Bienvenidos a la “nueva normalidad” política
Arranca un nuevo ciclo político marcado por la pandemia y las elecciones del 12-J.
España decía adiós al estado de alarma la medianoche del sábado para el domingo. Y a escasas horas ya se celebraban los primeros mítines y actos en Galicia y Euskadi. Mascarillas, separación entre los pocos asistentes. Nada volverá a ser igual en política tampoco. Y las maquinarias electorales de los partidos han arrancado ya pensando en el 12-J, pero en alerta por lo que pueda pasar en esta legislatura en la que los números parlamentarios siempre están al límite.
Durante estos más de tres meses de estado de alarma el Gobierno ha sido el gran actor político, con la concentración de casi todo el poder y tomando decisiones cada hora. Ahora el juego se reparte más, con las autonomías recobrando su situación anterior y con los partidos como principales agentes de cara a las elecciones gallegas y vascas.
Y en todos los cuarteles generales se analizan con lupa las encuestas que se hacen internamente o publican, a pesar de que ante los focos se diga que no es así. Y una serie de tendencias se acumulan entre los sondeos como que el PSOE volvería a ganar las elecciones generales, aunque la distancia con el PP se recortaría. Y lo que depende de cada barómetro es lo que pasaría entre la tercera y cuarta posición, con Vox y Unidas Podemos alternándose. Cs mejoraría algo, pero seguiría en ese quinto puesto en el que le dejó Albert Rivera.
La coalición pasa la prueba de estrés
En esta “nueva normalidad” ya no se espera ningún gran pacto entre partidos, como se intentó por parte de Moncloa en un primer momento. Como mucho, se puede dar alguno puntual, como en algún tema sanitario, económico o europeo. Pero el Gobierno de coalición sale reforzado, a pesar de algunas tensiones internas, de esta crisis y la entente entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, según fuentes gubernamentales, sigue siendo bastante buena con un diálogo fluido. Algo que no pasa tanto en escalafones inferiores.
Pero la intención de los dos líderes es aguantar hasta el máximo, intentar agotar los cuatro años de legislatura. Pero para eso siempre hay que mirar al Parlamento, donde el Gobierno de coalición está en minoría y tiene que hacer encaje de bolillos en cada votación. Pero, al fin y al cabo, ha conseguido sacar todas las votaciones que se ha propuesto. Sí sale de la pandemia con nuevos juegos de suma, ya que la mayoría de investidura ha sido más débil alejándose ERC y Compromís. Pero hay una nueva ecuación en la que suman junto a PNV y Cs, como va a pasar otra vez esta semana con el decreto de “nueva normalidad” que establece algunas medidas a nivel nacional como seguir usando las mascarillas.
Precisamente a Cs están mirando mucho en La Moncloa con la intención de poder sacar adelante los presupuestos generales del Estado. Será la ley más importante que afronte el Congreso en los próximos meses y la norma clave para que se pueda aguantar la legislatura. Ciudadanos niega ser socio del Gobierno, pero está dispuesto a explorar el acuerdo y esa intención por ambas partes se visualiza en las reuniones que han tenido hasta en el palacio presidencia.
Pero antes hay que pasar por las urnas el 12 de julio en Galicia y en Euskadi. Y si alguien que se la juega es Pablo Casado. En la primera comunidad parece todo a favor de que Feijóo repita con una mayoría amplísima o absoluta, pero el gallego va por libre y ha tenido tiranteces con Génova 13. La dirección del PP pende más en Euskadi, donde las encuestas no son buenas y el candidato, Carlos Iturgaiz, fue puesto a dedazo por Madrid tras los choques con Alfonso Alonso. Unos malos resultados podrían abrir la caja de Pandora del PP, que internamente cada día está más fracturado entre el sector que apoya la dura estrategia actual y entre el que es más proclive al camino moderado y diferenciado de Vox. El PSOE se abrió en canal precisamente hace cuatro años después de las gallegas y las vascas desembocando en el fatídico Comité Federal.
En Euskadi todos los sondeos indican una victoria holgada de Iñigo Urkullu (PNV), que podría volver a reeditar su pacto de gobierno con el PSE-EE de Idoia Mendia, aunque queda por ver el resultado de Bildu y si hubiera alguna sorpresa para intentar una vía diferente al actual Ejecutivo autonómico.
Cataluña tiene también a la vista unas elecciones autonómicas, que Quim Torra dijo que convocaría antes del Covid. La relación entre Junts y ERC es pésima en estos momentos, pero sigue sin activarse el botón electoral. Además, a los de Carles Puigdemont les ha salido otra china en el zapato con la imputación de Laura Borràs, que era la favorita para encabezar su papeleta electoral.
Y otra comunidad cada día más inestable políticamente es la de Madrid, con una Isabel Díaz Ayuso que estuvo a punto de convocar elecciones tras la mala situación que se vive entre el PP y Cs en la Puerta del Sol, con Vox apretando y queriendo entrar en ese Ejecutivo regional. Pero Génova 13 no quiso urnas y cree que son sólidos esos acuerdos a nivel nacional con los de Arrimadas. En el PSOE-M estarían dispuestos a una moción de censura pero creen que ahora no es el momento.
A nivel nacional no se esperan esas elecciones anticipadas que en la oposición querrían, a falta de ver qué pasa con los presupuestos. Lo que sí hay voces internas dentro del PSOE que empiezan a reclamar un papel más activo de Ferraz precisamente para defender al Gobierno tras unos meses muy institucionales y dentro del partido no se descarta que haya alguna crisis de Gobierno en los próximos meses para cambiar algunos nombres. Y Sánchez quiere ir retomando actividad socialista y quiere pescar en aguas internacionales con las propuestas de Nadia Calviño para el Eurogrupo, de Arancha González Laya para la OMC y de Pedro Duque a la ESA.
Mientras, Vox quiere seguir con su estrategia para hacer caer al Gobierno e intentado visualizarse como líder de la oposición, aunque al final quedó olvidada aquella propuesta de liderar una moción de censura contra Sánchez si el PP no lo hacía. Lo que sí está moviendo son los hilos para tensionar a los gobiernos PP-Cs al rechazar el giro dado a nivel nacional por Arrimadas. Esto pone muy nerviosos a presientes que dependen de ellos como Juanma Moreno (Andalucía).
Con la monarquía también en el centro de todas las miradas por las supuestas comisiones que cobró Juan Carlos I por el AVE a La Meca, que ahora investiga la Fiscalía del Supremo y con parte de la Cámara pidiendo que se indague políticamente en el Congreso el papel del emérito, aunque PP, PSOE y Cs lo rechazan. Todavía quedan muchos capítulos sobre esta cuestión, que inunda de dudas hasta la luna de miel de Felipe y Letizia.
Se acabó el estado de alarma. Ya estamos en la “nueva normalidad”... también política.