Ni Johnson ni Corbyn: Swinson, la tercera vía que apuesta por quedarse en la UE
A sus 39 años, lidera el Partido Liberal Demócrata, llamado a ser tercera fuerza en las elecciones del 12 de diciembre con un discurso proeuropeo y renovador
Las elecciones de Reino Unido no son sólo cosa de dos. El conservador Boris Johnson y el laborista Jeremy Corbyn son los que encabezan, por ese orden, las encuestas de cara a los comicios del 12 de diciembre, pero hay una tercera opción que empuja con fuerza: la del Partido Liberal Demócrata que lidera Jo Swinson.
Su baza está clara: no al Brexit, sí a Europa. Con ese caballo de batalla los libdems han superado una profunda crisis interna, han recuperado prestigio y están conquistando adhesiones en votantes ya muy cansados de las mentiras y bravuconadas del primer ministro y de los bandazos y falta de concreción del líder de la oposición. Y van a por todas, aunque las encuestas enfríen sus ánimos. ”¿Cómo es eso de que sólo dos personas pueden ser premier? ¡Miradme!”, grita Swinson en sus mítines.
A sus 39 años (Glasgow, 1980), esta licenciada en Gestión de Empresas por la London School of Economics, madre de dos hijos y militante en su formación desde los 17 años, ha revolucionado el mapa político de su país. El pasado julio comenzó a liderar a los naranja con más del 50% de los votos de su correligionarios (120.000 militantes). No es una recién llegada: se estrenó como diputada en 2005, con 25 años se convirtió en la baby of the House, las más joven de los Comunes, sabe lo que es dejarse el cargo por un puñado de votos contra los escoceses y recuperarlo luego a puro tesón.
La primera mujer que ocupa este puesto en la formación centrista recoge un partido que arrastra años de travesía del desierto, porque las coaliciones suelen costarle caras al partido pequeño y más si la alianza es un verdadero fiasco: los liberales pactaron (2010-2015) con el tory David Cameron -el señor que convocó el refrendo para salir de la Unión Europea y que luego dio la espantada- y su viceprimer ministro fue el carismático Nick Clegg, un tipo bastante querido y admirado, pero la legislatura fue tan mala que su formación lo acabó pagando. De los 57 escaños que llegaron a alcanzar (hay 650 en la Cámara de los Comunes) se han quedado ahora con 20, que en realidad son 12 de puro voto y el resto, cosa de los tránsfugas del último periodo de sesiones.
“Nos quedamos”
Swinson tiene el reto de recuperar los votos y la credibilidad, la necesitad de existir en un entorno donde el bipartidismo aún pesa más que en otras naciones europeas. Ya en las elecciones europeas, los liberal demócratas se convirtieron en la segunda fuerza, por detrás del Partido del Brexit de Nigel Farage, y ahora toca consolidarse justo con un mensaje diferenciador, sin medias tintas: “si me votas, te garantizo que nos quedamos en Europa”.
Por ejemplo, le han dado la vuelta al argumento de Johnson del dinero que podrían tener para sanidad si salen de la UE -que se demostró una mentira de campaña- para hablar de un “bono de permanencia”, o sea, todo lo que podrá seguir haciendo Reino Unido con los 50.000 millones de libras que no tendrán que no tendrán que pagar de sanción si siguen dentro.
Inicialmente, este partido abogaba por convocar un segundo referéndum sobre el Brexit, pero con las semanas su postura se hizo aún más radical y prometen que directamente revocarán esa salida si ganan, porque su “prioridad número uno es parar esta catástrofe”. Apoyaron el adelanto electoral siempre que hubiera antes una prórroga de Bruselas (la hay, hasta el 31 de enero, cuando debió romperse la bajara el 31 de octubre), porque así el asunto sigue vivo y lo pueden usar como promesa electoral. Les ha salido bien.
Las encuestas no son malas para esta tercera vía: le dan entre un 15 y un 23% de intención de voto a los liberales, por detrás del 28-29% de los laboristas y de más del 40% que lograrían los conservadores. Eso supondría hacerse fuerte en las clases urbanas, entre los más jóvenes y con formación, duplicar su presencia de hoy en los Comunes, pero no llegar al 10 de Downing Street. ¿Puede entonces ser la llave de Gobierno? “Las puertas están abiertas a derecha e izquierda”, dice Swinson, pero también, contundente, que no quiere hacer primer ministro ni a Johnson ni a Corbyn, porque “ninguno está capacitado” para ello.
Este partido centrista ha descartado así cualquier coalición formal y ha manifestado que no votaría a favor de la investidura de Corbyn o Johnson como primer ministro. Decidiría, tema por tema, qué políticas apoyar en el caso de que se formarse un Gobierno minoritario. Johnson necesita de una mayoría absoluta para hacer realidad el Acuerdo de Salida y, desde luego, los naranja dirán no a cualquier acuerdo para sacar al país de los Veintiocho.
No obstante, es probable que apoyen a un Gobierno laborista en minoría, ya que el partido de centroizquierda prometió celebrar un segundo referéndum sobre la salida de la UE. El Partido Laborista ha dicho que quiere negociar un nuevo acuerdo de salida con Bruselas y luego pedir a los votantes en un nuevo referéndum que lo aprueben o que opten por permanecer en la UE. Algo en lo que coinciden, al menos.
Un discurso fresco
Swinson sabe que sin la baza del Brexit su partido se desinfla, porque ahí es donde su argumentario es claro y definido. En otras cuestiones domésticas la tensión laboristas-conservadores es demasiado fuerte aún y se ven arrollados. Pero intenta, al menos, incorporar al debate otras contrafuerzas en las que marca la diferencia. En su crítica a Johnson, además de la “calamitosa” salida de la UE, desprecia sus mentiras constantes, sus promesas incumplidas y su actitud hacia las mujeres. En la de Corbyb, añade que no está preparado para mandar, que no tiene las cosas claras y que quiere llevar al país a una economía de los 70.
Frente a eso, ella se expone como una persona “franca” que no ha mentido ni lo hará, que sí sabe lo que quiere y que hace promesas, eso tan poco común en la política actual. “En estas elecciones, los ciudadanos merecen algo mejor que elegir entre dos viejos y cansados partidos”, remarca. “Los votantes premiarán nuestra claridad: queremos quedarnos”, insiste la dirigente.
Importante el hecho de que sea la única mujer en este trío. “Johnson va a descubrir que ser mujer no es ninguna debilidad”, ha dicho varias veces, esta señora que se metió a los ciudadanos en el bolsillo llevándose a su bebé a las sesiones parlamentarias. Swinson es autora, además, de un libro titulado Igualdad, y cómo puedes hacer que ocurra.
Paul Waugh, analista político del HuffPost UK, explica que uno de los grandes valores de esta nueva política es que está convencida de que puede “comprometerse”, algo gastado en quienes llevan demasiado en la vida pública. También destaca que en estos meses su ilusión no decrece, incluso cuando los sondeos recolocan a su formación y le hacen ver que el sorpasso al laborismo es casi imposible, y que va “a por todas” en cuanto al Brexit y eso la hace verse como “muy de verdad”.
El riesgo es que su empuje, dice, acabe por dividir al laborismo en zonas clave para la elección de diputados y eso acabe beneficiando a Johnson, una mayor fragmentación que hace perder fuerza al centro-izquierda. Pero también puede ser que arrasen en el granero del voto trabajador, que está muy cansado de idas y vueltas de Corbyn, y acaben dándole la confianza a ella.
Si no consigue una gran subida ahora, añade, puede que se le pase el tiempo, si el Brexit, su arma, se acaba aplicando y si el laborismo se ve abocado a renovarse (posiblemente con una mujer joven como ella). Pero si la cosa va mal, no hay mayoría el mes que viene y hay que repetir elecciones en 2020... entonces... “puede hacerse muy fuerte”.
De momento, hay que ver cómo sale de la prueba de fuego del 12-D.