“No me gusta que me señalen en un cartel, esto ya lo hizo Franco”
Hablan tres de las concejales señaladas por el cartel de Arran.
Dolors López, concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Lleida, estaba este lunes en una reunión en la Diputación cuando una compañera le enseñó el cartel de abajo, que lo acababa de publicar en Twitter Arran Lleida, rama juvenil de la CUP, uno de los partidos promotores del referéndum ilegal del 1 de octubre en Cataluña.
Junto a la foto de López aparece la de otros 13 concejales más el alcalde, del Partido de los Socialistas de Cataluña, Àngel Ros, y la frase: "¡Señalémoslos! El tripartito de Lleida PSC, Ciudadanos y PP no quieren dejarnos votar ¡Desobedezcamos!".
"Al ver la imagen lo primero que se me vino a la cabeza fue la Alemania nazi con los judíos, cuando señalaban sus puertas para que todo el mundo supiera que esa persona era judía. Ahora nos señalan a nosotros", explica López a El HuffPost. "Es una campaña de coacción encaminada a presionar para que nos sintamos intimidados. Igual piensan que cambiaremos de opinión, que está claro que no va a ser así".
Del mismo modo define esta acción Ángeles Ribes, de Ciudadanos, otra de las concejales que figura en el cartel. "Cuando alguien pone las fotos de las caras de ciertas personas y dice que hay que señalarlos busca dos cosas. O bien el miedo de aquellos que estamos en los carteles o bien que alguien decida ejercer algún tipo de acción contra los que estamos en los carteles, en redes sociales o de otra forma".
Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación del PP, ha sido contundente sobre esta acción de Arran "propia de regímenes totalitarios", como lo ha calificado. "Esto por desgracia nos recuerda a algo que ya vivimos en el País Vasco. Había colectivos juveniles que señalaban a nuestros concejales y esos concejales a veces tenían más que algún percance. Esto es inadmisible en una sociedad democrática".
"Nos señaló el franquismo y, en pleno siglo XXI, no aceptamos que nos señale nadie más", ha explicado en una entrevista en Al rojo vivo otra de los ediles marcados, la socialista Sara Mestres.
"Ayer por la noche me llamó mi hijo y me dijo que no metiera en líos, que sea discreta y que no hable más de lo que tenga que hablar. Pero yo a los 17 luché por las libertades en pleno franquismo y a los 60 que tengo ahora no me van a callar para nada". "No me gusta que me señalen en un cartel, esto ya lo hizo Franco", resume.
Fue el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont quien en un acto celebrado en la localidad de Sant Joan Despí, puso en el foco a los alcaldes. Le pidió a los ciudadanos que exijan a sus regidores no independentistas que faciliten el referéndum ilegal con la frase: "Mírame a los ojos: te debes a mí. ¿Me dejarás votar o me impedirás que vote?". Para las concejalas señaladas por Arran, una gravísima irresponsabilidad.
"A mí me avergüenza y me da pena tener un presidente de la Generalitat que actúe así porque es el presidente de todos los catalanes", se lamenta la popular López.
"Un dirigente político tiene que tender puentes y líneas de diálogo, y más cuando eres presidente. En su caso no es así. Lo que hace es señalar públicamente a los concejales y municipalizar la cuestión del 1 de octubre. Nos está trasladando la responsabilidad a los concejales. Puigdemont sabe que nosotros somos los que estamos más cerca de los ciudadanos. En una ciudad pequeña como Lleida todo el mundo se conoce y que él haga ese ejercicio de irresponsabilidad es gravísimo", se explaya la dirigente de la formación naranja Ribes.
A esas palabras de Puigdemont se han sumado este lunes la del conseller de Empresa e Innovación, Santi Vila quien, minimizando la presión a la que se está sometiendo a los alcaldes no independentistas, dijo que era "perfectamente conllevable" y que la estaban "capeando muy bien".
"Minusvalorar la presión y el acoso que estamos sufriendo me parece muy mezquino" dice Ángeles Ribes cuando se le mencionan las palabras del conseller. "Su labor debería ser llamar a la responsabilidad por parte de todos".
El cartel de Arran con los concejales señalados ha supuesto un peldaño más en la crispada escalera de la convivencia que se vive estos días en Cataluña. "Hay temas que con la familia ya no discutes y, además, pierdes amigos", confiesa Ribes. "Yo he perdido algunos que han dejado de llamar de un día para otro".
No sólo es un lamento personal. La concejal de Ciudadanos en Lleida se queja de que el 1-O les esté restando tiempo de su gestión en el Ayuntamiento: "Es triste que, teniendo tanto trabajo que hacer, estemos dedicados a estos menesteres".
"Salvo los cuatro radicales que piensan que van a vivir su momento de gloria, el ciudadano moderado quiere que sus hijos tengan una buena educación, llegar a final de mes, en fin, las preocupaciones normales que tenemos todos", dice su compañera popular Dolors López. "Además de esas preocupaciones, ahora se añade el 1 de octubre".