Así se ha vivido la moción en los chats de la ultraderecha: "Qué tiro le pegaba en la frente"
Decenas de insultos trufados con amenazas de muerte y desprecio hacia inmigrantes, mujeres y todo el que no sea de Vox.
“Buenos días Camaradas, que tengáis un feliz día. ¡Arriba España! ¡Viva Franco! ¡Viva José Antonio! ¡Y Viva Cristo Rey!”. “Buenos días, españoles de bien”. “¡Viva nuestro país y viva Vox!”.
Los canales de Telegram ocupados por ultraderechistas han sido un absoluto escaparate para montar un diccionario de insultos, recopilar amenazas personales y globales. A medida que avanzaban las jornadas de la moción de censura, las redes ultras se iban contaminando del acalorado tono de Vox en el Congreso. Las críticas y amenazas no se dirigen sólo al “vomitivo, repugnante y criminal” Gobierno de Pedro Sánchez, sino también contra todo el que no apoye a su líder, Santiago Abascal, como PP o Ciudadanos, de los que se preguntaban si “defenderán a su amo de los comentarios de Vox”.
Estos grupos se nutren de noticias falsas de webs no verificadas y de mensajes machistas, xenófobos y ultraconservadores. Reproducen el discurso del partido de Abascal y los insultos del locutor de radio Federico Jiménez Losantos. Pero multiplicado por mil y con la seguridad que confiere el anonimato de las redes. En uno de los chats a los que ha accedido El HuffPost participan casi 3.000 personas e incluso uno de ellos ha pedido el día libre para ver la moción. Por suerte le negaron la petición en su empresa. Otro rompía el hielo cuando comenzó a hablar Ignacio Garriga: “Ojalá digan esa frase de Millán Astray de ‘abajo la cultura y viva la muerte’ o la de ‘contra ETA, metralletas’, sería mi ídolo”. A partir de ahí, comienzan a jalear a Vox todo lo que no ha sido jaleado en la cámara.
Contra Sánchez ‘El Sepulturero’ e Iglesias ‘El Chepas’
No importa si es mañana, tarde o noche, hay dos protagonistas por encima del resto: Sánchez e Iglesias, pero se intensifica cuando Sánchez sube al estrado. Uno se siente indignado porque que “el sepulturero mire el móvil cuando le atacan” porque eso “es de cobarde, hay que mirar a los ojos”. Casi al mismo tiempo, una mujer le contesta que qué se esperaba “de un hijo de puta”. “Sepulturero”, “hijo de puta”, “enterrador”, “carnicero”, “mentiroso”, “apestoso”... Presenciar uno de estos chats es la mejor escuela para conocer los insultos que recoge la lengua castellana.
Cuando llega la hora de la intervención de Sánchez, en el grupo se comenta su posición sobre la migración: “Dice que tenemos que respetar todas las religiones, pero yo no tengo por qué respetar una que no sea la mía. Sobre todo la de los putos moros”. Este discurso racista se sucede a lo largo de los dos días de moción: “Son los negros los que enferman a la nación, son necios porque vienen de la selva. Esto va a parecer la nación de los simios y los putos moros”. De hecho, en el grupo han creado un bot que se encarga de que no entre nadie que tenga caracteres en árabe en su nick.
No corre mejor suerte el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, “el chepas”, “el moños” (‘el coletas’ ya está pasado de moda), “la putita de prisión”... Son varios los que alegan que Iglesias debería estar entre rejas: “Esta basura no tiene otra salida y por eso andan desquiciados”. Una mujer contesta que mejor no, “puestos a pedir, que lo dejen inválido”. Llaman a Podemos “Los Putemos” y les califican de “ratas podridas”.
Alguien interrumpe la sarta de insultos para echar en cara a los participantes que no estén en la puerta del Congreso de los diputados: “Estamos aquí y parecemos cuatro locos, la cosa es tomar la calle, señores. Me duele España. Nací amando España y hoy agoniza”.
Los “perros sarnosos” del PP
En el grupo de Telegram todos reciben excepto uno:“Sólo tenemos un líder, que es Abascal, no le demos la espalda”. Pese a que pudiera parecer lo contrario, no son Pablo Iglesias y Pedro Sánchez los que reciben las bofetadas más fuertes. La mayor parte de los golpes los recibe el Partido Popular y Pablo Casado, la “derechita cobarde”. Creen que “Vox se comerá al PP” tras la moción porque la gente “está viendo quién está con España”.
Arremeten contra los populares que han sido más duros con la moción de Vox, como el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida: “Malditos perros sarnosos, ojalá se mueran, son unos traidores”. A Casado, le califican de “pedazo de mierda”, “subnormal”, “comemierda”... Hay quien incluso se ofende con el discurso del líder popular en el Congreso: “Cómo se atreve a decir en su discurso las palabras “vacuna” y “virus”, con toda la gente que ha fallecido”.
El machismo más puro
Con la intervención de la líder de Ciudanos, Inés Arrimadas, llega la multitud de comentarios machistas sobre las mujeres que pasan por la tribuna. Son comentarios tanto de hombres como de mujeres. Algunos se declaran antiguos votantes de los naranjas y se sienten “decepcionados”. Sobre la líder de los naranjas dicen que “está casada con un separatista”, “es una cerda esta tiparraca”, “se está entrenando para su nuevo trabajo de payasa”, “enana”, “deforme”, “puta”, “zorra”, “falsa”...
Que Irene Montero y el resto de mujeres de Podemos también han sido criticadas se da por descontado. Pero en el grupo aportan una novedad: no hay que llamarlas “feminazis”, sino “femicomunistas”. “A ver si empezamos a llamarlas por su ideología”, decía un usuario. Sobre la ministra de Igualdad, a la que llaman “la cajera”, una mujer ha dicho -entre las risas del resto- que le recordaba al personaje de La que se avecina Estela Reynolds, “que conseguía todo poniéndose de rodillas”.
“Le metía un tiro”
Los ataques han ido dirigidos a todos los grupos que no estaban en la bancada de las mascarillas verdes con la bandera de España. “No hay más que putas y maricones en el Congreso”, dice alguien. “Es una vergüenza que den reconocimiento a los sanitarios cuando desatienden y aplican eutanasia sin comunicarlo a los familiares”, se quejan en una cadena de difusión. “El pueblo tiene que tomar el poder y echar a los políticos por la fuerza”, anima otro.
Empiezan a hablar los grupos minoritarios de la cámara. A José María Mazón, del Partido Regional Cántabro (PRC), le llaman “calvo asqueroso”: “Pégate un tiro, anda”.
Cuando sale Mertxe Azpurua (EH Bildu) piden poner “una muralla en las vascongadas”. “Los asesinaría”, dice otro usuario. “Los vascos son analfabetos hasta decir basta, sólo entienden de cerdos, burros y gallinas”, comenta una mujer.
Y después interviene Laura Borràs (JxCat), “la puta independentista”, “qué hostia la daba”, “otra piojosa”, “yo la metía un tiro”. Palabras parecidas para Gabriel Rufián, al que llaman “cerdo asqueroso”: “Me cago en todos sus muertos, que se meta sus palabras por el ojete”. ”¿No habrá un francotirador por ahí?”, pregunta alguien, “qué tiro le pegaba en toda la frente”. El tono se sigue elevando: “Si me los ponen delante los tumbo uno por uno a palazos”. El de ERC es objeto de insultos casi cada vez que las cámaras le enfocan. “Drogata”, “borracho”, “mujeriego”, “caraculo”, “sifilítico”, “criminal”...
Alguien llega para calmar los nervios: “Grupo, os invito para descargar esta mala hostia a quemar la casa de algún político, seguro que nos sube la adrenalina”.
“Cuando no habla Abascal, apago la tele”
A pesar de parecer muy interesados en las dos jornadas de debate, algunos de los integrantes del grupo animan a otros a apagar la televisión en cuanto deje de hablar Abascal. También hacen un llamamiento a dejar de seguir en todas las redes a cualquier partido que no sea Vox: “A los demás ya les pueden dar por culo”.
48 horas después, una vez que se consuma el fracaso de la moción de censura, el chat no pierde fuerza. Siguen los insultos, las descalificaciones e incluso las propuestas que en muchos de los casos conllevarían delito de prisión. Pulsar el botón “salir del grupo” nunca ha sido más reconfortante.