Más de 300 muertos y 200.000 desplazados: el horror del nuevo asedio de Siria y Rusia sobre Idlib
Se supone que la zona está protegida por un alto el fuego, pero Asad dice que es necesario responder a "agresiones" de "terroristas" rebeldes atrincherados.
Ocho años largos lleva ya Siria en guerra. Una contienda que muta, con silencios y olvidos del sufrimiento de los civiles las más de las veces, pero también con picos de dolor que de pronto conmueven al mundo. Ahora presenciamos uno de ellos: la nueva ofensiva terrible sobre la provincia de Idlib por parte de fuerzas sirias y rusas, que desde el pasado 30 de abril ha dejado ya al menos 301 muertos y más de 200.000 desplazados. Son datos del Observatorio Sirio por los Derechos Humanos (OSDH) y Naciones Unidas.
El enviado de la ONU para Siria, Geir Pedersen, ha demandado con firmeza el fin de los combates en la zona y ha insistido en que la lucha contra los grupos terroristas en esa zona debe ser “proporcional”. “Demasiadas personas han sido asesinadas ya y tenemos que ver un fin de la lucha”, dijo Pedersen la pasada madrugada a la prensa, tras reunirse a puerta cerrada con el Consejo de Seguridad.
El máximo órgano de decisión de Naciones Unidas analizó durante más de dos horas la guerra en Siria, marcada por la situación en Idlib, el último bastión rebelde, donde en las últimas semanas se han intensificado los ataques del Gobierno de Damasco y sus aliados.
Sobre el papel, la zona está cubierta por un acuerdo de alto el fuego negociado el pasado septiembre entre Rusia (aliado de Damasco) y Turquía (valedora de la oposición).
Sin embargo, las tropas de Bashar al Asad y la aviación rusa han llevado a cabo repetidos ataques en los últimos días, según defienden, en respuesta a agresiones de grupos terroristas lanzadas desde Idlib, donde la principal fuerza es actualmente Tahrir al Sham (una antigua filial de Al Qaeda).
“Sí, efectivamente hay un grupo terrorista que domina la mayor parte de Idlib, Tahrir al Sham, pero en el Consejo hay un amplio acuerdo de que, aunque es legítimo combatir a los terroristas, tiene que hacerse con respeto de la ley internacional humanitaria”, dijo Pedersen.
En ese sentido, consideró que “obviamente lo que está ocurriendo no es proporcional”, dado el alto número de bajas civiles, que según la ONU ascienden al menos a 160 en el último mes, y los repetidos ataques a instalaciones sanitarias.
El viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Vershinin, insistió por su parte en que su país está comprometido a cumplir con los acuerdos sellados el año pasado con Turquía para el alto el fuego en Idlib. “Al mismo tiempo, nuestra obligación (...) es combatir a los terroristas”, señaló a los periodistas Vershinin, que representó a Moscú en la reunión. Según insistió, las fuerzas rusas únicamente han “contraatacado” ante los ataques lanzados por Tahrir al Sham contra civiles, tropas sirias y una base militar de Rusia.
Estados Unidos también exigió un alto el fuego inmediato y denunció que se está poniendo en peligro a más de tres millones de civiles que viven en la zona. El enviado especial de EEUU para Siria, James Jeffrey, aseguró que su país va a usar presión diplomática y económica para mantener a Damasco a raya.
Mientras, señaló que su Gobierno continúa los contactos con el Kremlin tras el reciente viaje del secretario de Estado, Mike Pompeo, a Rusia y cree que Moscú no quiere ver una gran ofensiva contra Idlib. Según Jeffrey, EEUU considera que Rusia tiene un “sincero interés” en encontrar una solución definitiva a la guerra siria, por lo que los dos países van a seguir discutiendo.
Para que el proceso avance, avisó, deben verse pasos por parte del Gobierno de Al Asad como un alto el fuego en Idlib y la convocatoria de un comité constitucional con representantes del régimen y de la oposición.
Ese órgano, que la ONU lleva mucho tiempo tratando de impulsar para permitir una salida negociada al conflicto, permanece bloqueado por diferencias sobre su composición.
Pedersen, que es el principal responsable de mediar en ese ámbito, sostiene que el comité podría ponerse en marcha pronto y que solo falta algo de “voluntad política” para que ello ocurra.