¿Necesitamos un responsable de felicidad en el trabajo?
La empresa saludable: ¿Una misión imposible?
Por Alejandro Amillano Solano, profesor de Psicología, Universidad de Deusto:
Algunas organizaciones contratan profesionales con la misión de cuidar de la felicidad de las personas en el trabajo. Sin embargo, este fin no es más que una utopía para muchas otras. ¿Podemos ser felices en el trabajo? La investigación científica de las últimas décadas sugiere algunas respuestas.
No es común analizar la felicidad en el trabajo. Al menos, no de forma directa. El motivo de ello es que no resulta lo suficientemente tangible. La salud, en cambio, lo es. Y ofrece una base empírica consistente. Así, este “estado de completo bienestar físico, mental y social” que define a la salud es la mejor medida de eso que llamamos “felicidad en el contexto de las organizaciones”.
A partir de las investigaciones más recientes, se extraen diversas conclusiones. Por un lado, la prevención de riesgos se consolida como base del empleo saludable. Por otro, se reconoce el potencial del trabajo como fuente de bienestar y promoción de la salud. Aunque la mayoría de las organizaciones no aprovechan esta ventaja, y son muchas las que ni siquiera previenen adecuadamente los riesgos asociados al estrés por el trabajo.
Mientras que más de la mitad de las personas jóvenes (Mileniales y Generación Z) han abandonado su empleo por razones de salud mental, los datos muestran que, pese a abanderar las iniciativas más mediáticas, el idealizado contexto de Silicon Valley no es una excepción ante el pandémico problema del estrés laboral.
El work-engagement es un estado psicológico positivo, caracterizado por un alto nivel de motivación intrínseca en el trabajo. Actualmente, es el indicador clave en muchos de los estudios e intervenciones desarrolladas.
Esta medida moderna de la satisfacción laboral parece predecir adecuadamente el bienestar de las personas en el trabajo, según la evidencia acumulada en la literatura científica. No obstante, la satisfacción con la vida depende del equilibrio entre diferentes dimensiones que la alimentan a lo largo del ciclo vital.
Por ello, no parece recomendable maximizar la satisfacción laboral. No sin límites. No como fin en sí mismo. En último término, la salud laboral no existe. La salud en el trabajo es una parte indivisible del bienestar de las personas. Es solo un ingrediente más.
Por ello, la investigación se interesa por un posible lado oscuro del engagement. Pero no existe tal oscuridad si no lo consideramos de forma aislada.
El bienestar en el trabajo es una parte del sistema que mantiene la satisfacción con la vida. Un componente de un todo, que es necesario en su justa medida. Una medida interdependiente.
No obstante, el peligro de caer en la trampa del pensamiento analítico es grande.
En su juventud, la persona puede encontrar en el trabajo una fuente embriagadora de bienestar. Descubre una nueva oportunidad para satisfacer necesidades esenciales de reconocimiento o autorrealización, pero no conviene abrazarlas sin reservas.
El motivo es que se pueden distinguir dos dimensiones del bienestar: una asociada al hecho de sentirse bien, y otra asociada a la búsqueda del sentido o significado de la vida.
No es recomendable desatender esta segunda faceta, que supone pensar la vida como un proceso, como un ciclo marcado por el cambio. Esto implica cierta prudencia y moderación. Debemos mantener el equilibrio. Sabemos que no es bueno poner todos los huevos en el mismo cesto.
De otro modo, nuestra satisfacción puede tener los días contados. Podemos incluso sentir que caímos en una trampa. Parece que trabajar demasiado es la primera causa de arrepentimiento al final de la vida.
Afortunadamente, hay datos más optimistas. Y la posibilidad para conciliar el trabajo con otras facetas de la vida es un factor cada vez más valorado. Quizás pronto dejemos de tropezar con la misma piedra.
Es necesario concretar a qué nos referimos cuando buscamos la felicidad. La psicología y la medicina prefieren hablar de salud.
Las denominadas organizaciones saludables, junto a la psicología organizacional positiva, han impulsado un desarrollo importante de los medios de trabajo.
Así, una creciente cantidad de recursos están preparados para su aplicación en todo tipo de organizaciones. La eficacia de estos recursos está basada en la evidencia.
De este modo, el bienestar psicológico y la salud mental han adquirido el estatus de necesidad urgente.
Por ello, se inician proyectos como EMPOWER y H-WORK, se desarrollan campañas como My Whole Self y personas trabajadoras están siendo formadas en primeros auxilios para la salud mental.
Algunos recursos destacan entre los demás. Prestar atención al significado del trabajo es esencial en un modelo completo de promoción del bienestar. Para ello, la construcción del trabajo o job crafting es una herramienta eficaz. Esta técnica supone ajustar la dinámica de trabajo a las particularidades de cada empleado.
También es necesario promover el desarrollo de fortalezas personales. Este objetivo implica, a su vez, revisar el liderazgo.
Lo paradójico de las utopías es que nos hacen crecer porque no se realizan. Su valor depende de la vigencia que les demos. Queda demasiado por explorar aún en el ámbito de la salud laboral.
Los estudios muestran que solo las organizaciones que se esfuerzan de forma sistemática por cuidar del bienestar y la salud de las personas como un fin en sí mismo consiguen seguir navegando con buen rumbo y responder parcialmente la pregunta sobre la felicidad que se plantea en este texto.
En suma, la empresa saludable no parece ninguna misión imposible. En todo caso, es una misión a largo plazo. Y así, presenta grandes oportunidades en el camino.
Cada vez son más las personas y las organizaciones que navegan hacia ese horizonte. Es más frecuente también encontrar empresas que designen un puesto o cargo de Responsable de Felicidad. Pero hay algo inquietante en ello: una organización saludable no se construye responsabilizando de ello a una sola persona.
La felicidad se construye cuando cada una de las personas que integran la empresa se responsabiliza. Y así, cada una cuida la salud de las otras, del mismo modo que otras cuidan de la de ella. Algo así como el romántico un pour tous, et tous pour un de Alejandro Dumas. Porque la felicidad o la salud en el trabajo son siempre compartidas. Y si no se comparten es porque en realidad no existen.