia y Marruecos es suicida para los dos. El yihadismo que se cuece y enriquece en el Sahel es el peligro más grave y extremo para todo el Magreb moderado, y sus reyes y sistemas. Y hasta ahora la UE, y España por la parte que nos toca, se han comprometido seriamente incluso con medos de inteligencia y militares en defender la seguridad en el Sahel y las espaldas de Argelia y Marruecos.
¿Y que otra consecuencia se puede sacar de todo este laberinto del camello? Una de tantas es la habitual frivolidad de la oposición; y su estúpida costumbre de quedarse colgada de la brocha.