Menos de dos años de cárcel por raptar a su exnovia y obligarla a mantener relaciones sexuales
La Fiscalía de Vitoria había pedido 11 años por un delito de agresión sexual, coacciones y maltrato.
La polémica sentencia contra los cinco miembros de La Manada por abusos sexuales a una chica de 18 años y no por agresión (violación), ha generado una nueva sensibilidad social ante lo que la justicia dictamina en casos similares, en los que la mujer es sometida. Por eso está indignando en las redes un nuevo fallo, dictado ayer en Vitoria (Álava) y desvelado por el diario El Correo, por el que un hombre se librará de ir a prisión pese a que la Fiscalía le pedía 11 años por un delito de agresión sexual, otro de coacciones y otro de maltrato. Su pena, pese a esas acusaciones, es inferior a dos años.
Según indica el rotativo, la defensa del acusado alcanzó un acuerdo con la Fiscalía alavesa, "un pacto que permitirá que el imputado salde su pena acudiendo a cursos sobre igualdad, abonando una cuantía de 1.000 euros a la víctima y dedicando 40 días a trabajos en beneficio de la comunidad. También asume una condena de un año y ocho meses de cárcel pero, al carecer de antecedentes, no entrará en prisión", explica la información.
Los hechos
La Fiscalía entendía que en el caso visto para sentencia ayer estaba ante tres delitos de agresión sexual, detención ilegal y maltrato. En su escrito de acusación, explicaba que, en marzo de 2015, el hombre se trasladó a Vitoria desde Sestao (Vizcaya), que era donde vivía, acudió a ver a su expareja y le pidió por eñl telefonillo del portal que bajase a la calle. La víctima lo hizo, aún en pijama, "para evitar problemas con los vecinos", indica el texto desvelado por el diario. En ese momento, el acusado "la introdujo" en su coche –aunque en el acuerdo se matiza que ella entró por voluntad propia– y la llevó de vuelta a Sestao. Una vez en la vivienda, la mujer se negó a mantener relaciones sexuales, pero él la empujó y propinó un fuerte golpe en la cabeza para a continuación mantenerlas "a pesar de haberse negado ella en varias ocasiones". La mujer estuvo unas 20 horas retenida en el apartamento, hasta que el acusado accedió a llevarla de vuelta a Vitoria, y presentó hematomas y heridas cuando fue examinada por los expertos.
La defensa del agresor dio por buena una condena de un año de prisión por agresión, ocho meses por coacciones y 40 días de trabajos para la comunidad por la acusación de maltrato. "No pisará la cárcel porque se acordó suspender sus penas privativas de libertad durante un plazo de cuatro años", señala la información.
El juez entiende, por su parte, que "no se considera necesario su ingreso en prisión para evitar que vuelva a cometer estos delitos" y la Fiscalía se refirió a su compromiso previo de pagar a la víctima –llevó 300 euros consigo al juicio– y a la ausencia de antecedentes penales. Condicionó la suspensión de las penas de cárcel a que complete cursos en materia de igualdad y violencia de género, sin embargo.
Contexto preocupante
La noticia se conoce, abunda, en un contexto preocupante, ya que las estadísticas oficiales sostienen que las agresiones sexuales aumentaron un 21,8% en el País Vasco en el último año, pero no estamos ante un caso aislado.
Esta misma semana, también en Vitoria, un hombre ha sido condenado a tres años por abusos ejecutados sobre ocho mujeres diferentes. Si en el caso de los Sanfermines de 2016 la Fiscalía pedía 22 años de pena para cada uno de los cinco miembros de La Manada, en este caso el fiscal reclamaba 17. Seis de los ocho delitos de tocamientos que se le atribuían se saldaron con multas y sólo se acordaron penas de cárcel para los dos más graves. El condenado preguntaba a las víctimas por una dirección en la capital alavesa y, cuando iban a ayudarle, las tocaba y restregaba sus genitales contra ellas.
El pasado 14 de mayo, además, un hombre de 57 años ingresó en prisión por agredir sexualmente a una vecina suya en el rellano de la escalera del edificio en el que ambos residen en Vitoria. Los hechos tuvieron lugar la tarde del viernes pasado, en un inmueble situado en el barrio de Sansomendi.
La víctima estaba esperando al ascensor en el descansillo de su vivienda cuando fue abordada por un vecino que vive en el mismo bloque. El acusado la empujó contra la pared agarrándola del cuello y, usando la violencia, le hizo tocamientos de naturaleza sexual, según relata el Departamento de Seguridad. Los gritos de la mujer alertaron a sus familiares, uno de los cuales intervino para auxiliar a la víctima y evitar que continuara la agresión.