May advierte: los ciudadanos de la UE que lleguen al Reino Unido tras el Brexit pueden perder derechos
Bruselas dice que los derechos de los ciudadanos durante la transición "no son negociables".
Theresa May ha abonado el terreno para un nuevo enfrentamiento con Bruselas a cuenta del Brexit. La primera ministra británica ha avisado de que los ciudadanos comunitarios que lleguen al Reino Unido tras su salida de la unión en marzo de 2019 podrían perder algunos derechos. La UE, por su parte, exige que el status quo se mantenga durante un periodo de transición hasta el fin de 2020.
"La gente que vino cuando el Reino Unido era miembro de la UE había establecido ciertas expectativas", ha explicado May este jueves a los medios durante su viaje a China en el marco de una visita oficial de tres días al país. "Tengo claro de que hay una diferencia entre esas personas y las que vendrán después sabiendo que el Reino Unido ya no es miembro de la UE", ha señalado la primera ministra.
Guy Verhofstadt, el coordinador para el Brexit del Parlamento Europeo, ha explicado a The Guardian que "los derechos de los ciudadanos durante la transición no son negociables". "No aceptaremos que haya dos modelos de derechos para los ciudadanos de la UE. Para que la transición funcione, es necesario que continúe la legislación existente, sin excepciones".
TRANSICIÓN EN VILO
La UE ha ofrecido a Londres una transición hasta el final del 2020. Bruselas quiere que los tres millones de ciudadanos comunitarios gocen de todos sus derechos durante todo ese periodo, incluyendo la libre circulación. Pero la sugerencia que hoy ha hecho May abre la puerta a que los ciudadanos europeos que lleguen al Reino Unido tras marzo del año que viene sean tratados de forma diferente, aunque no haya precisado qué derechos concretos perderían.
La inmigración fue una de las claves por las que los británicos votaron en 2016 a favor de abandonar la Unión Europea, según recuerda Reuters. El Reino Unido recibía un gran flujo de ciudadanos europeos, especialmente de países más pobres de Europa del Este.
Esta pretensión de rebajar los derechos a los ciudadanos europeos es un nuevo obstáculo que Londres y Bruselas deberán resolver para alcanzar un complicado acuerdo de transición, que dará tiempo a ambos bloques para prepararse de cara al impacto que puede provocar el fin de una unión que ha durado 46 años.