Sánchez y la tormenta perfecta: Moncloa confía en calmar la situación con las medidas del 29 y el acuerdo de la UE
Al presidente le crecen los frentes, pero cree en la salud de la coalición y que convencerá a los socios de investidura para su ambicioso paquete después de la dura negociación en Bruselas.
Están siendo unos días muy complicados en La Moncloa. Una tormenta perfecta. La guerra de Ucrania está mostrando sus consecuencias más duras en la economía española, en forma de subida de los precios. Esto ha derivado en una tensión social evidenciada especialmente en los transportes y con críticas a derecha e izquierda por esperar hasta el Consejo de Ministros del día 29 para tomar medidas.
El tablero político, económico y social está muy movido. Mucho más que durante la pandemia. Y es que se han trastocado todos los planes de un año llamado a la recuperación económica con la lluvia de millones de la Unión Europea. La invasión rusa de Ucrania ha impactado ya en los hogares españoles en forma de economía de guerra, con precios inasumibles para encender la luz y la calefacción. A lo que se ha unido la huelga de transportes que ha llevado a problemas con algunos productos en los supermercados y a evidenciar las debilidades en sectores como el primario.
Todo esto acompañado por el giro histórico y sorpresivo del Gobierno respecto al Sáhara Occidental, que pilló a todo el mundo con el pie cambiado y que ha resquebrajado mucho la confianza dentro de los socios de la coalición y con los partidos que sostienen desde el Parlamento al Gobierno.
El presidente lo había fiado todo al crucial Consejo Europeo del jueves y del viernes, pero es consciente de que la sociedad reclama medidas urgentes. Estas se terminarán de decidir y perfilar durante este fin de semana, con llamadas entre todos los ministerios y entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. Porque dentro de los socios hay diferencias, especialmente en materia tributaria.
Sánchez tuvo momentos de máxima tensión en la reunión del viernes, llegó a pararla y pedir recesos ante la posición obstruccionista de Alemania (con cuyo canciller, Olaf Scholz, había mostrado mucha sintonía desde su llegada al poder). Pero, finalmente, peleó y logró la ‘excepción ibérica’, que permitirá a España y Portugal poner topes temporales a los precios del gas y cuyos efectos se podrían notar ya en la factura del próximo mes.
En La Moncloa, según fuentes gubernamentales, se respiró al final del día, con esta conclusión: “Una gran victoria. Dura, trabajada y justa”.
Oficialmente el martes el Consejo de Ministros dará luz verde a este “ambicioso” plan de respuesta a las consecuencias de la guerra, como lo definen varias fuentes gubernamentales. El Ejecutivo es consciente de las dificultades en los hogares españoles y ha prometido que se bajará el precio de la luz, el gas y la gasolina. Y espera lograr un “amplio” consenso una vez el decreto llegue a las Cortes Generales.
Especial preocupación surgió a principios de semana al ver que la huelga de transportes iba a más. La madrugada del viernes se llegaba a un acuerdo con los representantes principales del sector, pero el principal quebradero de cabeza ha sido la plataforma minoritaria que ha conseguido capitalizar, a lo “chalecos amarillos” franceses, las protestas en la calle. El presidente dio la orden a Nadia Calviño, Raquel Sánchez y María Jesús Montero de que había que lograr un acuerdo con la Mesa del Transporte, que se materializará en bajadas de 20 céntimos por litro de gasoleo, ayudas directas por cada camión y el cambio en la ley para emular el modelo de cadena alimentaria. Los minoritarios mantienen las protestas, a pesar de que el acuerdo vacía ya de muchos motivos esas. marchas.
Consciente de la presión social, el presidente Sánchez previsiblemente avanzará alguna de las medidas ya el lunes en una conferencia que protagonizará en Madrid por la mañana.
Desde Moncloa, señalan fuentes gubernamentales, se recuerda que ya se ha desconvocado la huelga del transporte de viajeros y taxi del domingo. Sobre los transportistas, se remarca que parece más un problema de una plataforma que no se siente representada, pero que el resto del sector ha dado su visto bueno a un plan, que supondrá un monto de unos mil millones de euros. “Todo está encauzado, va a ir bien”, vaticinan en el núcleo duro de Presidencia.
Sobre los problemas dentro del Gobierno entre los socios, en el entorno de Sánchez señalan que las coaliciones son así y que en España falta cierta costumbre para dimensionar lo que son discrepancias habituales. Con este mensaje rotundo: “La coalición está fuerte”.
Los roces se han acumulado y han subido la tensión últimamente. Ucrania ha sido un foco de discrepancias, con un enfado mayúsculo en la parte socialista y en el presidente del Gobierno cuando escucharon que Ione Belarra, líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales, decía que el PSOE era un partido “de la guerra”. Pero ahora los indignados están en lado de UP por el tema del Sáhara, además de por no lograr por el momento sus medidas más ambiciosas como un impuesto a las eléctricas. A pesar de eso, en Unidas Podemos descartan romper el Ejecutivo (incluso algunos dentro del partido creen que el PSOE quiere que sean ellos los que se marchen). A todo esto, Yolanda Díaz tenía previsto iniciar ya su “proceso de escucha” de cara a su futura plataforma, pero ha decidido retrasarlo ante la situación que se está viviendo.
Otro de los flancos abiertos es con los socios de investidura, que se quejan tanto por el Sáhara como por la lentitud en las medidas. Además, desde la izquierda advierten de las tentaciones del Gobierno por intentar sacar el paquete junto a la derecha y el papel futuro del PP una vez desembarque en Génova el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Uno de los puntos calientes de la semana que viene será también la comparecencia de Sánchez ante el Congreso para hablar sobre la relación con Marruecos y ha prometido que se hará “largo y tendido”. En Moncloa reconocen que esta cuestión tardará más en disiparse, pero confían en las explicaciones.
La sensación que se ha instalado entre los socios de investidura es que la legislatura está en un momento clave y advierten a los socialistas de que tienen que cuidarlos o se quedaran sólo. Por el momento, ya se están preparando varias iniciativas que parten de grupos como ERC, Bildu y el PNV que quieren forzar al Gobierno a retratarse y que pedirán en el Congreso reconocer el derecho a un referéndum de autodeterminación del pueblo saharaui.
Lo que sí todo el mundo tiene claro es que ningún presidente ha tenido que gestionar situaciones tan difíciles como Pedro Sánchez en tan poco tiempo.